La Unidad Penal Nº 15, colapsada: hay una superpoblación del 40%
Así se desprende del diagnóstico realizado en una de las últimas inspecciones judiciales. Al menos cincuenta internos duermen en el piso por falta de colchones y solo dos de los siete días de la semana hay cobertura en salud.
Que las cárceles en la provincia de Buenos Aires están superpobladas no es novedad y, lamentablemente, tampoco sorprende. Que una gran parte de la sociedad cree que quienes cumplen una condena deben hacerlo sin ningún tipo de garantía, porque “algo habrán hecho”, también. Sin embargo, la realidad no deja de golpear cuando los números se transforman en hechos, en personas que transitan el día a día bajo condiciones prácticamente inhumanas.
Un diagnóstico realizado esta semana por el equipo del Juzgado de Garantías Nº 4 – con el magistrado Juan Tapia a la cabeza- en el marco de una inspección en la Unidad Penal Nº 15 de Batán da cuenta de una sobrepoblación del 40%, con 50 personas durmiendo en el piso -no tienen colchones- y una atención médica totalmente deficiente: solo dos de los siete días de la semana hay cobertura en salud.
En concreto, de acuerdo al relevamiento realizado, la Unidad Penal Nº 15 cuenta con 1269 personas alojadas, cifra que marca el aumento – en solo un año- de un 14% en la población, eso si se tiene en cuenta que a comienzos de 2017 había 1100 detenidos alojados en las celdas.
Estos números, teniendo en cuenta que el cupo de la unidad se estima en 900 plazas de alojamiento, marca que a diciembre de 2017 “hay una superpoblación superior al 40%, lo que redunda en hacinamiento, promoción de enfermedades respiratorias como TBC (tuberculosis) y mayores niveles de violencia”, expone el magistrado.
En lo relativo a la seguridad, la unidad cuenta tan solo con 20 penitenciarios para los 1269 internos, lo que para el juez Tapia “implica el autogobierno de la cárcel, de acuerdo a la lógica del más fuerte, elevados a la condición de gestores de la violencia en los pabellones bajo la denominación de ‘limpiezas’”.
Y en cuanto a la salud, lo cierto es que en el último tiempo renunciaron médicos y psicólogos, por lo que actualmente solo dos de los siete días de la semana hay cobertura de médicos. En esa misma línea, y en cuanto a la salud mental, únicamente dos psicólogos brindan asistencia, en días diferenciados, para toda la población carcelaria. “Vamos hacia una cárcel sin médicos, controlada por enfermeros categorizados”, admitieron los propios profesionales durante la visita.
En este sentido, para el juez Tapia –quien en numerosas oportunidades ha manifestado la necesidad de intervención del Poder Ejecutivo y Judicial para rever las condiciones de encierro– la realidad es que “el activismo judicial, a través de distintas acciones de habeas corpus, es un pequeño parche temporal a un sistema que hace agua por todos lados, y torna cada vez más utópico el paradigma constitucional de una pena orientada a la reinserción social”.
