Ese rock de Kapanga
La banda de Quilmes se presentó este sábado en la Base Naval. Fue uno de los recitales más concurrido del ciclo con baile, canción y banderas. Un show con el sello Kapanga.
Kapanga es versátil dentro de su creación, siempre. Y en Mar del Plata, en la Base Naval, por qué no irían a serlo. Kapanga durante unos segundos se transforma en una banda de covers de casamiento, pero enseguida es esa banda que hacer mover a todos con La Crudita. Y también es esa banda que puede conmover. Y entonces suena Desearía y le cantan “La ciudad no me permite ver el sol” a los (muchos) nenes con sus padres, a los pibes del aguante y la bandera y a los que los miran desde atrás.
Eso fue el recital de Kapanga en Mar del Plata, en una noche de las más concurridas en el predio de la Base Naval. En la ciudad, a decir del Mono, en la que más tocaron.
Mono es un frontman que gusta, quizás una buena parte de eso se deba a que sigue siendo el pibe del barrio que creció, que construyó desde lo básico una manera de decir y de hacer mover a miles, sin ser un fenómeno de momento sino una banda consolidada y proyectada.
Kapanga, a lo largo de algo más de una hora deja ver con claridad ese poder de la música ya incorporado como normal, ese poder de despertar distintos sentimientos cada tres o cuatro minutos. Porque, otra vez, de Desearía pasan a La Crudita sin más que un chiste sobre cualquier cosa en el medio.
Como pocas veces, cuando el show termina, termina. Rápidamente las luces vuelven a ser las normales, la banda hace la reverencia, nadie pide “otra” y la locutora despide a todos. A los Kapanga los espera el día dos del Cosquín Rock, en Santa María de Punilla, Córdoba. Ahí donde la mística del rock argentino es protagonista.
