El Puerto se adueñó de la ciudad y la ciudad se trasladó al Puerto
Gran cantidad de hinchas de Aldosivi festejaron el ascenso a Primera en el monumento a San Martín. Luego, decidieron emprender el camino al barrio del club.
El festejo fue descontrolado: por primera vez en la historia Aldosivi jugará en la máxima división del fútbol argentino. Y también es la primera vez que Mar del Plata tendrá un equipo en Primera. Los hinchas del Tiburón coparon el monumento San Martín, que vio desfilar distintos colores de banderas y remeras en los últimos días -River primero, Racing después, luego el día del hincha xeneize-, pero para ellos esta vez el desahogo fue más grande. Y quisieron ir a festejarlo a su casa, el puerto. Y en caravana -explícita o implícitamente- resolvieron ir hasta el corazón de la ciudad.
Cuando el partido todavía no había comenzado, en los alrededores del monumento ubicado en Luro y Mitre -Municipalidad incluida- había ubicados varios camioncitos con policía bonaerense, y hasta una camioneta de los Bomberos. Y sentada sola en un banco del Palacio municipal, estaba Gilda. Se fue hasta allí, remera y bandera en mano, para unirse primero que nadie a la celebración. “Ya asciende, ya asciende”, les decía a los ocasionales transeúntes cuando se jugaba el tiempo de descuento y hacía sonar fuerte su radio a pilas con el relato del partido.
Instantes después, de a poco decenas de hinchas fueron llegando, tocando bocinas, alentando al equipo, agitando banderas. Los más acróbatas subieron al monumento y desde allá arriba parecía que gritaban más fuerte. “Vos sos la razón de mi existir”, estaba escrito en un trapo.
Una hora y algunos minutos después de terminado el partido, ya no quedaba nadie en Luro y Mitre. Los hinchas resolvieron llevar el festejo al Puerto, y allí también primó la alegría.
Poco a poco se congregaron en la intersección de 12 de Octubre y la avenida de los Trabajadores. Hubo fuegos artificiales lanzados al cielo y bengalas que encendieron calor en la noche. No faltó el tiburón inflable gigante y una murga puso ritmo a la celebración que se extendió en la madrugada.
