“Nuestro sábado, buenas noches, todo es como debe ser”
Él Mató a un Policía Motorizado hizo vibrar Casa Rock en el marco de su “Gira de Oro”. Un set contundente que invitó a todo el público a saltar y argumentos de sobra confirman que la banda de La Plata es de lo mejor en la escena actual.
Sucede algo curioso cuando toca Él Mató a un Policía Matorizado. Su música llena el lugar -no importa qué lugar-, algo cobra vida -no importa qué- y la gente, los presentes, los fanáticos, los curiosos, los perdidos, sienten que son parte de ese algo -sea lo que sea ese algo-. En Casa Rock, el sábado a la noche, pasó ese algo.
Él Mató es la banda que mejor supo reinterpretar el post grunge en Argentina y, como hijos de la generación X, le quitaron depresión y solemnidad a toda esa herencia para transformar su música en un rock que le canta a la muerte, a zombies, a drogas.
Casa Rock estaba lleno de hombres y mujeres que en su mayoría tenían veintipico de años. El show arrancó alrededor de las 23, cuando la pantalla que pasaba videos de Artic Monkeys subió y lo primero que se vio fue el bajo que le tapa la panza a Santiago Motorizado, voz y líder de la banda.
El show fue compacto y contundente. Recién en la mitad Santiago saludó a la gente, que celebraba cada segundo del concierto saltando, haciendo pogo, disfrutando ser parte de algo. Él Mató se paró principalmente en La Dinastía Scorpio, su último disco. Pero también repasó temas de sus más de 10 años de carrera.
Fue cerca de una hora y media de rock salido de un garaje de La Plata. “Santiago te amamos”, le gritaron hombres y mujeres por igual cuando terminó todo. El contrato tácito se cumplió, algo pasó en Mar del Plato, pasó Él Mató a un Policía Motorizado.
