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27/08/2015

Rakia, historias de una Bosnia que vive con lo que tiene

La fotógrafa Mara Sosti realizó una especialización en fotografía documental y periodística en Bosnia y, desde este jueves a las 19, en el Auditorium expondrá 41 fotografías que son el reflejo de esa experiencia.

Rakia, historias de una Bosnia que vive con lo que tiene
La fotógrafa Mara Sosti, con la imagen de vendedor de Rakia en Bosnia. (Foto QUÉ Digital)

La fotógrafa marplatense Mara Sosti presentará desde este jueves a las 19 en el Auditorium una muestra llamada Rakia (historias de Bosnia) en la que exhibirá 41 imágenes del país europeo en el que estuvo el año pasado por una beca en fotografía documental y periodística.

Bosnia es un país “nuevo”, que logró la independencia hace poco más de 20 años. Era parte de Yugoslavia, entró en guerra territorial con Serbia y luego fue invadido por Croacia. Si bien el país parece que se encamina a unificarse, todavía tiene divisiones religiosas, idiomáticas, políticas y judiciales que generan un eterno clima de guerra o posguerra.

Con ese contexto, Bosnia fue el lugar elegido por la Universidad de Barcelona para becar alumnos para la realización de una especialización en fotografía documental y periodística. Beca que obtuvo Mara Sosti. La beca, cuenta Mara, consistía en hacer todos los días un trabajo. “Paracaidismo”, dice y no hay mejor definición posible, ya que los fotógrafos eran “largados” en diferentes puntos y tenían que hacer el trabajo cómo podían, sin conocer mucho más, sin muchas posibilidad de comunicarse.

“El primer día me dejaron en un lugar y tenía que hacer una historia sobre el padre de familia. Me dejaron en la ruta, fui hasta el primer pueblo que encontré y no había nadie. Fui por la ruta, porque el profesor había dicho que caminara siempre por la ruta porque es zona minada. Bajé, caminé por la ruta, hice dedo, llegué hasta el otro pueblo y nada”, recuerda Mara de esa primera experiencia en Bosnia.

“Hasta que encontré a un hombre que vendía productos locales, como la Rakia, una bebida típica de allá y me puse a hablar con el señor entre señas y le hice algunas fotos”, dice la fotógrafa, que se sintió un poco “frustrada”.

-¿Qué fue más difícil de la experiencia?

-Es un poco difícil cuando vas a un lugar que tenés que tratar de vincularte y no podés por el idioma. Lo más difícil es la comunicación. La gente es increíble, la gente te llama, te invita a la casa, te dan de comer, te atienden muy bien sin conocerte.

-¿Qué sabías de Bosnia?

-Sabía de haber leído, pero me encontré con algo mucho más groso. La parte humana es la que más me conmovió. Uno se da cuenta que con mucho menos se vive mejor. Ellos no tienen casi nada y plantan lo que comen, viven de eso, no hay otra forma, no tienen otra forma.

-¿Qué es lo que más te conmovió?

-La gente. La gente es muy humana, no sé si es porque pasaron una guerra muy dura, pero es impresionante lo buena onda que son. Y Sarajevo me voló la cabeza, ves un edificio divino y al lado otro que está todo tiroteado y nadie arregló.

-¿Y fotográficamente?

-Lo que más aprendí fue el tema de lo que es la narrativa visual: contar una historia sin ponerle una sola palabra y que puedas entenderla.

-¿Cuál fue el trabajo qué más te gusto hacer?

-Justo en agosto, cuando fui, celebran un “memorial”. En Bosnia, durante la guerra, mataron y diseccionaron cuerpos que fueron enterrados en fosas comunes. Entonces, el gobierno de Bosnia levanta la fosa, reconstruye los cuerpos y después la familia le da entierro. Son entierros masivos que se hacen cada año. Es una ceremonia muy particular, que se conmemora anualmente. El trabajo que hice en esos entierros fue mi trabajo más fuerte.

-¿Por qué el nombre “Rakia” a la muestra?

-Es una bebida alcohólica típica de allá, que toman todo el tiempo, una bebida blanca, tipo una grapa.

-¿La probaste?

-Sí, te la ofrecen y se ofenden si no aceptás. En la casa donde paraba, en la mañana servían chorizo colorado, un yogurt ácido y rakia. Yo no quería, pero una compañera aceptó y me volvieron a ofrecer, no podía quedar tan mal así que me la tomé a las 7 de la mañana. Después me acostumbré y me terminé trayendo tres botellas.

La muestra Rakia (historias de Bosnia) exhibirá principalmente las imágenes que Mara tomó durante los entierros masivos, una forma de reflejar como un pueblo, desde el dolor, continúa vivo.

“Me fui de Bosnia y tiene algo especial. Llegué acá y quería volverme. Vivís como algo que te rompe la cabeza todos los días, ves que sin nada viven bien”, dice Mara y se queda callada, con la fotografía en la mano de ese vendedor a quien le compró una Rakia por primera vez.

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27/08/2015