Hogar de Ancianos: un lugar criticado pero digno para envejecer
La caída de parte del cielo raso motivó denuncias de la oposición sobre el estado edilicio. Sin embargo, puertas adentro la atención del personal y la calidad de vida de los 50 abuelos allí viven dejan sin argumentos a la puja de intereses electoralistas.
El Hogar Municipal de Ancianos está en pie hace 80 años y hoy sus paredes albergan más que a 50 abuelos de bajos recursos. El último temporal provocó la caída de parte del cielo raso y en plena puja política con vistas a las elecciones de octubre se reavivó la polémica en torno al estado edilicio del inmueble ubicado en 12 de Octubre al 4600.
Pero puertas adentro hay más que un pequeño hueco (en proceso de reparación) causado por el impacto de las lluvias. En este histórico inmueble en obra laten historias de vida, hay presentes que lejos están de esperar la muerte, hay actividades culturales pensadas para resignificar la vejez, una alimentación programada para cuidar la salud de los ancianos y un cambio de paradigma en proceso para que no se conciban olvidados en un geriátrico sino lo más próximo a sentirse como en casa.
La visita de QUÉ comienza naturalmente en la entrada, donde desde hace poco más de un mes se viene trabajando en la reparación de los techos. Los abuelos entran y salen, porque el lugar es de puertas abiertas y porque no se les niega disfrutar el día afuera, aunque de vez en cuando alguno se vaya más de lo sugerido.
A pocos metros del ingreso, junto a los primeros abuelos que aguardan sentados en los sillones, está el agujero sobre el cielo raso que motivó al candidato a intendente de Cambiemos Carlos Aroyo a presentar un proyecto de comunicación para manifestar su “preocupación” por el estado del lugar, lo que luego derivó en un cruce de declaraciones con el oficialismo.
El sector afectado por las lluvias es una de las esquinas del edificio, más precisamente la de la sala de estar. Allí, parte del cielo raso se desmoronó a partir de las filtraciones de agua que se generaron debido a que desde hace poco más de un mes el inmueble está en obra y las reparaciones terminarán en los próximos días, según indicaron desde el área de Desarrollo Social del Municipio.
DEL HOGAR A LA RESIDENCIA
La palabra “hogar” busca quedar en desuso. La nueva Ley de Gerontología apunta a que estos lugares se denominen residencias, pero para eso no alcanza solo con cambiar la terminología aplicada.
La llamada “Residencia para mayores Eva Perón” está en pleno cambio de paradigma: uno de los sectores en el que duermen los abuelos es un viejo pabellón con una cama junto a la otra, sin divisiones, aunque con un espacio privado para que los abuelos puedan tener intimidad para higienizarse.
“Esto es lo que estamos cambiando, este viejo pabellón por habitaciones espaciosas donde el abuelo tenga su lugar, sus muebles, sus pertenencias y en definitiva su propio espacio, porque es donde vive”, explica la directora general de Desarrollo Social, Marisa Vargas, para avanzar hacia el siguiente lugar del edificio.
En este segundo sector de camas no hay habitaciones individuales, pero sí paneles que crean espacios únicos para cada residente. Lo ideal, sin embargo, es lo que muestra el tercer sector: allí hay varias habitaciones confortables e individuales para cada adulto o bien para cada matrimonio, porque muchos llegan al Hogar en pareja para no envejecer en soledad.
Desde las ventanas de este sector se observa la construcción del nuevo espacio de la residencia: nueve habitaciones en obra con áreas compartidas y una sala de estar, que reemplazarán al primer pabellón, al que se le dará un nuevo uso.
“Esto se hace todo gracias a la ayuda de la ONG Hazmereir con el trabajo que viene haciendo Juan Rey a través de distintas actividades solidarias que son muy importantes para nosotros”, aclara la funcionaria.
Semanas atrás, también en plena campaña, el precandidato a intendente de Progresistas Pablo Farías sembró dudas sobre el destino de los fondos de las actividades solidaridarias de la ONG a cargo del ahora funcionario del área de Cultura del Municipio, lo que también derivó en una serie de cruces de declaraciones de tinte electoral.
Los tres sectores están limpios, calefaccionados, tienen el aroma propio de una casa de familia, cuentan con baños a pocos metros, tienen más de un televisor y no presentan faltantes de insumos.
RESIGNIFICAR LA VEJEZ
Muchos de los abuelos que llegan al Hogar Municipal estuvieron en situación de calle o bien quedaron solos o son derivados del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). Mientras que algunos son asistidos a través del Hogar de Día que funciona sobre la calle Vértiz, otros (cerca de 30) cuentan con una atención domiciliaria que consiste en que la Comuna los asista con enfermeros, viandas y víveres, y unos 50 (de más de 60 años) viven hoy en la residencia de la calle 12 de Octubre.
Con el aval del personal médico, los voluntarios del área de Cultura y algunas enfermeras encienden la música en el salón principal y sacan a bailar a los abuelos. A todos, a los autoválidos y a aquellos que dependen de un andador o silla de ruedas paras trasladarse. Ríen, bailan, algunos con más ritmo y ganas que otros. Unos pocos miran, prefieren no sumarse a la pista, pero acompañan con palmas o con gestos de aprobación. El momento de diversión se termina, pero al otro día se repetirá.
“Estas actividades se repiten todos los días. Hay distintas intervenciones culturales que se realizan para que los abuelos compartan, se sientan bien, estén activos y no tirados en una cama. También se organizan campamentos cuando el buen tiempo lo permite y eso les encanta”, cuenta Marisa Vargas al seguir el recorrido.
UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE
La cocina del Hogar es antigua y tiene sus detalles, pero está limpia y ordenada, y los distintos tipos de alimentos están refrigerados por separado como indican las normas de bromatología.
Mientras las cocineras preparan el plato del día (filet de merluza y compota de manzana de postre), la nutricionista que organiza el menú para toda la semana cuenta que a los abuelos “se les permite elegir otra opción si no les gusta lo que hay para comer”, y que en general “aceptan lo que se les da porque muchos a lo mejor nunca tuvieron esta calidad de vida”.
Los abuelos de esta residencia recibe bien temprano el desayuno, luego una colación antes del almuerzo, sobre el mediodía el almuerzo con un menú rotativo, a la tarde la merienda, luego otra colación y finalmente la cena. No hay restricciones para repetir el plato ni objeciones a la hora de algún pedido especial.
Respecto de la cocina y los rastros del paso del tiempo que expone este ambiente bien equipado, la directora general de Desarrollo Social no duda en afirmar que “el lugar es un todo que tiene que ser como nuestra casa y a veces pasa que tenemos algún rincón que no tenga lo último o no esté como nuevo, pero está limpio, ordenado y se cuida muchísimo porque es lo que tenemos. Insisto, es su casa y no importa si son viejos o jóvenes, tienen que tener una buena calidad de vida y nosotros trabajamos para siempre ir mejorando”.
