Sábado 20 de abril | Mar del Plata
04/09/2017

Empezaron a juzgar al hombre que enjaulaba a su familia

Hace dos años que Edgardo Oviedo está detenido por encerrar en su casa a su hijo autista y a su mujer. Una mujer que también está imputada fue echada de la sala por entorpecer la audiencia, que por momentos se tornó insólita.

Empezaron a juzgar al hombre que enjaulaba a su familia
(Fotos: QUÉ Digital)

Dos años exactos después de descubierto el horror y tras su detención, Edgardo Oviedo comenzó a ser juzgado este lunes en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 por haber encerrado en una jaula a su hijo autista, de 33 años, y a su mujer, de 61 años, que presentaba problemas psiquátricos. El exdelegado de la Uocra durante la última dictadura militar pasa sus días desde entonces en el Penal de Batán imputado por el delito de “reducción a la esclavitud y servidumbre”, que contempla una pena que va de los 4 a los 15 años de prisión. Además, también llegó al juicio por haberlo ayudado en medio del horror, Alejandra Suárez Bacone, vecina y con quien Oviedo mantendría una relación. Durante la primera audiencia, la mujer fue echada de la sala por entorpecer el desarrollo de los testimonios.

El juez Alfredo De Leonardis dio inicio esta mañana a un juicio que ventilará una de las historias más atroces suscitadas en los últimos tiempos en Mar del Plata; sin ir más lejos, cuando se conoció, dos años atrás, el caso dio la vuelta al mundo por su impacto. El fiscal del caso es Alejandro Pellegrinelli y a cargo de la defensa de Oviedo está el abogado Osvaldo Verdi. Por su parte, la mujer imputada -que no llegó al juicio detenida- es representada por Osvaldo Cardozo.

La historia no deja de impactar a medida que se la vuelve a escuchar, ahora en el marco del juicio. Oviedo encerraba en una precaria jaula montada en la parte trasera de su casa ubicada en Los Naranjos 4045 a su hijo Gerardo, que padecía autismo, y por las noches también a su esposa, que padecía trastornos psiquiátricos severos. Tras ello, ambos debieron permanecer internados en el área de Psiquiatría del Hospital Interzonal General de Agudos con graves daños psicológicos. Hoy, se recuperan de los años de horror.

En sus lineamientos iniciales, el fiscal Pelegrinelli resumió que los hechos investigados dan cuenta de haberse producido, al menos, entre mediados de 2014 y septiembre de 2015, cuando se produjo la detención. En concreto, detalló que Oviedo encerraba a su hijo en una casilla de chapa y barrotes durante el día y a la noche lo trasladaba, junto a su madre, a una vivienda ubicada enfrente donde los depositaba en una habitación, en condiciones infrahumanas.

En este sentido, el fiscal explicó que la calificación con la que llega el caso a juicio es la de “reducción a la esclavitud y a la servidumbre” y en forma alternativa presentó la de “privación ilegal de la libertad agravada por el vinculo”. Por su parte, el abogado Verdi adelantó que discutirá aspectos de la materialidad delictiva y apuntará a que “las conductas probadas o el desarrollo de las actividades suscitadas no resultan ser conductas delictivas”.

JUICIO OVIEDO JAULA (3)

Durante esta primera audiencia Oviedo se mostró sumamente tranquilo, conducta diametralmente opuesta a la que mantuvo Alejandra Suárez Bacone, quien desde que llegó no dejó de hablar, de mostrarse como víctima, de reprochar dichos de los testigos a medida que declaraban y hasta de desafiar al juez bajo la excusa de no entender cómo funcionan los juicios. Tras dos horas de audiencia, y luego de actitudes insólitas, el juez terminó por echarla de la sala, y le advirtió a su abogado que en caso de mantener su actitud pedirá su detención por intentar entorpecer el desarrollo del proceso.

Uno de los momentos más increíbles se vivió mientras declaraba la primera testigo, la hija de Oviedo, que fue quien impulsó la denuncia que ventiló el caso. Es que luego de constantes comentarios, la imputada intentó pedir un careo -su abogado, también insólitamente, desconocía la manera en la que se debía llevar adelante el procedimiento- y todo terminó con su expulsión de la sala luego de que se llegara a hablar hasta de su operación de tetas.

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EL HECHO

En horas de la tarde del 4 de septiembre de 2015 varios móviles policiales arribaron al domicilio de Oviedo. Tres de sus hijos habían radicado el día anterior una denuncia en la Comisaría de la Mujer en la que daban cuenta de lo que ocurría en esta vivienda del barrio Las Dalias.

La orden de allanamiento requerida por el fiscal había sido aprobada por el juez de Garantías Saúl Errandonea y se hizo efectiva cerca de las 15. Al arribar al lugar, la policía encontró que la jaula de madera, chapas, ladrillo y rejas guardaba una importante cantidad de materia fecal, presuntamente del joven, además jeringas, nafta y comida para perros que el hombre les suministraba a su propio hijo, entre otros pocos alimentos.

Luego de años de silencio los hijos de Oviedo se animaron a denunciar a su padre. Entre los datos que alimentan el horror del caso aparece que la última vez que la familia había llevado al joven al médico había sido a sus 8 años. Algo similar ocurrió con su madre, una paciente psiquiátrica aguda.

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04/09/2017