Martes 23 de abril | Mar del Plata
15/02/2015

“Argentina padece enfermedades y debería tener un gran médico”

Daniel López Rosetti analizó junto a QUÉ el trasfondo de “Historia clínica II”, libro en el que aborda la historia médica de figuras como Belgrano, Sarmiento y Freud. Habló del país como un paciente con “trastornos de orden conductual”.

“Argentina padece enfermedades y debería tener un gran médico”
(Fotos: Lucho Gargiulo)

Daniel López Rosetti está seguro de que si lo transportaran en el tiempo dos siglos atrás, sabría cómo tratar a Sarmiento o bien a San Martín. Aunque también reconoce que si pudiera elegir, optaría por ser el médico de Belgrano, por su rol social y por ser el paciente más complejo de todos los personajes que el doctor abordó en “Historia Clínica II“, la segunda parte del éxito editorial que se convirtió en un ciclo televisivo que compartió junto a Felipe Pigna, autor de los prólogos de los dos libros del profesional de la salud que, para saldar una deuda consigno mismo, incursionó en la escritura y la publicación de textos.

Freud, Tita Merello, Beethoven, Tutankamón, Da Vinci y Darwin son junto a los mencionados próceres argentinos, otros de los personajes que López Rosetti desarrolla en este trabajo de investigación entremezclando a la historia con la medicina.

En este mismo viaje al pasado, el doctor plantea que el estrés -su especialidad- que pudo haber sufrido Belgrano en aquel entonces, es igual al que podría padecer hoy, por ejemplo, un taxista o una persona que no encuentra trabajo.

Invitado por la editorial Planeta para presentar “Historia Clínica II” en Mar del Plata, el médico y escritor habló en una entrevista con QUÉ de la salud de estas grandes personalidades de la humanidad, del estrés en los tiempos que corren y de la Argentina como un hipotético paciente enfermo con “trastornos de orden conductual”.

-¿Cuál fue el primer paso para pasar del consultorio a escribir y publicar libros?

-Los médicos somos en general poco cultos. Cuando se estudia medicina, ves anatomía, farmacología, fisiología, cirugía, obstetricia… es una carrera muy absorbente, que dura muchos años y después viene la residencia o concurrencia, algún posgrado, la especialidad y cuando uno se descuidó pasaron 15 años y uno no hizo nada más que medicina. Pero eso no quiere decir que aquellos que tengamos algún interés no tengamos una deuda, que de alguna forma estoy saldando y que me doy el gusto de mezclarla con medicina, que es lo que conozco. De ahí nace la intención de acercarme a estos personajes de la historia pero desde la medicina, lo que resultó sumamente satisfatorio. Por supuesto que es conjetural, pero yo tengo la noción de que puedo conocer hoy a un Belgrano diferente. Me imagino su carácter y que si me ponen en la máquina del tiempo y me presentan a Sarmiento, sé con quien me voy a encontrar y sé cómo tendría que tratarlo, porque construí una imagen a través de una historia clínica más profunda que la netamente cronológica de una historia.

-Está claro que este libro, al igual que la primera parte, demandó un fuerte trabajo de investigación ¿En cuánto contribuyó Felipe Pigna?

-Hablamos mucho con Felipe, que me hizo ambos prólogos. Las conversaciones con él han sido interesantísimas para agregarle a la historia un ángulo diferente. Me aportó datos y bibliografía, pero algo importante es que este no es un libro de medicina, sino que la medicina es un pretexto, un argumento y una artimania para llegar a estos personajes desde un lado diferente.

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-Todos los personajes que abordas cumplieron un rol social importante pero también dejás en claro que sufrieron bastante….

-Transversalmente todos fueron importantes, todos dejaron huella y todos sufrieron. A veces te hace pensar en si las personas que dejan huella deben necesariamente sufrir. Como si en el crisol del dolor se templara el espíritu.

-¿Cuál de todos los personajes que analistaste te hubiese gustado tener como paciente?

-Si pudiera elegir, hubiera elegido a Belgrano. Me hubiera gustado tratarlo, fundamentalmente por su rol social. Por su situación médica, es el paciente más complicado de todos los que están en el libro. Quien tuvo la mayor cantidad de patologías y sufrimientos fue Beethoven, pero a Belgrano me hubiese gustado acompañarlo.

-¿En qué medida creés que lo condicionó a Belgrano la sífilis que padecía?

-Tenía un diagnóstico de lo que en ese entonces se llamaba vicio sifilítico, que se diagnosticaba claramente. Fue diagnosticado en el Protomedicato del Río de la Plata y la sintomatología del paciente ingresa cuando él vuelve de Europa y es nombrado por Carlos IV como secretario del Consulado de Comercio. En los 24 años que le quedaron de vida sufrió las distintas manifestaciones de varias enfermedades, pero entre ellas la de la sífilis, que es la que en definitiva uno puede concluir que fue la que determinó la muerte de Belgrano, a través de complicaciones cardíacas.

