El Gran Corso inundó Luro al ritmo del Carnaval
La avenida se convirtió este lunes una vez más en el “corsódromo” por el que desfilaron la Guardia del Mar y unas 20 murgas y comparas. Color, música, brillo, bombos y baile para darle vida a una verdadera fiesta que también incluyó reclamos.
Una fecha para bailar. El Carnaval es feriado porque hace falta una fecha para bailar, para dejarse llevar, para sentirse libre. En la ciudad ya se vive el final de esta fiesta y el Gran Corso Central desde las 19 recorrió la avenida Luro desde la Plaza Rocha hacia el centro, regalando música y color a miles de marplatenses y turistas.
Esta es sin dudas la fecha principal de los clásicos festejos y cuenta con el desfile de la Guardia Nacional del Mar, reinas locales invitadas y casi 20 murgas y comparsas de organizaciones independientes así como de las agrupaciones Carma y Momo, que entre niños, adolescentes y adultos congregan a más de 1000 personas.
Durante la tarde, además del color, también algunas murgas aprovecharon para volcar reclamos. Así como el año pasado en la misma actividad varios grupos adhirieron a la consigna que pedía la renuncia de la secretaria de Cultura de Mar del Plata, Silvana Rojas, hoy en medio del gran desfile los integrantes de la murga “Los parlantes del corazón” atravesaron Luro con una bandera para exigir que Etchecolatz cumpla su condena en la cárcel.
Un interminable desfile de comparsas por la avenida Luro. Bombos, color, brillo, trajes, baile y plumas. Una maldad inocente para rociar de espuma a desconocidos. Cientos de latas de aerosoles vacías al costado de las gradas montadas junto a Plaza Rocha. Transportes escolares repletos de los integrantes de decenas de murgas de los barrios que se acercaron al centro para el Gran Corso Central. De eso se trató y así se vivió el cierre de los festejos de los Carnavales Marplatenses 2018, que sin embargo siguen con algunos corsos en los barrios esta semana.
La conducción de la celebración estuvo a cargo de los periodistas Gabriela Azcoitía, “Pepe” Vasco y Jorge Zanier, este último además vicepresidente del Ente Municipal de Turismo, organizador del gran corso.
Luro se transformó este lunes por algunas horas en el “corsódromo” de la ciudad. Tal como estaba previsto, el tránsito vehicular se cortó para darle paso a las comparsas integradas por jóvenes, adultos y niños que le dan vida a los corsos barriales. Se lucieron, bailaron, brillaron. Algunos con más experiencia, otros con los nervios a la vista. Unos, con la destreza de la danza a flor de piel. Otros, solo con ganas de pasarla bien.
Así, los más chicos -y también algunos adultos- improvisaron guerras de espuma entre conocidos y desconocidos. Una mayoría importante tuvo durante el Gran Corso al menos una lata de espuma en aerosol por lo menos una vez. Y el que no, la miró con ganas.
Los rostros bañados de esa misma espuma, la ropa empapada, las corridas para evitar el líquido y la molestia de algunos que no querían participar, se desarrolló en paralelo al Gran Corso Central y muchos incluso disfrutaron más de esa inocente maldad de rociar al otro que del propio desfile de comparsas por la avenida. Esa inocente maldad tirarse con ganas, casi con bronca y sed de venganza, pero con una sonrisa inmediata al soltar la válvula y ver al otro cubierto de espuma.
