Sábado 20 de abril | Mar del Plata
02/01/2021

Mauricio Dayub, una especie de Quijote teatral con “El Equilibrista”

El actor compartió con Qué digital los desafíos que implicó la pandemia del coronavirus y el volver a apostar por hacer funciones en Mar del Plata.

Mauricio Dayub, una especie de Quijote teatral con “El Equilibrista”
(Fotos: Qué digital)
Alina Rodríguez Martín

Por: Alina Rodríguez Martín

La pandemia de coronavirus potenció el compromiso que tiene el actor Mauricio Dayub con el quehacer teatral. Este verano, para hacer “El Equilibrista” en Mar del Plata las condiciones cambiaron con respecto a la temporada anterior, pero el encuentro que se da en cada función con el público se volvió más emotivo y solidario.

“Todos tenemos la sensación de estar viviendo algo particular porque se cortó y estuvo prohibido casi nueve meses y puede volver a estar en esa situación”, aseguró en una charla íntima con Qué digital y agregó: “Entonces los técnicos, los artistas y el público sabemos que estamos viviendo algo que es singular, que se está dando porque se dieron las condiciones”.

Este verano en Mar del Plata Dayub realizaEl Equilibrista de miércoles a domingo en la sala del Teatro Mar del Plata, ubicada en la avenida Luro 2335. El precio de las entradas se mantuvo y como el año pasado están entre $1000 a $1300. Se pueden adquirir en la boletería o por Plateanet.

Por el éxito de la temporada anterior, era una de las pocas compañías que aún estaba en marzo para hacer funciones en la ciudad. Sin embargo, “El Equilibrista” tuvo que suspender funciones previstas ante el avance de la pandemia. “El corte fue realmente fuerte.  Yo tuve el optimismo de que el corte iba a ser breve por eso no lo padecí”, admitió sobre los primeros meses en los que salía a la terraza para ensayar y mantener el estado físico. Aunque reconoció que la extensión de las medidas de prevención poco a poco fueron desmotivándolo y al sexto mes ya ansiaba volver al escenario.

“Los últimos meses no me pude sobreponer. Iba al teatro y veía cómo el polvo iba tapando todo, cómo las cosas se oxidaban”, graficó el actor que ante el primer anuncio de que las salas teatrales no iban a abrir estaba buscando la forma de montar el espectáculo al aire libre.

Al entrar al Teatro Mar del Plata una asistente toma la temperatura y pone sanitizante en las manos, otra revisa las entradas y guía al grupo de espectadores a sus butacas. En el aire se evidencia el encierro de meses. Hay distancia con otras personas delimitado por las butacas, la sala es grande pero cuando se apagan las luces y comienza el espectáculo la máquina ilusoria que logró construir Dayub con “El Equilibrista” hace que todo eso pase a un segundo plano.

Este verano, el artista es una especie de Don Quijote arriba del escenario pero también fuera de escena, ya que recibe saludos y muestras de afecto por colegas de diferentes disciplinas. En escena, por el despliegue artístico y técnico, el público queda atrapado en una historia tan personal e íntima como la de cualquiera.

Mauricio Dayub figura como relator de cada personaje que luego interpreta en “El Equilibrista”. Los recuerda en escena y decide homenajearlos. El trabajo que lleva a cabo es destacable. Y la puesta a cargo de César Brie es simple pero cautivadora, por la combinación de recursos, objetos, juegos lumínicos y un baúl del que emergen los distintos cajones cargados de historias familiares.

Unos 20 años atrás, Mauricio Dayub marcaba su esencia en “El Amateur”, ahora con “El Equilibrista” y en medio de una pandemia consigue entregarse al servicio de la teatralidad y la ilusión.

– ¿Cómo es el reencuentro con el público en cada función?

– Es más emotivo, es como solidario. Todos tenemos la sensación de estar viviendo algo particular porque se cortó y estuvo prohibido casi nueve meses y puede volver a estar en esa situación. Entonces la gente del teatro, los técnicos, los artistas y el público sabemos que estamos viviendo algo que es singular porque se está dando porque se dieron las condiciones.

Así como se dio el 30% de la capacidad, que se da con muy poquitas obras porque otras no pudieron, así como se da con muy pocos teatros porque no todos cumplen con las condiciones que exige el protocolo, todo eso hace que sea singular ir al teatro, es especial y eso en algún momento emociona porque uno está haciendo lo que más le gusta, más quiere y no sabe si lo está haciendo por última vez o no.

– ¿Qué sensación te queda del público?

– Tengo la sensación de que los que vienen son los que extrañaban tanto como yo el teatro. Son esas personas que me escribían en las redes, los que pedían que el teatro se abriera, los que se dieron cuenta después de nueve meses que la música, el teatro, las artes son parte de nuestra vida y nos ayudan a ser como somos.

– En estos meses realizaste posteos en las redes. ¿Cómo fue el uso de la tecnología?

