“El Credo”: la lucha contra los neonazis llega al cine
En una entrevista con QUÉ Digital, uno de los realizadores del documental que relata el ascenso y la caída de los grupos neonazis habla sobre el proceso creativo, los desafíos y la intimidad del proyecto.
Marzo de 2014 “¿Qué vamos a tener en Mar del Plata?”, pregunta Carlos Pampillón, quien minutos antes había presionado rec y luego compartido un video a través de las redes sociales para dar la primicia de que “La Feliz” tendría su propio “Frente Skinhead SSBA”. Las imágenes en Parque Camet entre asado, cánticos nacionalistas y risas se viralizaron; en ese instante, Alan Sasiain, estudiante de Artes Visuales, no daba crédito de lo que estaba viendo: en la pantalla de la computadora aparecía, entre los miembros del grupo, un amigo de su adolescencia que sería el disparador para la película documental “El Credo”.
“Soy marplatense y en mi adolescencia iba a Fono Bar, en ese camino y en la militancia de Izquierda conocí a Franco Pozas. Años después me fui a vivir a La Plata y perdí contacto con él, pero me enteré de que se había hecho fascista a través del video famoso de Parque Camet”, señaló para QUÉ Digital Alan Sasiain, el estudiante que actualmente cursa el sexto año de la carrera en la Universidad Nacional de La Plata y quien junto a Javier Blasco se aventuró en una investigación de tres años para relatar a través del film documental los hechos que terminaron en la condena de entre cuatro y nueve años para los acusados de participar de los ataques neonazis perpetrados entre 2013 y 2015 en Mar del Plata.
Los realizadores Alan Sasiain y Javier Blasco en el Tribunal Oral Federal, en el marco del juicio.
“En el arte no necesitás muchas veces el título habilitante para ejercer. Por suerte tuvimos los recursos para hacer la película y contar la historia sin ningún problema técnico”, agregó Sasiain sobre “El Credo”, el documental que relata el ascenso y la caída de los grupos neonazis en Mar del Plata y que hoy espera el visto bueno del jurado para saber si podrá ser estrenada en el próximo Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
“Nosotros la inscribimos y estamos a la espera de que la aprueben para estar en el Festival. Es una película que indaga, que busca en las relaciones de esta comunidad tan particular”, explicó el realizador sobre la película que relata “la lucha contra el fascismo en una pequeña ciudad balnearia de Latinoamérica”, como es Mar del Plata.
La idea primaria de lo que luego sería “El Credo” era, con cámara en mano, hacer notas a “la gente que había sido víctima o había sido parte de este proceso”. “La idea era que nos contaran qué era lo que había pasado, porque nosotros no estábamos en el campo de acción cuando ocurrieron los hechos”, detalló el realizador del film en relación a las agresiones que se sucedieron durante dos años, donde los integrantes de la organización actuaron con impunidad hasta que la justicia dictó una sentencia ejemplar a nivel nacional.
En consecuencia, Alan Emanuel Olea y Gonzalo Salomón Paniagua fueron condenados a 9 años de prisión; Nicolás Caputo a 8 años y seis meses; Oleksandr Levchenko a 9 años y seis meses; Franco Martín Pozas a 4 años y seis meses; Giuliano Spagnolo a 5 años y seis meses y Marcos Caputo, debido a su condición de menor al momento de perpetuar los ataques, a un tratamiento tutelar de 2 años. Por su parte, el único absuelto fue Giordano Spagnolo.
La dupla quiso ir más allá de lo amateur y una vez que conocieron la historia con más profundidad armaron una carpeta para el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (Incaa) con todo lo necesario para darle forma a un proyecto audiovisual. “Tomamos de referentes a otros que realizaron películas de este tenor”, puntualizó el realizador y ahondó: “Uno de los ejemplos fue el documentalista y periodista nacido en Bariloche Carlos Echeverría, quien cuando tenía nuestra edad hizo la película sobre nazis en su ciudad, ‘Pacto de silencio‘”.
“Tomamos ese norte y por suerte nuestra película resultó ganadora del subsidio para los documentales digitales del Incaa y a partir de ahí contamos con los recursos para avanzar en el desarrollo estético y de grabación sobre la historia”, agregó. El subsidio llegó un año después de haber iniciado la investigación y hasta ese momento los estudiantes creían que iba a ser una película independiente, “algo casero”. “Cuando nos llegó la noticia del subsidio nos alegró mucho porque tuvimos la perspectiva de hacer una película profesional”, expuso el realizador.
