“A vida invisível”, primera latinoamericana en la Competencia Internacional

La película brasileña, premiada en Cannes y que se presenta en el Festival de Cine, cuenta la vida de dos hermanas, en los años cincuenta, atravesadas por la sociedad machista que las relega.

(Fotos: prensa MDQ Film Fest)

Por: Mariano Taborda

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Eurídice y Guida son dos hermanas que viven en Río de Janeiro. Tienen sueños adolescentes: la primera quiere estudiar piano en Viena y la segunda fantasea casarse con un marinero griego y conocer el mundo. Para las mujeres era más difícil. Las condiciones objetivas y subjetivas de la sociedad patriarcal brasileña de los años cincuenta frustró las aspiraciones y las separó. Guida se escapó con el marinero que la abandonó luego del embarazo. Su padre la echó de la casa, no quería “una puta con un hijo bastardo”. Eurídice se casó pronto, también fue madre y los conservatorios vieneses quedaron solo como sueño de la juventud.

“A vida invisível” es una película larga (139 minutos) pero lleva adelante, en tono de melodrama, algunos conflictos potentes. Los colores saturados y vívidos, junto con la música de piano que Eurídice practica (casi siempre Franz Liszt) ayudan a que la tensión no afloje en las casi dos horas y media. Transcurre, en forma cronológica lineal, durante varios años. Eso también favorece a que la atención no se disperse.

La crítica al machismo no es burda. En la sexualidad es donde mejor se describe la opresión. Eurídice tiene su debut sexual en la noche de bodas. Está cansada, borracha, no tiene intención de intimar. El flamante marido la acompaña al baño para que vomite y acto seguido intenta penetrarla. Ella está algo mareada, cuesta encontrar la posición. Cuando logra penetrarla, hay embates toscos, violentos. Él empuja, casi con asco, hasta acabar. Guida es madre soltera. En una fiesta, va con un hombre a un apartado, se besan con pasión. Él nota que de sus pechos sale leche; ella se incomoda y lo masturba para superar el momento. Los hombres gozan, tienen orgasmos. Ellas no.

El otro aspecto interesante del filme tiene que ver con la construcción de la maternidad. Eurídice se esfuerza, pese a su marido, por no quedar embarazada; una vez que eso ocurre piensa en abortar. No lo consuma pero nunca se muestra con la atención total en la familia; su principal interés está puesto en encontrar a su hermana que no ve desde hace años. Guida tiene un hijo, sin padre. Siempre está buscando la forma de dejarlo al cuidado de alguien para recobrar la libertad.

El séptimo largometraje de Karim Aïnouz, “A vida invisível” preseleccionado por Brasil para los premios Oscar, es un interesante melodrama, muy bien actuado, con personajes contradictorios, muy humanos. El aspecto más flojo es el final: se acelera para abarcar una cronología mayor y pierde fuerza.