Jueves 28 de marzo | Mar del Plata
05/03/2022

Unzué: de una institución cerrada a un espacio abierto de promoción de derechos

El predio ubicado en Río Negro y la costa cumple 110 años. Qué digital recorrió el edificio, las actividades y repasó parte de su extensa historia.

Unzué: de una institución cerrada a un espacio abierto de promoción de derechos
(Video y fotos: Qué digital)
Alina Rodríguez Martín

Por: Alina Rodríguez Martín

El Instituto Saturnino Unzué a lo largo del tiempo pasó de ser una construcción emblemática de la aristocracia nacional donada como una institución cerrada para que vivan y se eduquen niñas de bajos recursos a un lugar abierto de promoción de derechos. Este sábado el histórico edificio cumple 110 años y Qué digital hizo un recorrido por su interior, entre las actuales propuestas culturales y sociales y los sectores que hace años esperan obras de infraestructura, para repasar parte de su extensa historia.

Este sábado el Unzué ubicado en Río Negro y la costa celebra 110 años. En 1909, las hermanas María de los Remedios Unzué de Alvear y Concepción Unzué de Casares encomendaron la construcción de un asilo – hospital para niñas “débiles”. “Después no fue hospital y se terminó de construir en 1912, por problemas de filtraciones de agua del techo recién se pudo inaugurar el 5 de marzo de ese año”, detalló Marcelo Escobar, quien trazó un recorrido por la historia y la mística detrás del edificio. La institución fue bautizada como “Asilo Saturnino Unzué” en honor al padre de las donantes.

Inicialmente, el espacio funcionó como un orfanato. “Las primeras chicas vinieron de Casa Cuna de Buenos Aires y las inscripciones se anotaban en un cuaderno, con las filiaciones y ‘recomendadas por…’ no venían por orden de un juez. Este era el asilo ‘modelo’ del país y creemos que la mitad de las chicas que vinieron en el primer tiempo no eran huérfanas, sino que la familia no las podía cuidar. Funcionaba como si fuera un internado”, relató Escobar.

Luego de la inauguración, las hermanas Unzué tomaron la decisión de donarlo a la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, una de las asociaciones más antiguas del país que comenzó bajo el nombre “Damas de la beneficencia” con la intención de cuidar la educación de las niñas de clases más bajas. “Esta institución se hacía cargo administrativamente pero efectivamente acá se encargaban las monjas misioneras franciscanas de María, que eran europeas”, aportó el encargado del recorrido.

Por aquellos años los derechos de los niños y niñas no se concebían como en la actualidad. “Acá las niñas tenían todas el mismo corte de pelo y eran católicas, no había otra religión posible. Entraban 300 chicas, en cada habitación había entre 50 y 60 camas. Ese número variaba mucho, porque las adoptaban o si se portaban mal las mandaban a otra institución”, describió Escobar.

“Acá mismo tenían su escuela primaria, gimnasio, lavandería”, graficó y agregó: “Las maestras no las podían castigar físicamente por eso el único castigo era una habitación de aislamiento”.

Dentro de la institución les enseñaban tareas domésticas y oficios como costura, confección de alfombras y de zapatos y también aprendían a hablar francés, además de protocolo y ceremonial. “Las que tenían familia salían después de pedir un permiso que tardaba 15 días, el resto no. Solo salían en paseos en conjunto o iban a la playa del Unzué, a la que no podía ir otra gente”, comentó durante el recorrido.

A las chicas a veces las prestaban para que cuidaran chicos o hicieran tareas domésticas. Eso creó el mito de la ‘Fábrica de sirvientas’. Pero no es cierto, muchas de las recomendadas eran hijas de empleadas domésticas con cama adentro pero de acá salían con muy buena educación, inclusive una de las huerfanitas llegó a Duquesa.

