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Las Taradas: “Lo que importa no son las modas, sino el estilo”

La orquestina de señoritas presenta su disco “Sirenas de la Jungla” en el Teatro Auditorium. “Nos atraen canciones que tienen un nivel de vigencia por más que hayan sido compuestas en los 30 o 40”, dice su violinista, Rosario Baeza.

En un mundo que todo dura tan poco y que la belleza no es más que una construcción que muchos se empecinan en destruir y reinventar a cada rato, alguna vez, la icono de la moda Coco Chanel dijo algo parecido a “lo que importa no son las modas, sino el estilo”. Muchas décadas después, la orquestina de señoritas Las Taradas tomó esas palabras como propias y con un repertorio de los años 30 y 40, con swing, cumbia colombiana, bolero, canzoneta y más, consideran que la belleza radica en “el nivel de vigencia de las canciones”. Las modas pasan, el estilo queda.

Las Taradas presentará su último disco, Sirenas de la Jungla, este viernes desde las 21 en el Auditoirum, un viaje musical anacrónico en el que sonidos de los 30 o 40 se nutren con la interpretación de esta banda de chicas del siglo XXI. “Es un viaje a otra dimensión, eso es lo que siento. Los temas entre sí son muy diferentes. Hay temas nuestras y versiones. Nunca hicimos un determinado estilo, lo nuestro es la variedad. Es como un recorrido, un viaje musical”, dice la violinista y una de las voces del grupo, Rosario Baez.

El disco lo estrenaron la semana pasado en el Teatro Vorterix de Capital. Tiene un sonido más contundente que anteriores trabajos de Las Taradas, donde todo era más acústico y despojado. En Sirenas de la Jungla aparecen guitarra eléctrica, bajo eléctrico y batería.

“Tiene un sonido con una vuelta más de tuerca, el disco anterior era más fiel al sonido acústico, pero después de un proceso muy natural la banda empezó a crecer y empezó a convocar más gente. Los lugares donde tocábamos empezaron a crecer también y eso, desde el sonido, también genera una necesidad de hacerlo un poco más grande para cubrir esos lugares”, cuenta Rosario y explica que por eso decidieron agregar instrumentos eléctricos y batería.

“Entonces en este disco, Las Taradas del primer disco quedaban como chiquitas y por eso decidimos grabar un disco que fuera más fiel a lo que  veníamos haciendo en vivo”, dice la violinista.

-¿Cómo seleccionan las canciones?

-Nosotras no tratamos de seguir una moda, sino que al momento de seleccionar las canciones queremos que nos despierten algo. Y si a nosotras, que somos chicas del 2000, nos despiertan algo, es porque esas canciones siguen teniendo vigencia. No es un sonido tan vintage el que queremos recrear o algo rígido, sino que adaptarlo con las influencias musicales que tenemos y tratar que congenie eso de manera armónica. Que no nos limite musicalmente.

-¿Y por qué hacen base principalmente en temas del 30 o 40?

-Nos atraen ciertas canciones que tienen un nivel de vigencia por más que hayan sido compuestas hace años, tienen vigencia porque son música muy clásica y tienen una construcción musical que siempre funciona. “Lo que importa no son las modas, sino en el estilo”, decía Coco Chanel.

-¿Formaron la banda de mujeres por una cuestión de género, como mensaje o porque simplemente se dio así?

-No es por una cuestión militante que yo estoy en bandas de mujeres, sino por comodidad y camaradería. Para mí es algo muy orgánico esto de juntarme con otras chicas a hacer música.

-Es que cuando uno dice “banda de mujeres” parece como que se forzó para que sea sí o sí así.

-Existe un poco como un concepto a priori de banda de mujeres que es como una forma de comercializar la música, desde la impronta de ser todas mujeres. En nuestro caso no tiene que ver con haber pensado en marketing, fuimos conociéndonos y tocando y así quedó. Sí tenemos ahora una preferencia para mantener cierta estética e impronta de mujeres en el escenario. Pero nunca fue una condición a priori.