Miércoles 24 de abril | Mar del Plata
29/06/2016

Fraude paranormal

Editorial QUÉ, en la radio

 

La denuncia empezó por choferes fantasmas en los colectivos, cientos de choferes fantasmas en los colectivos manejando micros. Los políticos no creyeron, no pudieron creer, no los dejaron creer en lo sobrenatural de un empresario haciendo negocios ilegales. La Justicia, acostumbrada a otras cazas de brujas, investigó cómo fantasmas podían manejar colectivos, choferes que no existían, pero que cumplían turno y tenían aportes en la AFIP.

Y alguien agarró una calculadora y empezó a sumar choferes, a sumar subsidios. Crecen los choferes, crecen los subsidios. Crecen los choferes que no existen, crecen los subsidios que cobran los empresarios. Crecen los fantasmas, crecen las personas sin trabajo, en la lona, tiradas, que figuran como choferes y crecen los subsidios. Crecen las injusticias, crecen los subsidios y crecen las ganancias de los empresarios.

Lo que pasa con los subsidios es que las empresas cobran por tener empleados que no existen; es un fraude, que es un ejemplo de todos los que se aprovechan de cierta asistencia estatal para beneficiarse. Es un ejemplo de que subsidiar sin control no es subsidiar, es enriquecer a algunos, son negocios. Es tener ladrones de un lado del mostrador e inútiles o corruptos del otro.

No hace falta que los políticos crean en los fantasmas para que existan, como tampoco les hicieron falta choferes a los empresarios para que les adjudicaran subsidios millonarios.

Lo que pasa con los choferes fantasmas es un ejemplo de todo lo malo que tiene la sociedad: el uso de pobres y olvidados para estafar al Estado y un beneficio que hace ricos a unos pocos.

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29/06/2016