Miércoles 24 de abril | Mar del Plata
06/09/2015

Apuntes sobre Roberto Bolaño

El chileno Roberto Bolaño (1953-2003) es uno de los escritores más valiosos de las últimas décadas. En estas líneas: quién fue, por qué vale la pena y por dónde abordarlo

 
Blog Bolaño (2)

(Hereus de Roberto Bolaño)

QUIÉN

El muchacho —alto, flaco y desgarbado— ingresa a la librería con aires de no tener nada mejor que hacer. Afuera llueve, las gotas penetran el smog, y la casa de libros es un buen refugio. Pasea desinteresado entre las mesas, hojea alternativamente un volumen de medicina, la edición de lujo de Luz de agosto de Faulkner y una guía de viajes de San Francisco. Los años de experiencia advierten al librero de que no debe perder tiempo en el joven de rulos y lentes prominentes; no comprará nada. Mientras repliega el paraguas, una mujer pregunta por las novedades en literatura francesa; el librero la acompaña hasta uno de los anaqueles laterales. El muchacho, que ve sin mirar, aprovecha la distracción y echa mano al libro más cercano, lo asegura dentro de la chaqueta y se retira en silencio. La adrenalina del delito apresura la caminata, que lo arrastra sonriente por las calles abarrotadas del Distrito Federal. Ya en su cuarto, descubre el ejemplar: tercer tomo de las obras completas de Benito Pérez Galdós. Desilusionado, arroja el libro sobre la pila de los que no le interesan. Así es la formación literaria del joven ratero: una tómbola.

Los tanques transitan las calles de Santiago. Hasta hace unas semanas se debatía el destino del país; el socialismo democrático de la Unidad Popular evidenció sus límites y las botas militares comenzaron a pisar cabezas. Un veinteañero con acento extranjero es detenido. Llegó hace pocas semanas, viajó por tierra desde México para aportar al proceso de transformación, para verlo de cerca, para tocarlo, para quemarse. Está encerrado y teme por su vida, ya escuchó que torturan, que asesinan, que Víctor Jara… Un compañero de escuela, ahora policía, lo reconoce y facilita su liberación. Retorna lentamente a su segunda patria. No volverá a su tierra natal por los siguientes veinticinco años.

La mesa con dos sillas, una para el presentador y otra para el conferencista. Dos botellas de agua y un micrófono. Las sillas ordenadas comienzan a ser ocupadas por los oyentes. El cartel de la puerta anuncia que Octavio Paz —máximo representante de la poesía mexicana— dará una charla. Minutos antes de que el poeta aparezca, un grupo de jóvenes desalineados irrumpe en la sala, a los gritos, insultando y arrojando panfletos a la gente. En el encabezado se puede leer Déjenlo todo, nuevamente láncense a los caminos. Estos vándalos son el terror de las tertulias literarias del DF. Son díscolos y vanguardistas, se hacen llamar infrarrealistas.

En la correspondencia no hay noticias. El teléfono solo devuelve llamadas de los amigos y de los editores para interiorizarse sobre su salud. Comienza a convencerse de que el trasplante nunca llegará. No pierde tiempo, charla largo y tendido con su editor español. Le entrega un volumen de cuentos y da los detalles de cómo debe publicarse su obra maestra, una novela: en cinco tomos, que aparecerán cada dos años, a cambio de un monto que garantizará la subsistencia de su esposa y dos hijos. No tiene tiempo, la parca acecha, siente su aliento en la nuca. Hoy, después de múltiples penurias, es un escritor consagrado. Los contratos y los premios llegan de todos lados. Él lo sabía: escribía todo el tiempo, todos los días, con la certeza de que este momento llegaría; pero no sospechaba que su cuerpo lo traicionaría. Con las energías que conserva, escribe, escribe sin parar. El ruido del teclado es ensordecedor. Enciende un cigarrillo tras otro y solo se detiene para comer y dormir poco y mal. Está en estado de ebullición, consumiéndose. Ante la inminencia de la muerte, esgrime la única defensa que conoce: escribir para trascender la carne descompuesta.

Blog Bolaño (3)

(Hereus de Roberto Bolaño)

POR QUÉ

Roberto Bolaño tiene un pie en la tumba y sigue escribiendo. Esa es la imagen que condensa el modo en que el escritor concibió la literatura. Nada tiene de novedad: los románticos y los surrealistas intentaron superar la disociación entre la vida privada y la obra. Bolaño —en una época signada por la mercantilización del producto y el fin de las ideologías— dialoga con los malditos y apasionados de la historia literaria. Confiado en su talento, escribía constantemente, sin importarle la repercusión que recibían sus primeros escritos. Durante finales de la década del 80 y principios del 90, coleccionó rechazos editoriales. Subsistía con empleos temporarios y con premios de concursos literarios menores. La pasó mal, durante muchos años apenas sobrevivió. Recién en 1996 encontró el sustento material con sus libros. Ese año, Seix Barral publicó La literatura nazi en América y Anagrama, Estrella distante. Con esta última comenzó un vínculo que duraría hasta su muerte. Todos los libros de Bolaño fueron publicados por la editorial catalana.

