Jueves 28 de marzo | Mar del Plata
27/09/2015

El Mono Rocambole, obrero del diseño

El diseñador pasó por Trimarchi para presentar su libro, en el que se encuentran las tapas que realizó para Los Redondos, y dio una cátedra de autogestión. “La creación es intuición, un momento cultural y emocional”, expresó.

El Mono Rocambole, obrero del diseño
(Fotos: Lucho Gargiulo)

Rocambole se presentó el sábado en un Polideportivo oscuro como sus diseños, esos que sintetizaron el imaginario del colectivo musical y cultural que fue Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Una calavera en la mesa para decorar y miles de personas para escuchar. La contracultura eterna del rock también se vivió en Trimarchi.

Una noche de invierno estaba encerrado en mi barraca de diseñar. De repente se desata una tempestad y cierro todo. Siento tres golpes en la puerta. ¿Será el cuervo de Poe que me busca?

-¿Quién es?

-Soy yo, Flavio

-Pasá.

Entró mi viejo amigo, con su sombre negro y me dijo: “Ha llegado el momento, vamos a hacer el libro”.

Rocambole inició su charla con esa anécdota, para presentar a Flavio Mammini, el encargado por más de veinte años de hacer realidad sus diseños, de armar en su imprenta los packaging de discos como Luzbelito, Mono Samble o Último Bondi a Finisterre y, ahora, de haber logrado un libro totalmente artesanal a la altura del trabajo y la historia de “El Mono”: Rocambole, arte, diseño y contracultura.

Rocambole habla lento, profundo y el Polideportivo se llena, realmente se llena de un clima que parece de ultra tumba, de esas imágenes un tanto guturales de sus diseños, esa forma que tiene el dolor de tomar vida con su arte.

“El esclavo de Oktubre es el tatuaje más difundido entre los presos, no sé si eso es bueno o malo. Ese esclavo tiene esa situación de libertad”, contó “El Mono” y dijo que la idea de la tapa de ese disco de Los Redondos era graficar el concepto de revolución.

Rocambole considera que el diseñador es un artista en sí mismo. “Nunca se me ocurrió ilustrar un tema o una poesía, eso es absolutamente redundante, pero sí generar un clima alrededor de la canción”, dijo el diseñador.

Luego de la presentación del libro, Rocambole dijo que quería escuchar  el himno ricotero “Ji ji ji”. Pero lo quería en vivo y Trimarchi tiene ese no sé qué, en el que pasan cosas que uno no espera. Al escenario subieron el violinista que acompañó a Los Redondos en recitales históricos como el de Huracán, Sergio Poli, acompañado de un guitarrista y un bajista y realizaron una muy bien lograda versión del tema y, de yapa, hicieron “Vamos las bandas”. Solo faltó el pogo.

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 “EL CLIENTE NUNCA TIENE LA RAZÓN”

Rocambole es un héroe de la contracultura y la autogestión y Trimarchi se lo hizo notar con tanto fanático que pidió fotos y firma de ejemplares. Entre tanta muestras de cariños, algunas preguntas y conceptos: “El cliente nunca tiene la razón. El diseñador tiene que proponer, está para crear”, dijo el maestro.

-¿Cómo se logra la libertad a la hora de diseñar un proyecto?

-A cierta altura de la vida uno se involucra en proyectos que le gustan. Cuando empieza en cualquier actividad no se le concede a lo mejor tanta de esa libertad. Cuando uno empieza hace lo que sea. Yo he hecho carteles, vidrieras, lo que fuere. En la medida adquiere una cierta consideración empieza la libertad de elegir.

-¿Te acordás tu primer trabajo pago?

-Sí, en quinto grado. En esa época no había ploters y en las aulas había lo que se conocían como frisos, que eran papeles pintados con la germinación del poroto, San Martín cruzando Los Andes. Entonces las maestras con los mejores de esos frisos se destacaban y como sabían que yo dibujaba, me encargaban los pizarrones de días patrios y muchos de esos frisos. Me encargaron tanto que se empezaron a sentir tan acomplejadas que me empezaron a pagar. Ahí empecé a profesionalizarme.

-¿Cuál es la diferencia de diseñar para Los Redondos y para Skay?