En 1948 se disolvió la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires y la institución pasó a pertenecer al Estado. “A través de la Fundación Eva Perón, se cortó el tema de las recomendaciones”, sostuvo Escobar. Y tras el Golpe de Estado de 1955, el hogar pasó a depender del Ministerio de Salud y Acción Social que creó el Consejo Nacional de Protección del Menor.

“Después todos los orfanatos grandes fueron cambiando su tónica, en especial a partir del año 2005 que es cuando se sanciona la Ley 26.061 de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes que los toma como sujetos de derecho y no como objetos de cuidado”, apuntó. Además, ese mismo año se puso en marcha la reestructuración del Instituto Saturnino Unzué, y dos años después comenzó una primera etapa de restauración y puesta en valor. Finalmente en 2013 abrió sus puertas como espacio central para actividades de desarrollo social, recreativas y culturales y actualmente el espacio suma áreas recreativas, una sala teatral, un anfiteatro, espacios para convenciones, exposiciones artísticas y feriantes.

“Se reinauguró como un espacio cultural y de turismo social, la idea era que al terminar pudiera funcionar con contingente de pibes y pibas de todo el país. Hoy se redefine como espacio de promoción de derechos con respecto a infancias. La idea es  que puedan venir, pibes, pibas, jóvenes y familias pero también que los equipos técnicos, de recreación y de economía social puedan salir del espacio hacia el territorio local”, sintetizó el director actual del Espacio Unzué, Sergio Maciel.

Concretamente, Maciel destacó que en estos 110 años, el lugar pasó de ser “un espacio cerrado e icónico a un espacio abierto de promoción de derechos”.

UN ESPACIO HISTÓRICAMENTE EN REFACCIÓN

El edificio principal lo realizó el arquitecto francés Louis Faure Dujarric, y el encargado de las visitas guiadas relató a Qué digital que se inauguró con electricidad y calefacción central propia. Por su parte, las restauraciones en el Unzué estuvieron a cargo de arquitecto Alejandro Novacovsky y la arquitecta Felicidad Paris Benito, master en Gestión e Intervención en el Patrimonio Arquitectónico y Urbano. “Toda el ala nueva está pensada y restaurada mosaico por mosaico, hay originales y nuevos que a simple vista no se nota la diferencia”, remarcó el director.

Todo el edificio es único por la combinación de estilos arquitectónicos. En la capilla, por ejemplo, convive el estilo Bizantino, es una de las primeras que se realizó en América, con el estilo grecorromano y egipcio. Pero donde vivían las chicas era un estilo modernista.

Si bien las refacciones de infraestructura comenzaron en el 2005, las obras no terminaron y ahora están a la espera de un nuevo llamado a licitación. Sin embargo, el encargado de hacer el recorrido histórico sostuvo que “el edificio tuvo filtraciones de agua del techo desde el inicio“.

Reciclar un edificio histórico como el Unzué es una tarea épica, porque el lugar tiene forma de H y en total abarca unos 10.000 metros cuadrados. “Está hecho con un sistema de construcción que ya no se usa, no tenía hormigón armado entonces son ladrillos comunes con perfiles de acero”, ejemplificó Escobar.

Las monjas culminaron sus tareas en 1969 y a partir de ese momento la institución pasó por distintas áreas del Estado y el declive del edificio por falta de mantenimiento fue aumentando. “En la década del ’90 ya había partes que no se podían usar”, recordó y al mismo tiempo reconoció que en esa década surgió el rumor de un proyecto para hacer un shopping y años atrás estuvo en duda que se privatizara.

“En breve tendremos un llamado a licitación para poder avanzar con las obras del frente y del ala sur. El edificio estuvo en una situación muy crítica. La última gestión hizo inversiones mínimas entonces se avanzó en etapas de emergencia, se culminaron y algunas quedaron pendientes. La idea es que eso se incluya en el marco de la licitación”, afirmó el director del Espacio Unzué.

