La serendipia de Radagast y esas incansables ganas de hacer reír
Con la magia como punto de partida, el comediante recorre su serendipia y en una entrevista con QUÉ Digital habla de sus proyectos, del juego, de las redes sociales, de la popularidad y de los desafíos.
| Por Lucho Gargiulo
Agustín Aristarán es comedia. Es risa mezclada con magia, música, stand up, baile y actuación. Siempre con ese juego que RA-DA-GAST propone y busca desde que Papá Noel le trajo un juego de magia, en vez de un camión Duravit. Entonces, con la magia como punto de partida, el comediante recorre su serendipia, que lo lleva a ser uno de los comediantes del habla hispana con mayor llegada.
Rada se presenta en Mar del Plata después de recorrer, con su ultimo show –“Serendipia, el musical”- Buenos Aires y luego de girar por el interior del país y por destinos internacionales como Chile, Uruguay, Colombia, Perú, Venezuela, Panamá, México y España. El pibe la rompe. Es el único artista argentino que tiene un show unipersonal en Netflix, además de tener la suma de más de dos millones de seguidores en sus redes sociales. Sin embargo, asegura que las redes son un puente “para que la gente venga al teatro”.
Acompañado por su banda The Colibriquis, el espectáculo en cartel es una de las apuestas más fuertes que el comediante tiene para este año: seguir contando su historia, su serendipia y cantar algunos de los hits de su disco “DADA”, disponible en Spotify. Pero también el 2019 es una oportunidad para seguir explorando y jugando, como lo hace en su programa “Rada house”, que ya estrenó primer capítulo y el propio Rada asegura que el segundo “va a ser una bomba atómica”.
Enero dejó dos funciones en Mar del Plata, en la primera una bebé lloró y él se olvidó la letra, aunque después de unos segundos, las risas lo volvieron al escenario. En la segunda función hubo cosas distintas, cosas que salen y otras que entran, algunas que probó y otras que decidió dejar de lado. Es que a Agustín -o Rada, como lo conocen y se hace conocer- le gusta jugar y cuando uno juega, nunca hay dos cosas que salgan igual.
El lunes 4 y 11 de febrero, Rada seguirá presentando su show: las entradas están disponibles en la boletería del Centro de Arte Radio City+RoxyComedy+Melany (San Luis 1750) y a través de Plateanet. Pero antes de eso, en su segunda presentación en la ciudad, Rada recibió a QUÉ Digital y compartió la intimidad de la previa, antes del show.
En su camarín, con su hija Bianca sentada a su lado con los auriculares puestos -aunque parece que no lo escucha, ella está atenta a todo- el artista repasó su serendipia, algo que por definición y según la Real Academia Española (RAE) es “un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”. Pero para Rada, es algo así como que “podés plantar peras y cosechar membrillos”.
– ¿Cómo llegas al concepto de serendipia?
– Me lo pasa mi cuñada que es mi productora, mi manager y un día me dijo “Tu vida es una serendipia constante, chabon”. Y bueno ahí quedó, conocí esa palabra que es una palabra salvadora que le dio sentido a un montón de cosas.
– Desde que la conociste hasta ahora, que lograste darle un marco y ponerlo arriba del escenario, ¿pasó de todo?
– De todo, de todo. Sí. Cambio mi vida rotundamente en cuanto a popularidad, la cantidad de trabajo, las propuestas, los desafíos. Pasó de todo, mil cosas pasaron.
– ¿Y qué hay detrás de serendipia o lo que vos querés que se lleve el público? El público se lleva lo que quiere y lo que puede, pero siempre hay una intención…
– Yo quiero que la pasen muy bien, que se rían mucho y que se metan en mi peli. Y si los puedo modificar en algo me voy contento, si solo se divirtieron me voy contento, si se emocionaron me voy contento. A mí me pasa cuando voy a ver un artista, que los artistas que me gustan mucho son los que me modifican algo, los que me hicieron irme diferente a cómo vine. Que alguna fibra se movió que hizo que te vayas diferente. Si pasa eso en el show con una parte del público, yo ya estoy contento con lo que estoy haciendo. Eso no lo voy a saber nunca.
– Y ahora empezaste con “Rada house”, una apuesta fuerte…
– Fuerte, pero feliz y agradecido. No me imaginé que iba a tener tanto éxito de movida. El segundo capítulo que va a salir ahora en febrero va a ser una bomba atómica, hay un invitado, una megaestrella internacional así que no lo puedo creer todavía haberlo grabado. No puedo contar absolutamente nada hasta el 18 de febrero. Súper feliz, es lo que siempre quise hacer un programa así y que den ganas de verlo.
– Hablemos de Internet ¿Entendiste al toque cómo funciona lo que se viene?
– No sé si lo entendí o lo voy comprobando.
– ¿Cómo surge la idea del programa?
– Quería hacer un programa en mi casa, que es uno de los lugares donde más me gusta estar. Viajo mucho, ando por todos lados y llegar a casa me da mucha paz y tranquilidad, vivo bastante en paz y de la forma en que a mí se me canta hacer las cosas: sin jefes, sin compromisos, solo tengo compromisos comerciales.
– Que son necesarios…
– Obvio que son necesarios, el programa es muy costoso y gracias al apoyo de los auspiciantes lo podemos llevar a cabo.
– ¿Por qué elegís ser tu propio jefe?
