Boston, de la lucha a la recuperación de fuentes de trabajo
Especial | Anuario 2019
“Tarda en llegar y al final, al final, hay recompensa”, dice Zona de Promesas, la canción de Gustavo Cerati y el eco musical logra graficar lo que transitaron los trabajadores y trabajadoras de las confiterías Boston, quienes el 1 de junio de este año pudieron cerrar un ciclo de tomas, lucha, reveses judiciales e incertidumbre con la reapertura de la sucursal de la calle Buenos Aires.
La lucha dio su resultado, y así pudieron retomar las tareas quienes trabajaban en la tradicional confitería Boston, que ante la deuda que dejaron los propietarios, los hermanos Juan y Pablo Lotero, sostuvieron la toma de los locales para visibilizar su situación, pese a la incertidumbre y los incumplimientos. Vale recordar que ya en enero de este 2019 la sucursal de la zona de Varese -tras un desalojo ejecutado por la policía- había quedado bajo la firma de la compañía La Fonte D’ Oro, que absorbió a algunos trabajadores.
La sucursal de la calle Buenos Aires entre Belgrano y Moreno, que se mantuvo tomada hasta último momento, se reactivó a partir de junio, luego de que la firma -por disposición del Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 9- quedara a cargo de un síndico, tras el desplazamiento de los hermanos Lotero de la administración de la empresa y del otro local que, pese a la grave situación, mantenían abierto: el de la avenida Constitución al 4600.
Fue un año durísimo, de sostener el reclamo con mucha incertidumbre, repartirse tareas, seguir vendiendo café y medialunas para costear el día a día de las tomas y no bajar los brazos. En este sentido, la titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), Nancy Todoroff, denunció que los empresarios dejaron una deuda de $96 millones.
Y desde la reapertura de los dos locales a cargo del síndico, lograron trabajar sostenidamente a un ritmo que les permitió reincorporar a más trabajadores. Conscientes de la crisis económica que atraviesa el país y que marcó a Mar del Plata, lanzaron promociones para que las ventas se sostuvieran o crecieran. Y así llegaron a este verano en el que buscarán incrementar la actividad en busca de un futuro con mayor estabilidad.
El conflicto en las confiterías Boston llevó más de un año; desde que comenzaron los retrasos en los pagos de sueldo hasta que llegaron los despidos y la posterior ocupación de las sucursales. Los trabajadores y trabajadoras acompañaron este proceso, convencidos de que podrían recuperar sus fuentes de trabajo y entonces, tras un largo camino recorrido, finalmente la prestigiosa confitería volvió a abrir sus puertas, gracias a la fuerza colectiva.
