Ciro en el Patinódromo, miles de almas en un ritual sin calma
Bajo la esencia piojosa que mantiene intacta y con su habitual puesta ambiciosa, Ciro volvió como cada enero a Mar del Plata con la excusa de presentar Naranja Persa. Unas tres horas de show, entre lo último, lo nuevo y lo histórico.
Se apagan las luces. Media esfera naranja ubicada en la punta de la pasarela del escenario se abre a la mitad y sale Ciro cantando. Atrás, Los Persas le dan vida a “Similar”, la primera canción de la noche. Ciro tiene un smoking negro, una camisa naranja y un sombrero también negro -a lo Alex DeLarge, de La Naranja Mecánica-. Cada uno de sus compañeros tiene uno de esos mismos sombreros. Y cuando la media esfera desaparece en cuestión de segundos, empiezan las corridas de una punta a la otra y de izquierda a derecha. Esa primera escena es el resumen de la intensidad que tendrán las tres horas en el Patinódromo en el regreso -como cada enero- de Ciro y Los Persas a Mar del Plata.
El show de Ciro de este viernes a la noche incluye la esencia piojosa que mantiene intacta, una -ya habitual en él- puesta ambiciosa, la presentación de su último material Naranja Persa y un repaso por una carrera tan amplia. Son tres horas de show, entre lo último, lo nuevo y lo histórico. Tres horas en las que no hay calma, en las que la intensidad del escenario es protagonista.
“Te Diría” y “Ando Ganas” abren la lista de canciones de Los Piojos de la noche, entre las que también estarán “Tan Sólo”, “Genius”, “Ruleta”, “Shup Shup”, “Morella” y algunas otras. De lo nuevo, aparecen “Hoy te vas” -con la explicación de que viene a ser la continuación de “De canción de Cuna” al momento en que la hija que se fue de casa-, “Amor prohibido”, “Atún”, “Luz” y “Juira”, esta última con el comentario de que pronto aparecerá el videoclip.
El show tiene un gran volumen en el Patinódromo, acorde a una banda demasiado ajustada, potente y sutil cuando hace falta. Juan Gigena Ábalos y Broder Bastos -guitarra y bajo- aparecen como puntales de una estructura perfecta. A esa estructura, que tiene otra guitarra, teclado y batería, en algunos lapsos se suman tres vientos y tres coristas para aportar en los momentos justos.
Las destreza teatral de Ciro sigue intacta y en sus permanentes gestos y movimientos aparece la personalidad de un líder de banda como pocos. Ese es uno de los elementos que sobresale en el show al igual que la puesta en escena, con pantallas por demás sincronizadas, con movimientos de los músicos constantes, con un muñeco gigante de un mono que recorrerá todo el campo en “Ciudad Animal” y hasta con dos bailarinas que aparecerán en los dos laterales.
Otro enero con Ciro y Los Persas en Mar del Plata. Otro enero en que miles de almas disfrutaron un ritual sin calma.