– Ayudó a distraer un poco pero se advierte que por algo la esencia del teatro es alguien arriba del escenario y alguien debajo viéndolo. Después de la pandemia quedó demostrado, a todo lo demás hay que buscarle un nombre, que el teatro es presencial.

Mauricio Dayub redobla la apuesta en Mar del Plata con "El Equilibrista"

– ¿Cómo te atravesó el avance de la pandemia como artista?

– Vine a hacer tres funciones en un teatro que tal vez me quedaba grande y terminé haciendo ocho funciones por semana en un teatro que me empezó a quedar chico. Era una de las últimas compañías que se quedaba hasta marzo, y viajaba a Buenos Aires a hacer funciones en El Nacional. Tenía el año programado con giras y el 6 de noviembre estrenaba en Madrid. El corte fue realmente fuerte. Yo tuve el optimismo de que el corte iba a ser breve por eso no lo padecí. Y de algún modo me lo iba a tomar como un descanso porque venía trabajando mucho y rápidamente iba a retomar. Hice un ciclo de videocuentos para compartir con la gente, los posteaba gratis entreteniéndolos un poco hasta que llegara el teatro de nuevo.

– ¿Y cuando se fue extendiendo?

– Nunca pensé que el corte iba a ser tan largo, tan preocupante. Hasta ahora no he podido retomar todo lo que tenía: en el Nacional todavía no puedo hacer por la capacidad y el aforo, en Madrid todavía no me pudieron reprogramar porque después tuvieron que reprogramar lo que estaba programado del 2020. Y la gira que iba a hacer todavía no pude porque en muchas provincias las cosas no están claras como para que pueda viajar.

– ¿Cómo tomaron la decisión de volver a apostar por hacer temporada en Mar del Plata?

– Yo iba a venir como sea, iba a hacer funciones al aire libre. Cuando se dijo que los teatros no iban a abrir empecé a llamar para ver de hacer funciones al aire libre, ya me había comprometido. No quería aceptar la derrota de que el virus nos venciera a tal punto, y recién ahora me doy cuenta por los mensajes que recibo de actores y músicos que no me han llamado otras temporadas y me dicen: “Vos que estás en la trinchera”. Como si tuviera un estandarte sosteniendo el bastión del teatro, mi mujer dice que me ven “Quijotesco”. En ningún momento lo pensé, pero todos necesitamos que arranque.

– Arriba del escenario se ve un, si se quiere, arquetipo de Don Quijote compartiendo su vida. ¿Lo pensaste así?

– Fue un poco de casualidad. Yo arranqué queriendo hacer un espectáculo, no lo vi antes. Quería hacer un espectáculo con determinadas características, cuando arranqué decía que el teatro se había adulterado, que todo subía arriba del escenario pero no era teatro. La forma de contar en El Equilibrista tiene ese deseo de devenir en el teatro. Se construyó un estilo a través de distintas cosas para contar un todo.

El teatro en Argentina es dedicarle tiempo, garra, ganas, tu vida. En los últimos años el Instituto Nacional del Teatro, Proteatro, permitieron algo de ayuda pero con recibir un subsidio no hacés nada.

(Foto: archivo / Qué digital)

– En el teatro hay que poner el cuerpo pero en un unipersonal como El Equilibrista aún más. ¿Tuviste que entrenar durante la cuarentena?

– Los primeros meses sí, hacía el espectáculo arriba de la terraza solo para mantener esas otras cosas que no son el texto, para no olvidarme de muchas cosas que no están escritas en ningún lado y no se pueden ver ni en video, son cosas internas que uno hace para lograr otras. Tenía la sensación que si no lo hacía se me perdía. Pero la garra me duró más o menos tres meses. Después me empezó a costar y mantenía solo el texto. Después miraba el video cada tanto. Pero ya sentí que al no tener expectativa de poder hacerla ya no tenía lo que hace falta para hacerla, creo que es una cuestión de actitud; la perdí y me empecé a preocupar porque no me gustaba. Los últimos meses no me pude sobreponer. Iba al teatro y veía cómo el polvo iba tapando todo, cómo las cosas se oxidaban.

– De todo malo se puede sacar algo bueno y en lo bueno puede haber algo malo. ¿Qué pensás que nos deja todo esto?

– Lo positivo, lejos, es la recuperación del tiempo y la conciencia del otro, que no se puede seguir seccionando la humanidad, estamos todos en la misma ensalada. Ese aprendizaje me parece que sería ideal que nos dejara a todos la pandemia porque sin eso no tenemos una pospandemia mejor. Lo peor fueron la sucesión de muertes y el poco espacio para vivir cada una. Eso fue excesivo, me hizo acordar mucho cuando era chico cuando y moría alguien en mi barrio sentía que se paraba la familia, los amigos, la ciudad y después veía que el país seguía andando y me ayudaba a ver que nos había pasado eso pero todo tenía que seguir. Pero llego un momento acá que murió gente conocida, famosa, admirada. En un momento empezó a parecer que la vida valía poco.

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02/01/2021