Bolaño es un escritor de tres patrias: un mexicano que nació en Chile y vivo la mayor parte de su vida en Cataluña. El mito de origen es múltiple y cada uno está presente en su obra. Chile fue su infancia. Abandonó el país siendo niño, con su familia, y retornó con épica revolucionaria: en 1973, para combatir a la derecha. Fue encarcelado y abandonó el país un mes después. La patria natal aparece en Estrella distante y Nocturno de Chile. Los años bohemios de México los recuerda en la primera parte de Los detectives salvajes. Y Cataluña es una mención constante en toda su obra. El rasgo nacional de Bolaño solo puede entenderse como tríada, un triángulo que no es estático y que funciona a modo de constelación.

Renegaba del legado del boom. Veía en Isabel Allende y en Ángeles Mastretta el camino contrario al que debía recorrer la generación siguiente. Para superar el peso del pasado reciente y crear algo original había que matar a los padres. Paradójicamente, de los escritores de principios de siglo XX es de quien más se nutre. Su compatriota Nicanor Parra, polémico, iconoclasta, es una referencia innegable. Los “poemas artefacto” y los “antipoemas” son un posicionamiento firme frente a los moldes y los contenidos agotados. En particular un verso, breve y potentísimo, que funciona a modo de manifiesto, fue de gran influencia para Bolaño:

Ordeñar una vaca/ y tirarle la leche por la cabeza

Lo borgiano también está presente en Bolaño. Donde más nítidamente se aprecia es en la novela La literatura nazi en América. Un ingenioso texto a modo de ensayo apócrifo, que desarrolla la biografía de los escritores vinculados con el nacionalsocialismo alemán. El escritor argentino —dueño de una de las prosas más brillantes de nuestra lengua— hizo maravillas con ese artilugio. El cuento El gaucho insufrible es una reescritura de un relato fundamental de Borges, El sur. Otro argentino de quien Bolaño hereda es Cortázar. En Los detectives salvajes y 2666 (novela que escribió muriéndose, literalmente) retoma el mensaje contenido en Rayuela: la búsqueda de ensanchar los límites de la novela. Bolaño advierte que la novela que solo se sustenta en lo que cuenta está agonizante desde hace mucho tiempo. Se continúa y se continuará escribiendo esos libros, pero hay que recorrer caminos alternativos. El juego con las formas es el rasgo cortazariano que destella su obra. Bolaño le debe a la generación precedente, pero escapando del camino corto, fácil.

La prosa de Roberto Bolaño goza de una potencia avasallante. Las novelas tienen algo más que sus palabras, por eso es el género que mejor resiste a las traducciones. En eso que nos gusta de La guerra y la paz, imposibilitados de leerla en ruso, está gran parte del valor de la novela (siguiendo una idea de Ricardo Piglia). La atmósfera inasible y a la vez presente —un aire renovador y enérgico— en Bolaño se hace sello. La musicalidad de su estilo es un continuo desde la primera palabra hasta la última. No trastabilla, no tiene altibajos, no afloja: un ritmo que fluye constante.

La obra de Bolaño no es de fácil lectura. Es compleja, inteligente, el humor es ácido e irónico. Trata muy bien las escenas sexuales, sin caer en el acartonamiento o la pornografía, los dos extremos que suelen imantar a los escritores. Se puede afirmar, sin temor de caer en una hipérbole, que Roberto Bolaño es uno de los mejores escritores de los últimos tiempos de nuestra lengua.

Nadie inventa del todo nada, y menos en los albores del siglo XXI. Es difícil aventurar un análisis diacrónico cuando la historia aún se está escribiendo. Pero sin dudas Bolaño abrió una puerta, un camino alternativo en donde la literatura se enriquece y gana en vitalidad. Un aporte destacadísimo para la literatura que se está escribiendo en este momento, y que muchos vaticinaban muerta antes de nacer.

Blog Bolaño (1)

(Anagrama)

POR DÓNDE

A pesar de entrar a los tumbos en el mundo editorial, hoy Bolaño es todo un fenómeno. Al momento de su muerte se multiplicaban considerablemente los contratos y las traducciones a nuevas lenguas. Ya había desembarcado con éxito en Estados Unidos. Anagrama editó la totalidad de su obra y se consiguen en todo el país. Lo más significativo de su literatura lo conforma la narrativa, principalmente las novelas, con muchos cuentos destacados.

La pista de hielo (1993). Es la primera novela en la que utiliza el recurso de la polifonía. Tres personajes diferentes narran los sucesos. Este texto presenta menos dificultades que los siguientes y puede considerarse un buen acercamiento al espectro Bolaño.

Llamas telefónicas (1997). Es el más sólido de sus libros de cuentos. La mayoría está escrito en primera persona y narrado por personajes que incomodan, que no son los que habitualmente se hacen cargo de narrar sucesos (podemos encontrar una actriz porno o una fisicoculturista). Al igual que en las novelas, está fuerte el rasgo autobiográfico y su alter ego, Arturo Belano. Sensini y Llamadas telefónicas son dos de los mejores.

Los detectives salvajes (1998). Obra maestra. Unánimemente es considerada como el cénit de su producción, junto con 2666. La primera parte es un retrato extraordinario de los años 70 en México, de sus andanzas junto a los infrarrealistas (en la novela llamados real visceralistas) y en la segunda, polifónica, infinidad de personajes se hacen cargo de la narración en primera persona. Es un texto de más de seiscientas páginas que en ningún momento merma en su intensidad. Es la novela mexicana de segunda mitad de siglo XX. Eso sí, escrita por un chileno desde otro continente.

06/09/2015