Viernes 29 de marzo | Mar del Plata
26/02/2017

Canale y Wila, un túnel de letras a un pasado con épica permanente

En “Lujuria y poder” la periodista marplatense ficciona la pasión de Rosas y su hija Manuelita. La psicóanalista cruza el amor, la venganza y la traición en “El cuerpo prohibido”. Orgullosas, admiten estar “llenas de contradicciones”.

Canale y Wila, un túnel de letras a un pasado con épica permanente
(Fotos: QUÉ Digital)

Florencia Canale y Cynthia Wila entraron en un período de madurez en su escritura que las posiciona no solo como dos de las autoras con más libros vendidos de la actualidad, sino como las portavoces en los tiempos de Whatsapp y redes sociales de un pasado histórico, épico, de exilios, destierros, guerras y pasiones prohibidas donde la historia se ficciona cada vez con mayor confianza en su narrativa. Esa capacidad de fluir con una imaginación con los pies en los siglos pasados las transporta a ellas y a sus cientos de miles de lectores a tiempos heroicos en una revisión de la historia Argentina tan llena de contradicciones como la pluma de quienes la escriben.

“Lujuria y poder: la pasión de Juan Manuel de Rosas y su hija Manuelita” es el segundo libro de Canale en su trilogía sobre Rosas -“Sangre y deseo” fue el primero y ahora trabaja en el tercero- uno de los hombres más idolatrados y a la vez criticados de la historia argentina que se volvió mito tanto por su influencia política como por su condición de niño mimado devenido en un candidato codiciado por las más bellas jóvenes de la alta sociedad porteña. La periodista y escritora nacida en Mar del Plata -que confiesa estar “enamorada de Rosas”- le dio a Manuelita el protagonismo que la historia le negó, tal como lo logró en su libro anterior con Encarnación Ezcurra, el gran amor de Juan Manuel de Rosas.

-En este libro lleno de luces y sombras ¿qué sensación te quedó al terminarlo?

-No tuve esta vez ni una angustia ni una sensación de vacío porque ya estoy trabajando en el tercero. A mí me gusta sufrir y hacer sufrir, entonces el final del libro está cargado de confrontaciones y esa familia tuvo que exiliarse sin saber qué ocurriría con la angustia del destierro. Lo tengo a Rosas muy presente porque sigo escribiendo sobre él. Estoy muy enamorada de Rosas a pesar de que fue un hombre tan tremendo con las mujeres.

-En la entrevista que hicimos cuando publicaste “Sangre y deseo” decías que nunca te habrías animado a sacrificar tanto de tu vida como hizo Encarnación Ezcurra y que llegaste a admirarla. ¿Qué te pasó ahora con Manuelita?

-A las dos las hubiera abrazado mucho. Les hubiera dicho que no hace falta tanto. Una por la rabia, la belicosidad y tanta entrega a ese hombre, se expuso tanto que terminó muriendo por él. A Manuelita también la hubiera abrazado porque creo que era una chica más melancólica, con un gran ingrediente de sumisión, con esa madre y ese padre debe haber sido muy difícil. De alguna manera matar a los padres para tener una vida propia en el siglo XIX… muy difícil. Me da mucha compasión, la admiro mucho. Manuelita era nuestra princesa pampeana. Supo esperar a un hombre que la quiso bien, hacer una vida propia a pesar de ese padre y eso me parece admirable.

La psicoanalista Cynthia Wila viajó en el túnel del tiempo a través del diván al escribir “El cuerpo prohibido”, una historia que llega a la tensa calma antes del golpe de Estado de 1930 con Ivonne, una mujer que desembarca en Argentina desde París casada con un terrateniente y logra llegar a codearse con la aristocracia argentina y la intimidad de Eva Perón. Casi un siglo después y frente a un psicoanalista, su nieta Camila busca quitarse de encima el estigma familiar de traición y venganza. Pero inesperadamente se ve envuelta en una relación desafiante, un amor prohibido con el terapeuta que la enfrentará con su destino. El condimento erótico, las historias cruzadas y la realidad política de aquellos tiempos se cruzan y se enriquecen en la pluma de la también autora de “Pasiones en guerra”, nacida en Brasil y actual pareja del psicoanalista Gabriel Rolón.

Cynthia Wila Florencia Canale

¿Cómo analizás las contradicciones que se le generan a los protagonistas de tu novela y las que envuelven a los años ’30 en Argentina?

-Las contradicciones son propias de los seres humanos. Si nosotras intentamos escribir historias que tengan que ver con las emociones humanas, siempre va a haber contradicciones. En El Cuerpo Prohibido yo quería escribir una cosa y terminé escribiendo otras. Yo tenía en la cabeza la historia de una paciente en el consultorio con su analista y una historia de amor totalmente prohibida pero cuando empecé a escribir, al meterse el protagonista en el túnel del tiempo de su historia, llegué a fines de los años ’20 y los ’30. Yo no pensaba llegar ahí, pero llegué a la abuela de la protagonista y me enamoré de ella, una francesa casada con un terrateniente que viene a Argentina y comienza a codearse con la aristocracia argentina y llega a una estrecha amistad con Eva Perón. Así que tuve contradicciones fuertes que le dieron un contexto histórico muy potente al libro porque todo va reflejando los mandatos y las prohibiciones que vienen en la mochila de la nieta.

-¿Podría decirse que nuestra vida está determinada por el contexto en el que nacemos y nos desarrollamos o podemos torcer el camino?