– Porque me gusta ser mi jefe. Porque desde que tengo doce años soy mi jefe. Las veces que tuve jefes no me sentí muy cómodo. No porque tuve jefes malos, la verdad es que tuve jefes muy buenos; hablo de la vez que tuve jefes, que fue en la tele…
– Está como el límite que sabés que te puede imponer el otro…
– Pero no porque soy un eterno Peter Pan al que no le gusta que le pongan límites, ni nada. Tengo una forma de laburar en la que a veces necesito poder manejar mis tiempos, a mí manera.
– Que tiene que ver con el juego…
– Que tiene que ver con el juego, exactamente.
– ¿No dejaste nunca de jugar desde que te subiste al escenario esa primera vez?
– No, cuando dejo de jugar es porque estoy aburrido de lo que estoy haciendo y lo cambio automáticamente. No hago nada que no me divierta. Esa para mí es la clave, sé que es muy difícil, soy muy afortunado. Hasta hace poco no creía en la suerte, creía que era todo el mérito ¡Los huevos! La verdad es que tengo mucha suerte también.
– ¿Todos los tiros entran? ¿Por suerte o por esfuerzo?
– Es propio del esfuerzo y es mentira que entran todas al arco. Pero hay un montón, más vale. Sin fracasos no hay, no quiero decir la palabra éxitos porque me choca un poco la palabra éxito, porque está como medio desvirtuada esa palabra. Pero sin fracaso no hay aprendizaje, no hay triunfo.
– Al no tener jefe y vos tener que ponerte los límites ¿cómo laburás la crítica? ¿cómo tomás los errores?
– Como aprendizaje y la crítica…
– No la crítica que te dice “Forro, boludo, madurá”. Eso no es crítica, eso es ataque…
– Sí, eso es ataque y lo tomo como ataque. Como yo nunca devuelvo el ataque se desaparece en el aire. Los errores, tengo un equipo muy zarpado alrededor, si bien no tengo jefes, tengo un equipo que me pone límites porque soy un eterno jugador, en el mejor sentido de la palabra juego. Entonces hay gente que me dice: “Todo bien, esta buenísimo lo que estas flasheando, pero mirá que hay que ir por acá, nos parece lo mejor”. Y a veces les doy bola.
– Pasaste de tener 12 años en Bahía Blanca y estar haciendo la tuya a tener todo un equipo ¿Cuánta gente labura con Radagast?
– Hoy somos como 14, entre el equipo que tengo acá, el que tengo en Chile y sí, somos una banda de gente. Se sumó mucha gente con la banda de música, que también era un deseo, un capricho, un sueño y conseguí a los mejores músicos de la Tierra.
– En el primer show de serendipia acá en Mar del Plata lloró un bebé en plena función ¿Cómo manejás esas secuencias?
– Esos momentos son los que tiene que haber y que hacen que vos te acuerdes: “Yo estuve ese día en Mar del Plata cuando lloró la pendeja y se olvidó la letra”. Y me olvidé y me fui. El otro día en Buenos Aires, una mujer se tentó tanto y tenía una risa que era tan graciosa que tuvimos que parar todos porque estábamos tentados. Ruidos, cosas que pasan y que hacen que los shows sean únicos y que sean en vivo.
– ¿Y qué cosas te siguen pasando, que te pasaban cuando eras pibe?
– Casi todas, las mismas. El mismo nervio, la misma adrenalina, las mismas ganas de que sea un show único, una función única. El miedo de ver si viene gente o si no viene gente. De que esté todo bien, de estar pendiente del que no se está divirtiendo. Eso quizás un poco por el ego pelotudo del artista de querer que todos se rían
– Las redes sociales ¿son una excusa para esto?
– Obvio, las hago para que la gente venga al teatro.
– Lo que más amás es el teatro…
– Es lo que más amo en la Tierra. Estoy en el camarín charlando con vos, en un ratito tengo que subir al escenario, eso es lo que más me gusta y todo lo que hago es para que me conozcan y que vengan acá. No me interesa ser famoso, no me siento famoso, me siento conocido pero quiero que vengan al teatro, que vengan a ver lo que pasó en tantos años.
– ¿La edición de video te gusta?
– Instagram lo manejo 100% yo, en Netflix también estuve muy metido, vi los cortes paso a paso en la edición y confié mucho en la gente que estaba ahí porque hay chabones muy zarpados, pero sí yo di mi opinión sobre todo en el tema de la comedia, porque si hay un corte, necesito que sea claro para que entonces el chiste se entienda cómo yo lo quiero decir. En “Rada house” estoy muy metido, opino mucho; de hecho la primera vez que me lo mostraron lo encontré un poco más lento, yo necesitaba que tuviera esta cosa de ir y venir.
– Con el tiempo fuiste adquiriendo muchas herramientas ¿qué te gustaría agregar?
– Me gustaría bailar mejor, este año mi meta es estudiar un poco de baile.
– Rada: ¿Te estás riendo vos?
– Bianca: Sos de madera creo.
– Rada: Bailo muy bien, no soy un tronco.
– Bianca: Sí. Tenés en vez de la espalda, la parte de atrás hecha tronco.
– Rada: Creo que sí, quiero bailar un poco mejor.
– ¿Querés seguir el camino de lo musical?
– Sí, a mí me gusta la cosa ecléctica. El disco con The Colibriquis tiene un montón de géneros, ahora estamos por grabar un trap, voy viendo lo que a mí me gusta y tal vez término haciendo flamenco, no lo sé. Lo que me copa es sumar alguna cosa, no restar. Siempre con la comedia como base.
