Miércoles 24 de abril | Mar del Plata
28/03/2020

Familia Ombus: un regreso fortuito a Mar del Plata por el coronavirus

En diciembre la actriz y docente Cecilia Dondero partió con su familia a recorrer el país y Latinoamérica. El avance de la pandemia los encontró en Chile.

Familia Ombus: un regreso fortuito a Mar del Plata por el coronavirus

A mediados de diciembre, la actriz y docente Cecilia Dondero junto a su familia se despedía de Mar del Plata y emprendía una aventura sin rumbo fijo: la idea era recorrer y conocer otras culturas, realizar su obra de teatro y vender sus producciones artesanales. Pero una vez que cruzaron a Chile el cambio de planes fue rotundo, el avance del coronavirus fue más rápido y la “Familia Ombus” tuvo que regresar antes de lo planeado.

Cecilia Dondero es docente de teatro y actriz. Su compañero, Gerardo Frias, músico y herrero; junto a su hijo Manuel y su hija Camila, conocieron distintas ciudades y pueblos del norte argentino. Pero para continuar con la aventura y que pudieran iniciar las clases a distancia tenían que esta fuera del país.

Promediando fines de marzo, la familia tomó la decisión de cruzar la frontera, estaban en Jujuy. “Hace 4 días atrás íbamos a ir para Bolivia. Pero nos enteramos de los cortes de ruta y manifestaciones para que no entren argentinos, y decidimos ir para Chile. Teníamos el apuro de salir del país, ya que de esa manera nuestros hijos podían empezar a cursar el Seadea la escuela virtual. Entramos a Chile a las 20; más tarde el presidente de Argentina decide cerrar las fronteras”, publicaron a través de la cuenta de Instagram que utilizaron cual bitácora de viaje.

Pero al ir viajando no tenían noción del avance real de la pandemia que fue creciendo en el mundo. Una vez que se instalaron en San Pedro de Atacama fueron a pasear por la costa y la realidad les dio la bienvenida. “Llegamos a Tocopilla, pueblo portuario, industrial. Nos dicen de ir a Iquique, una ciudad hermosa, mar y montañas, médanos, divino. Nos trataron súper bien. La obra por razones sabidas no la íbamos a poder hacer, entonces decidimos vender artesanías y merchandising en la playa. Y en ese momento, vemos que la cortina del motorhome vuela por fuera de la ventana… “¿dejamos la ventana abierta?” No. Nos rompieron la ventana y nos robaron”.

“Despertamos, y a pesar de todo decidimos meterle pata y seguir nuestro sueño. Vamos para la playa, estacionamos, le pongo protector a los nenes y vemos que gente del municipio están haciendo pozos para poner palos, altos… “¿para que serán?”, nos preguntamos. Llega un señor de la municipalidad y nos explica que el presidente decretó Estado de sanidad (o algo así), nadie sale ni entra en 90 días. Nos miramos, con el protector en la mano. Llegan dos periodistas de una radio y nos entrevistan. “¿Qué opinan del coronavirus?” Y contamos nuestra historia. Y se me hace un nudo en la garganta. “Volvamos a Argentina, ya”. Ya veremos cómo sigue la aventura de la Familia Ombus…”

Finalmente, arribaron el viernes 20 de marzo a Mar del Plata, el día del inicio de la cuarentena obligatoria. Los cuatro integrantes de la aventura bajaron de la casa rodante para volver a habitar la casa, y cumplir con el aislamiento los próximos 14 días. “Sentimientos súper encontrados. Alivio por haber podido volver en estas circunstancias, y una profunda tristeza por no poder seguir con esto que venimos soñando y armando durante tanto tiempo”, compartió Dondero.

FAMILIA OMBUS: 10 MIL KILOMETROS DE RUTA Y FUNCIONES

En esta aventura. la familia Ombus recorrió 10 mil kilómetros. De ida hicieron 7 mil kilómetros en total y la vuelta, que fue más directa y cerró en 3 mil kilómetros. A Cecilia Dondero le gusta llevar cuenta de varias cosas y no pierde detalle.