-Somos nuestra historia personal y el lugar en el que se desarrolla nuestro crecimiento. Como decía Ortega y Gasset, “la circunstancia que nos rodea”. Claro que estamos determinados culturalmente. Las historias de hombres y mujeres del siglo XIX no tienen la misma historia emocional ni las vivencias de quienes nacen en el siglo XXI. Pero tampoco en este siglo la historia de cada uno es la misma que si hubiéramos nacido en Haití y no en Argentina. Y no es lo mismo nacer en democracia que en dictadura. Existe un determinismo social para las cosas que nos pasan y eso se conjuga en un entramado psíquico con la propia historia personal. En toda época hay que ser valiente para enfrentarse a lo que la sociedad espera de uno. Ahí están puestas la pasión y el deseo.

PSICOLOGÍA E HISTORIA: UN LENGUAJE PRECISO PERO CLARO

-Sin dudas el lenguaje a la hora de escribir es fundamental. Ambas logran usar un lenguaje propio de la época sin aportarle confusión al lector ni obligarlo a tener un conocimiento previo sobre historia o psicología para comprender lo que están contando. ¿Cómo lo logran?

-Canale: Para mí es fundamental el lenguaje en todo sentido. Me interesa investigar y encontrar un contexto histórico lo más exacto y fidedigno que se pueda, lo mismo tiene que suceder en el idioma. La niñez, la adolescencia y la adultez eran una cosa en el siglo XIX y otra muy distinta hoy. El amor era otro tipo de contrato, el cortejo era diferente. Me parece que si el lector leyera una sola palabra que sonara muy del presente le haría tanto ruido como a mí al escribirla. Muchas veces escribo y encuentro una palabra que no me suena, que no tiene música y es puro ruido, pero después aparece la cadencia y el término que estaba buscando. Somos lenguaje, el amontonamiento de palabras, ideas… está en nuestro ADN. Eran otros hombres y otras mujeres. A veces deberíamos fijarnos un poco más, aprender de la historia, observar más el pasado porque suma conocer de dónde venimos para tratar de mejorar hacia dónde vamos.

Cynthia Wila Florencia Canale1

-Wila: Si traduzco lo que pasa en una sesión con el psicoanalista con lenguaje técnico y difícil, no le estoy escribiendo a un lector con ganas de leer una novela histórica sino a un estudiante de psicología y no es la idea. En la historia, el analista empieza a cuestionarse muchas cosas de su ética profesional y le habla al lector de manera más sencilla para llegar a que se entienda qué quiere decir en relación a su teoría. Y como dice Florencia, hay que cuidar mucho el lenguaje y más aún cuando se escribe sobre otras épocas.

-Las mujeres son protagonistas en sus novelas. En tu caso (Florencia Canale) volviste protagonistas de la historia a mujeres a quienes la historia no había hecho protagonistas pero qué sí fueron influyentes en la vida de hombres que sí están señalados como protagonistas.

-Desde la acción y la omisión. Por lo activo y lo pasivo. Pienso en la permanente acción de Encarnación y en la pasividad de Manuelita, pero las dos importantísimas y las dos jugando en el espacio político, muy ocupadas por Rosas. Es muy difícil competirle al siglo XIX. La realidad, la actualidad es bastante chata, gris y poco interesante. Antes había una épica permanente en Argentina y en el mundo.

-¿Sobre qué personaje de la historia pensás escribir una vez que termines la trilogía de Rosas?

-Estoy trabajando en el tercer libro sobre Rosas pero después todavía no puedo decirlo. Me gustan los hombres del siglo XIX, tienen otra cosa, el presente a veces me resulta más aburrido, más pedestre.

Cynthia Wila Florencia Canale4

-¿Qué es lo que más disfrutan de escribir?

-Wila: La investigación es muy linda pero es súper tediosa cuando querés ser tan precisa. Yo disfruto de la escritura, cuando vuelo con la imaginación sin límites. Soy de despertarme a las 3 de la madrugada y voy a escribir lo que pasa por mi mente.

-Canale: A mí me gusta mucho la investigación, tanto como la escritura. A veces doy vueltas hasta que me siento a escribir y armo mi ritual: mi casa, mis libros, mi música, mi té, mi escritura, mi silencio, mi soledad. Después soy muy metódica porque tengo como un cerebro matemático con el que saco cuentas y busco escribir determinada cantidad de caracteres o párrafos por semana que me cuesta mucho cumplir pero que me hacen sentir más segura. Necesito ese orden que viene de afuera para sentirme más ordenada adentro.

-¿Y la vorágine del presente no las saca de ese pasado en el que centran sus novelas históricas?

-Wila: No soy organizada para escribir, soy un desastre (risas), pero cuando fluye es increíble. A veces la realidad cotidiana no te permite ese vuelo porque no pasamos todo el día escribiendo. No dejamos de ser personas, mujeres, con responsabilidades y ocupaciones. Pero es un viaje maravilloso el sentarse a escribir y volar.

-Canale: Para gente controladora y obsesiva como quienes escribimos, cuando salimos a la calle entre los bocinazos, pagar las cuentas y el sistema que se cae… ¡Devuélvanme mi siglo! Porque la realidad es horripilante. Disfruto mucho de volar, de ir hacia atrás. Me siento mucho más confiada que antes, con menos susto de meterme donde no debo y soy muy feliz pensando escenas incluso cuando voy a distintos lugares de la realidad. Ese pasado que investigo e intento imaginar se llena de magia cuando encuentro una palabra que es la que buscaba.

Ver más: , , , , , , , , , , , , ,

26/02/2017