-Los Redondos era un colectivo y un colectivo siempre es más interesante, más creativo, más debate. En cambio en solitario se hace más doméstico.

-En una entrevista, Skay contó que no sabe en qué momento compone para tus dibujos o si vos dibujás para sus composiciones. ¿Cómo ves eso?

-Puede ser, nos conocemos hace tanto que los mecanismos de comunicación que tenemos es como si no necesitáramos ni saludarnos. Ya conocemos de antes lo que el otro está pensando y el otro sabe lo que pensás vos. No hay necesidad de arreglar nada. De la misma manera que el propone sus cosas yo propongo las mías y las juntamos. No me interesa interpretar, me interesa proponer.

-¿Qué cosas te obsesionan a la hora de llevar al papel?

-Muchas cosas. El mundo es cada vez más complicado y uno reflexiona más y menos lo entiende. La historia va y viene y no entendés cómo a la hora de lograr ciertos avances en materias humanas y espirituales vivimos retrocesos terribles. Esas son obsesiones que constantemente pueblan mis pesadillas.

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FLAVIO, OBRERO GRÁFICO

Flavio Mammini acompaña a Rocambole desde hace más de 20 años. Desde su imprenta, lleva a la realidad los diseños de “El Mono” y, además, edita libros y discos para diferentes artistas. Todo artesanal, pensado, sentido.

-¿Por qué obrero gráfico?

Si dijera que no siento un placer y felicidad mentiría. La sentí hace más de veintitantos años cuando empecé, sin saber lo que iba a pasar a lo que le metía mano y después veía que cada uno de esos objetos en los que había trabajado manualmente la gente se los guardaba como si fuera un tesoro, una cajita musical donde proteger, cuidar y abrigar a la música, poesía y diseño del Mono.

-¿Cómo lográs sentir un proyecto para involucrarte en él?

-En este caso me identifiqué rápidamente con el libro. Era muy importante lo que habían llevado en aquel momento. Los discos de Los Redondos y los de “El Flaco” Skay tienen diseño de “El Mono” y los fabriqué en mi imprenta. Cuando uno sabe que le va a hacer una cajita musical a un músico o un libro a un escritor sabe que es parte importante de su vida y no se puede hacer si vos no te comprometés con esa obra. Uno tiene que tratar de ejecutarla con mucho compromiso.

-¿Cómo responden las máquinas a ese compromiso?

-Las máquinas se enteran, porque vos le transportás en el momento que la usás tanto cariño que se portan bien. Reniegan cuando hay que imprimir cosas de un banco, de electrodoméstico.

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AUTOGESTIÓN Y FINANZAMIENTO COLECTIVO

Lucas Lombardía hizo carne y piel del concepto de autogestión y estuvo en el proceso de edición del libro Rocambole: arte, diseño y contracultura. Para lograr el libro utilizaron la plataforma Panal de ideas, una página para el financiamiento colectivo de proyectos, en el que la gente aporta dinero para que una idea se pueda concretar.

-¿Por qué eligieron hacer el libro mediante la plataforma Panal de ideas?

-No había otra manera de hacerlo. Por suerte ya existía la plataforma y ya habíamos tenido la experiencia satisfactoria con otros proyectos culturales.

-¿Cuánto tiempo tardaron en conseguir el dinero para el proyecto?

-Es variable, con Rocambole rompió todos los record. Había un objetivo a cumplir y llegó al 160%, rompiendo los records de la plataforma. Era la manera de hacer un libro que estuviera a la altura y que fuera coherente con todo lo que fue el colectivo artístico de Los Redondos, que siempre hicieron cosas de buena calidad sin ser elitista sin dejar afuera a los seguidores.

-En esta época digital ¿sentís que se perdió el objetivo como obra de culto?

-Creo que esa idea está instalada. La gente se quiere atesorar de objetivos que tienen una significación. Sacar libros tampoco es una idea reaccionaria, en las ediciones incluímos aplicaciones de realidad aumentado. Tratamos de que los libros tengan una edición digital liberada y en relación al objeto tanto la parte editorial como packing musical creemos y notamos que es evidente para las personas que lo producen que hay un encariñamiento permanente con esa cosa material que tiene un significado no material e intangible.

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27/09/2015