Jueves 18 de abril | Mar del Plata
02/07/2015

Agroquímicos: “La distancia óptima sería de 20 mil metros”

Así lo sostuvo el ingeniero químico, Marcos Tomassoni, en relación a la franja de resguardo de fumigaciones. Sobre Mar del Plata, dijo: “La ordenanza hecha para volver a los 100 metros es inconstitucional por definición”.

Agroquímicos: “La distancia óptima sería de 20 mil metros”
(Foto: archivo / QUÉ Digital)

Más allá de las opiniones, los datos concretos sobre la problemática del uso de agroquímicos hablan por sí mismos. Y eso, para los especialistas en el tema, supera cualquier conjetura. Así, y según los estudios elaborados por distintas universidades del país, “la distancia óptima para las fumigaciones sería de 20 mil metros”, aunque, claro está, se trata del mejor de los escenarios.

Marcos Tomassoni es ingeniero químico e investigador por la Universidad Tecnológica Nacional y la Facultad Regional de Córdoba. Este viernes estará en la ciudad en el marco de la conferencia abierta y gratuita organizada por BIOS Argentina “Marco legal del uso de agrotóxicos, derivas e impactos sanitarios”, actividad que se desarrollará a partir de las 18 en el Instituto Nacional de Epidemiología Dr. Juan H. Jara, ubicado en Ituzaingó 3520.

En diálogo con QUÉ, en la radio, el profesional se refirió al impacto del uso de pesticidas en la salud y destacó la existencia de numerosos estudios e investigaciones que dan cuenta de los peligros y los efectos nocivos. Puntalmente, sobre la situación en Mar del Plata y la existencia de una medida cautelar a raíz de las modificaciones en la norma que regula la aplicación de sustancias, dijo: “La ordenanza hecha para volver a los 100 metros es inconstitucional por definición”.

“Mar del Plata tiene como una cuestión, a los ojos del resto de los pueblos, de una paradoja un poco ilegal, porque fue la primera vez que un Concejo Deliberante decidió tirar atrás una ordenanza disminuyendo los metros y eso entraría en el principio de reversibilidad, porque no podés volver a proteger menos de lo que protegiste, eso dice la Ley General del Ambiente”, explicó.

Y en cuanto a la situación general en el país y el mundo, Tomassoni consideró que “1000 metros parecería, por lo menos, lo mínimo, porque hay estudios y datos científicos que avalan esta afirmación”. “Hay pueblos que han llegado a los 2000 o 1500 y eso ha dado buenos resultados, que se vieron en los hospitales”, advirtió.

Consultado respecto a los “mitos y verdades” en torno a esta temática, el ingeniero apuntó que “no hay mucho margen para dudar en cuanto a lo nocivo de los plaguicidas”. “Cualquier estudio que uno puede hacer sobre un veneno va a arrojar que es nocivo, pero el lobby de las empresas le ha hecho creer a los productores que como es un veneno para matar plantas no nos hace nada a los seres humanos”, graficó.

En ese sentido, el profesional señaló que como seres vivos “compartimos entre el 60% y el 95% del ADN con las plantas, por lo que técnicamente sí nos afectan estos productos, tanto a nivel general –vías respiratorias o alergias– como en cuestiones mucho más puntuales que tienen que ver la alteración de la reproducción celular o embrionaria”.

“Una sola molécula puede alterar el mecanismo de reproducción de la vida misma”, sumó y apuntó que, por ejemplo, “la gotita más chica de una fumigación aérea puede llegar, con un viento mínimo de 5 km por hora, a 4900 metros de distancia”. Por supuesto, todo depende de las condiciones específicas de cada lugar, de la presencia o no de viento y de la distribución de las ciudades.

Consultado, entonces, respecto a cuál sería el escenario ideal, Tomassoni consideró que “la distancia óptima sería de 20 mil metros”. “Es un número que alerta mucho, porque nos acostumbraron a pensar en términos chicos; incluso algunos técnicos del Ministerio de Agricultura hablan de 200 metros, pero para nosotros eso es casi nada”, retrucó.

Y en esa misma línea, el ingeniero consideró que si bien existen críticas y un cierto reparo a la hora de analizar los datos respecto a los efectos de los agroquímicos, “hay una gran cantidad de estudios que no dejan margen a la duda y por eso hay que actuar y rápido, porque nuestra generación ya está contaminada pero las generaciones próximas no”.

ALTERNATIVAS PRODUCTIVAS

Con este panorama a la vista, el especialista apeló a que las comunidades tomen conciencia respecto a la existencia de alternativas productivas, porque el uso de agroquímicos no debería ser la regla, sino una excepción “que la humanidad desarrolló en los últimos 50 años”.

“Hay otras alternativas con valores de productividad mayor, pero falta decisión política, conciencia por parte de los consumidores y una estructura de monitoreo de las variables ambientales, porque el Estado no mide la contaminación ni del agua, ni del aire, ni del suelo, ni de las poblaciones”, cuestionó y luego completó: “En los últimos 20 años, la productividad agrícola aumentó un 50%, la superficie cultivada también, pero el arrojado de venenos se incrementó en un 900%”.

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02/07/2015