“Estuvimos en la provincia de Buenos Aires (Tandil) después en Mendoza, San Luis, Córdoba, Catamarca, Salta, Jujuy y después nos fuimos a Chile. De ahí volvimos volando a Mar del Plata”, detalló la actriz que contabilizó 86 días de viaje total, algo de tres meses, en los cuales recorrieron ciudades y pueblos inhóspitos. Como el viaje no tenía fechas ni destinos, fueron parando y conociendo distintos lugares. Para dormir a veces elegían campings, otras se quedaban en casas de personas que abrían sus puertas, en departamentos, el patio y la calle.

En general, en todas las provincias del país recibieron un buen trato de las personas. “Creo que tuvo mucho que ver la obra de teatro, al viajar en familia y con un proyecto así abre puertas con la gente y con municipios. Con espacios para hacer la obra y para hospedarnos”, reconoció la artista.

Familia Ombus en este recorrido realizó alrededor de 30 funciones, todas en  Argentina. Se presentaron en teatros, Centros Culturales, en Plazas y eventos organizados como en Catamarca donde la Municipalidad los contrató para actuar en un barrio. “Había un ciclo organizado que se llamaba ‘Viva la Plaza’ o  en un encuentro que se llamaba ‘Activando Comunidad’ en un lugar increíble en medio de la montaña”, comentó Cecilia Dondero.

-¿Cómo fue la recepción de la obra de teatro?
-La recepción de la obra fue hermosa en todas las funciones, no hubo una función que no se acercara la gente a decirnos qué linda la obra, qué lindo el mensaje y cómo lo contábamos. Y que lo más hermoso era vernos a los cuatro en familia haciendo la obra. Los más chicos se divertían y los adultos venían a abrazarnos.

-En ese contacto la empatía estuvo a flor de piel..
-Nos pasó de todo, nos contaban anécdotas personales. Hubo gestos muy lindos de mucha gente que empatizó con el proyecto. El publico iba variando según donde la hacíamos y en todas las situaciones notábamos el interés y el disfrute.

-¿Cómo fue la experiencia de realizar funciones en familia?
-Hacerlo con los chicos fue increíble, todo el tiempo estábamos atentos a que el día que ellos no lo disfrutaran íbamos a cortarlo o hacer una adaptación para hacerla nosotros dos, pero la verdad que la disfrutaron siempre.

-¿Cómo se arreglaron, económicamente hablando?
-Si hubiésemos salido sin un peso, con lo que hacíamos solo con la obra, no alcanzaba, esa es la realidad. En general trabajamos a la gorra, alguna veces con entrada y con un Municipio que nos daba una base de gorra que nos venía súper bien pero en Argentina está complicado comer. Algunas provincias son un poco más baratas pero en general es carísimo comer. Nos cortó todo esto saber qué pasa en otros países. Pero en el norte argentino es más barato.

-Todo transcurría de forma normal hasta que se expandió el coronavirus. ¿En qué situación los encontró el avance de la pandemia?
-El 15 de marzo llegamos a Chile y el 18 decidimos volvernos. Nuestros hijos estaban anotados en el  Sistema de Educación a Distancia (Seadea) que recién nos iban a dar de alta para que empiecen en el país. Para principios de marzo ya deberíamos haber estado fuera pero queríamos seguir recorriendo el norte del país. Les escribimos y nos dijeron: “No hay problema, siempre y cuando no se pasen de los primeros días de abril”.

-Hasta ahí todo seguía su curso normal
-En Tilcara estuvimos el 11 de marzo y veníamos escuchando sobre el coronavirus. En Tilcara se empezaron a tomar medidas más drásticas, veíamos si hacer la obra o no. Seguimos a Humahuaca porque teníamos una función. Todo este tema crecía y si no salíamos del país los chicos no podían empezar la escuela. Nosotros nos íbamos a ir por Bolivia, cuando empieza todo esto decidimos ir a Chile. Tomamos medidas bastante apresuradas.