-También sufría de hemorroides, al igual que San Martín…

-Sí, y entre ambos se escribían cartas para contar cómo tratarse las hemorroides. Y a caballo, que era todo un tema (se ríe). No es muy decoroso, pero era cierto. Eran muy amigos, se tenían un respeto mutuo importante. Belgrano tenía siete años más que San Martín y en esa época ser mayor que otro era muy respetable. San Martín lo respetaba enormemente y no hay que olvidar que Belgrano no era un militar, sino que se avino a militar, pero era licenciado en Derecho. Pero en las segundas invasiones inglesas tomó un trabuco y terminó siendo uno de los militares más importantes del país. Y una vez San Martín defendiéndolo de las acusaciones del Triunvirato, dijo: “No será Napoleón, pero es de lo mejor que tenemos en estas tierras“.

-Como especialista en el tema, ¿Qué tan diferente era el estrés que tenían Belgrano, Samiento o San Martín en su momento al que puede padecer hoy una persona común?

-Es el mismo. El estrés es una relación personal y unívoca, entre la carga y la resistencia. Entre la carga que uno sufre -que es externa de la mano de obligaciones sociales y laborales, pero también interna en lo emocional, lo psicológico y lo existencial-, y la capacidad de resistir. Cuando la resistencia de uno es menor que la carga, aparecen signos y síntomas, y eso se llama Síndrome del Estrés. Cuando eso aparece se condicionan enfermedades o se empeora el curso natural de otras enfermedades. Eso le puede pasar a alguien hoy en un taxi como seguramente le pasó a Belgrano entre la creación de la bandera y la batalla de Salta. Todo eso pasó nada más que en un año. Tuvo vómitos de sangre, debió tener gastritis erosiva por perder sangre por estrés, lo que se llama “úlceras de cushing“. Y seguramente si se le hubiera hecho un examen de sangre, que en esos tiempos no se hacía, en 1812 muy probablemente hubiera tenido anemia. Muchos de nosotros con la condición clínica que hubiera tenido Belgrano antes de los combates, hoy no hubiese ido a trabajar, y este hombre fue a combatir.

-Otro de los personjes que abordas es Tita Merello, e incluso afirmás que fue clave para curar el cancer en tu propia madre...

-Sí, y eso es fuerte. Yo recuerdo claramente cuando mi mamá se fue a la Alcec (Asociación Lucha contra el Cáncer) a hacerse el papanicolau. Mi mamá fue una de las mujeres que sobrevivió gracias a Tita Merelo. Y estoy seguro de que Tita Merello es mejor médico que yo, porque salvó muchas vidas.

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-¿Qué es lo que más estresa a una persona en la actualidad y qué pude hacer para salir de ese cuadro?

-Como el estrés es un fenómeno individual, cada uno tiene su propio estresor. Pero uno de los más grandes es no tener trabajo, porque el estrés es una reacción sobre todo frente a una amenaza, y la mayor amenaza hoy es no tener sustento. Uno afilia el estrés a una sobrecarga laboral, y no tengo dudas de eso, pero la falta de trabajo es una de las cosas que más estresa porque amenaza tu vida y tu dignidad.

¿Qué vinculación encontrás entre el estrés en el poder y otras enfermedades?

-Las personas poderosas generalmente tienen temperamentos exitosos. Eso es compatible con personas dinámicas, competitivas, agresivas, con tendencia al logro, en constante situación de alerta mental y física. Son personas que ven peligro en el entorno inmediato. Esa condición determina el aumento de determinadas patologías, sobre todo las cardiovasculares. Perón tuvo patología cardiovascular, Kirchner también… en general las personas competitivas y dinámicas tienen este tipo de patología.

-¿Si Argentina fuese tu paciente, como lo tratarías?

-Para empezar, sí sería un paciente. Creo que Argentina padece enfermedades y que tendría que tener un gran y excelente médico clínico, además de muchos especialistas. Es de tratamiento multidisciplinario.

-Y, ¿qué diagnóstico tendría?

-Sería complejo de reducir un diagnóstico global social extendido a lo que normalmente se acredita a una enfermedad individual de una persona. Pero seguramente pasa por trastornos de orden conductual.

-¿Tiene cura?

-Todo tiene cura. Y si no tiene cura, te la tenés que aguantar. El médico de Belgrano tenía razón cuando dijo: “Curar cuando se puede, aliviar a veces, acompañar siempre“.

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15/02/2015