– ¿Por qué decidieron ponerle el nombre “El Credo” a la película?
– “El Credo” surgió como esta idea de un grupo fundamentalista, un grupo de personas que a partir de una idea llega a imponerla por la fuerza y la violencia a otras personas, destruyendo todo concepto democrático. Credo como sinónimo de secta, porque da la idea de un grupo cerrado con ideología por fuera de lo democrático y lo igualitario.
– Durante la investigación, ¿en algún momento tuvieron miedo de seguir avanzando?
– No, la verdad es que la comunidad marplatense nos recibió muy bien. La mayoría ya me conocía. A Javier Moreno Iglesias, Fernando Losada y Silvina Elías los conocía con anterioridad y me sentí muy cómodo, como en mi casa, al momento de investigar y hablar con la gente; son personas que aprecio por su militancia y las acciones que llevan adelante. Entonces siempre me sentí muy bien recibido por estar haciendo una película en mi ciudad.
A su, vez cuando entrevistamos -digamos- a los malos de la película como Pampillón o el abogado Cristian Moix, ellos estaban convencidos de que el juicio iba a salir para su lado entonces nos recibieron con buena onda, con entusiasmo, expresando sus ideas y creyendo que iba a terminar como ellos creían. Amargo fue su desencanto.
– ¿Pudieron corroborar que estos grupos neonazis crecen en otras partes del país?
– Sí, la investigación desnudó que estos grupos estaban organizados con otros sectores, sobre todo de Capital Federal donde hay grupos mucho más asentados, más extendidos y en otras partes de la provincia de Buenos Aires como Bahía Blanca y el conurbano bonaerense pero también hay subsedes en Salta, Tucumán, Santa Fe. Y esta gente coordinaba con estos otros muchachos, se conocían entre sí y tenían encuentros anuales en la ciudad de Buenos Aires con festivales de música clandestinos. Nosotros accedimos a contenidos fotográfico donde se ve gente de Bahía Blanca, Jujuy, Salta y del conurbano.
“EL CREDO” Y EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE
Fieles al impulso que obtuvieron tras la llegada del subsidio, Blasco y Sasiain se anotaron para participar con su primera producción en el Festival Internacional de Cine Clase “A” que este año llevará a cabo su 33° edición en Mar del Plata. Frente a la expectativa Sasaian sostuvo: “La película tiene argumentos propios, no estamos forzando nada”.
Es por ello que inscribieron la película en la competencia del Festival “donde creemos que es el mejor lugar para su estreno”. “En primer lugar porque el potencial que tiene un estreno en la ciudad es muy grande por toda la gente que se movilizó, los entrevistados y todos sus conocidos”, argumentan los realizadores.
Y en este sentido agregaron: “Sentimos que podemos llenar la sala del Teatro Auditórium o del Teatro Colón porque creemos que en la ciudad se generó un interés muy grande a partir de esto y entonces es mostrarle a los marplatenses una película donde se van a ver a sí mismos. Es una película que indaga, que busca en las relaciones de esta comunidad tan particular”.
– Hay una impronta bien marplatense…
-Creo que hay un poco desde mi visión marplatense que queda impregnada en la película, siento que hay un guiño a todos los marplatenses que está sugerido en el trailer, pero que en la película está bien explotado. Ya sea por los lugares que registramos, por las personas que decidimos entrevistar o por las relaciones que tienen entre ellos, de alguna manera en la película aflora la comunidad que como sabemos, en el verano recibe a millones de personas pero en invierno nos conocemos todos.
– ¿Cómo definirías “El Credo”?
– La película es una historia universal, por suerte en lLtinoamérica y en nuestro país el fascismo es una anécdota, es un sector que tiene ideas y que se apoya en cosas de la realidad, pero todavía son pequeños grupos que no expresan en el gran conjunto. Ahora en países de Europa, sobre todo, es un problema real porque estas personas gobiernan algunos países pequeños, tienen disputados en casi todos los europarlamentos. Sentimos que esto es una anécdota, es decir, es la lucha contra el fascismo en un pequeño lugar balneario de Latinoamérica. Entonces es una historia universal, que nos parece anecdótico que haya pasado en Mar del Plata. Nuestra intención es que Mar del Plata sea un punto de partida para una distribución internacional.