– ¿Y en Chile qué paso?
-El primer pueblo es San Pedro de Atacama, todo muy hermoso pero caro y no es una ciudad para niños. Seguimos para la costa, llegamos a Tocopilla otro poblado que no nos gustó con mucha prostitución y nos fuimos a Iquique con playa y la montaña pegada. Ahí se nos empezó a complicar porque no podíamos hacer la obra. Nuestra mayor fuente de ingreso se estaba viendo boicoteada, teníamos merchandaising y artesanías que había hecho mi compañero. Salimos por la playa a vender y contar nuestra historia, la gente súper amable nos empezaba a comprar. De repente vemos que nos habían roto el vidrio de la camioneta, nos acercamos y efectivamente nos habían robado. Fue un golpe muy duro porque ya veníamos con problemas de laburo. En la calle sin saber donde parar.

-¿En qué momento decidieron volver?
-Al día siguiente, fuimos a la playa para seguir vendiendo. Estaban vallando la playa, nos informaron que iban a cerrar la ciudad y que el presidente estaba decretando estado de sanidad y catástrofe por 90 días. Yo le estaba poniendo protector a mis hijos, y así como estábamos nos subimos a la camioneta y nos volvimos a Argentina.

En 52 horas, hicimos 3 mil kilómetros de Iquique a Mar del Plata. Los policías y gendarmes nos pararon en todas las provincias que cruzamos, se iban cerrando las fronteras a nuestras espaldas; un estrés tremendo porque no sabíamos si nos iban a dejar pasar o no, si nos iban a dejar en cuarentena en alguna provincia.

Llegamos el viernes 20 de marzo, fue muy rápido. Con una mezcla de sensaciones, por un lado con la tranquilidad de estar en casa cerca de la gente que nos puede dar una mano. Y por otro lado con gran tristeza porque se nos cortó el viaje que veníamos proyectando hace una año, gestionando y no nos dieron la oportunidad si podíamos hacerlo fuera del país. Es bastante raro.

-De este viaje, si pudieran recomendar tres lugares ¿Cuáles serían?
-Se nos re complica porque vimos un lugares alucinantes. Pero nosotros somos enamorados del norte argentino. Toda la zona de Humahuaca , Tilcara, Purmamarca es alucinante, mágica; desde las montañas, los colores, los pueblos las callecitas, las casas de adobe. Es muy colorido, pintoresco. Realmente notamos que se vive una atmósfera y una energía distinta. Empieza todo esto de los cerros y los colores en el cerro del Cafayate en Salta y se va amplificando increíblemente en la Quebrada.

También fuimos a Cachi, un pueblito perdido en la montaña y en el tiempo, se vive una paz. Están los cardones, los cerros nevados de fondo. Todo lo que es Córdoba, Traslasierra; esta Nono que es bellísimo con sus ríos, Capilla del Monte, todo lo que es río y rocas grandes. En San Luis conocimos toda la zona del Trapiche, La Florida que son lugares naturalmente hermosos, con ríos de agua limpia. Son lugares para conectar con la naturaleza. San Rafael de Mendoza es muy completo para nosotros, porque tenes lo que es la ciudad y te vas un poco más lejos y encontras con lugares naturales.

Algo que venimos militando desde que lo vivimos es Catamarca, por lo menos nosotros y nuestro círculo familiar y amistivo no tenemos ni idea de lo que es Catamarca, tiene lugares naturalmente alucinantes, sino también de lo que es la historia y ruinas.Tiene la trilogía andina. Es una gran provincia que tiene mucho.

-¿Y algo que no estuvo bueno en este recorrido?
-El contraste con todo esto es la basura. En general, la contaminación visual que hay nos pegó muchísimo. En Catamarca, por ejemplo al lado de un río divino nos encontrábamos con basura, plástico, pañales, botellas. Nos pasó lo mismo en Córdoba, estábamos recorriendo un río en Capilla del Monte y se ve que en una crecida trajo basura, y cuando digo de todo es hasta ropa. La única provincia en la que se ocupan de la basura es San Luis. Se le pueden criticar un montón de cosas pero hay gente trabajando en la limpieza, todo el tiempo en todos lados. Eso nos sorprendió un montón.

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28/03/2020