Viernes 19 de abril | Mar del Plata
29/10/2014

“En el camino”: una travesía por Latinoamérica

Santiago Vellini y Agustín Etchegaray decidieron emprender una viaje por el continente. Y eligieron registrar sus experiencias en una especie de bitácora 2.0, a través de las redes sociales. Anécdotas, personajes y vivencias de dos jóvenes de la ciudad en otras tierras.

“En el camino”: una travesía por Latinoamérica
Dos amigos, en una experiencia de viaje memorable. (Fotos: Santiago Vellini / Agustín Etchegaray)

Todo comienza con una idea. Y poco a poco, o también puede ser de repente, algo se materializa. El proceso es similar en la mayoría de los casos, pero los resultados pueden ser disímiles. Agustín Etchegaray (27), diseñador, y Santiago Vellini (21), fotógrafo, son dos jóvenes profesionales de la ciudad, amigos. Meses atrás, y tecnología de por medio, comenzaron a darle forma a una idea conjunta, con varias dudas, pero muchas certezas. Finalmente, las ganas y lo atractivo de la propuesta ganaron y así nació el proyecto “En el camino”: dos amigos, un viaje por Latinoamérica y cientos de anécdotas, personajes y vivencias.

Mientras recorren Perú  -y a días de haber sufrido un secuestro en la ciudad de Huanchaco, algo que fue “una experiencia horrible” que derivó en la pérdida de sus pertenencias y de valioso material fotográfico, pero que no eclipsa para nada el viaje- Agustín Etchegaray charló con QUÉ y contó detalles de sus experiencias, a nivel personal y profesional, y de los pormenores de esta travesía.

 – ¿Cómo surgió la idea del viaje? ¿Fueron con algún objetivo puntual, tanto en lo personal y como en lo profesional?

– La historia de este viaje arrancó cuando en marzo, aburrido de mi trabajo como diseñador en una empresa de software y queriendo resolver algunos mambos amorosos/personales, comencé a viajar por Latinoamérica y a ejercer de manera freelance. Me fui a tirar a la pileta, con el desafío de trabajar y viajar al mismo tiempo, sumado a las “no-seguridades económicas del freelanceo”. 

A medida que pasaban los meses y los kilómetros, iba hablando y contándole el paisaje a Santiago, fotógrafo, amigo y compañero de trabajo en algunos proyectos. Una madrugada en Huanchaco, Perú, volví del muelle, de pasar la noche observando a los pescadores y le dije a Santi: “Estoy viendo fotos tuyas acá, tenés que venir”. Santi, en ese momento estaba de viaje familiar en San Martin de los Andes, pero se empezó a comer la cabeza y aceptó pensar en la idea de unirse al viaje. Luego de unos días de debate, acordamos encontrarnos en agosto en México DF, ya que yo iba estaba visitando a mi hermana que vivía ahí, y sería un buen punto para recorrer de punta a punta el continente de manera medio lineal.

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 – ¿Cómo ha sido la experiencia hasta ahora? ¿Cómo fue vivir un secuestro, y estando en otro país?

La experiencia, exceptuando la noche del secuestro (que incluso a pesar de ser horrible nos dejó un enorme aprendizaje), fue espectacular. Conocimos lugares, gente, situaciones increíbles, hermosas. Durante el trayecto, fuimos intercambiando nuestro trabajo en hostels, haciendo fotos y diseño, lo que nos permitió dormir y comer gratis durante más de la mitad del viaje (incluso hasta lavar la ropa o tomar cerveza gratis también).

No distinguimos vivir un secuestro en otro país de vivirlo en el propio porque afortunadamente no nos ha pasado en Argentina. Creemos que debe ser lo mismo. Ligamos algunos golpes de más por alguna jerga que no entendíamos y tardábamos un poco en dar respuestas a los secuestradores. Por lo que después, cuando nos liberaron (estando perdidos en un descampado, en el medio de una villa a la medianoche), no teníamos en mente si estábamos en Perú o en dónde. Lo importante era conseguir una salida de ese lugar y creo que en Argentina hubiera sido igual. 

La verdad es que la policía no hizo diferencia con nosotros por ser extranjeros. De hecho, sentimos que éramos un trámite, un papel que tenían que llenar y nada más. Terminamos durmiendo en el piso de la comisaría porque nos quedábamos dormidos en las sillas y nos caíamos.

Por fortuna, la cónsul se mostró de manera muy atenta y voluntariosa a la hora de contener a las familias y a nosotros. Nos recibió en su casa a las 11 de la noche con un café caliente, nos entregó algo de dinero para zafar unos días hasta que llegara un amigo nuestro a Lima (que ya tenía planeado su viaje anteriormente) y nos prestó un teléfono para hablar. Nos dio algo de impotencia la ausencia de cabinas, cibers, formas de comunicarnos con nuestras familias. Terminamos llamando desde un teléfono público, en una parada de camiones en medio de la ruta, para avisar que estábamos bien y que salíamos para Lima.

 – Ahora que están en viaje ¿piensan el proyecto como algo puntual o con la idea de seguir haciendo cosas?

La idea comenzó siendo para este viaje puntual, y en el medio, nos empezamos a permitir pensar en uno futuro. El primer día creamos la página de Facebook “En el camino”, que nació con la idea de mostrar el día a día para amigos y familia y terminó llegando a mucha gente que estaba o había estado en la misma, o gente que simplemente gustaba de la idea de viajar. Como idea final para nuestro viaje, pensábamos hacer una muestra con las mejores fotografías. Si bien todo el archivo fue robado, quizá sea factible con algo de material que nos quedó en la nube. Veremos, es una posibilidad. Primero nos vamos a acomodar de vuelta y después, cerveza de por medio, charlaremos sobre otro viaje (aún sin fecha). 

 

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29/10/2014