Los fondos provienen del tesoro nacional, por lo cual eso implica una articulación entre el Ministerio de Desarrollo Social y el de Obras Públicas de la Nación. “Lo cierto es que es una obra monumental, son necesarios fondos importantes. No es solo ladrillos y cemento, sino que tiene que haber una Dirección de Restauración. También es cierto que no estamos en el mejor momento económico para avanzar”, reconoció Maciel.

La capilla, donde se realizará una misa este sábado y se conmemoran fechas especiales, está tal cual la construyeron. “Solo ha tenido algunos arreglos de mantenimiento en el techo o por arriba del mármol. En la década del ’80 se cambió la cruz que se ve en la cúpula desde afuera”, agregó Escobar.

En este sentido, señaló: “Esta parte originalmente estaba pensada como un oratorio, no tiene salida a la calle, era para las chicas y las monjas que vivían acá. Como es tan lindo, desde la Diócesis lo ascendieron a capilla, se empezaron a hacer bautismos y casamientos”.

ABRIR PASO A LA COMUNIDAD

Construcciones emblemáticas de Mar del Plata que fueron parte de la aristocracia argentina a principios del siglo XX se convirtieron en museos, hoteles y centros culturales. Así sucedió con el Unzué que comenzó como asilo -hogar de niñas pobres- y se transformó en un espacio cultural abierto para toda la comunidad. “El parque es lo más visible sobre todo porque se redefinió como centro cultural. Nosotros tenemos equipos técnicos, de mantenimiento y administrativos”, explicó Sergio Maciel, actual director del Espacio Unzué.

Actualmente la institución trabaja sobre diferentes líneas estratégicas. “Una tiene que ver con el trabajo con escuelas, con adolescentes y con jóvenes en la promoción de derechos”, afirmó. En este sentido, explicó que funciona un programa que se llama “Vivenciando nuestros derechos” para estudiantes de escuelas y donde también el equipo va a diferentes instituciones. “Ahí estamos poniendo en perspectiva diferentes paradigmas de infancias, que los chicos puedan verse pero también puedan pensarse históricamente y que sus derechos consagrados por la ley o por los Estados presentes no siempre fueron así”, subrayó.

El Espacio Unzué, con actividades en Mar del Plata

Por su parte, el área de recreación y cultura también sale a los barrios. Y además, el espacio cuenta con el área de economía social. “Tenemos una mesa interministerial donde trabajamos con el INTA, Agricultura Familiar, Senasa y con Economía Social del Ministerio”, destacó y completó: “Creemos que el cumplimiento de derechos de niños, niñas y familias tiene que ver con el trabajo de sus padres de poder acceder y  generar otras estrategias de producción y comercialización”.

Por último, Maciel indicó que el establecimiento se encarga de la articulación interinstitucional. “Nosotros somos Secretaría Nacional de Adolescencia, Niñez y Familia por lo tanto trabajamos con organismos locales, hacemos convenios con programas que vienen desde Buenos Aires y Centros de Desarrollos Infantiles”, definió el director.

“En el Unzué lo que tratamos de hacer es que la ciudadanía, los vecinos y las vecinas puedan visualizar que no solo es un edificio histórico que tiene un parque donde los chicos y chicas vienen a divertirse sino que es también un dispositivo muy complejo de política pública de la Secretaría Nacional de la Niñez”, cerró el director.

ENTRE MITOS Y REALIDAD

Por los pasillos del asilo hubo muchas historias, tantas que algunas se convirtieron en mitos. El más popular es el que sostiene que de noche por los pasillos se escucha el llanto de un bebé. Se dice que “una de las monjas quedó embarazada de un cura y que la encerraron en los túneles y luego murió”. Entonces, el mito cuenta que el fantasma de la monja merodea y se escuchan cadenas y gritos.

“Pero acá no hay túneles sino un sótano. Es cuestión de creencia, yo me quedé a dormir algunas veces y nunca escuché nada, en cambio un muchacho de seguridad que trabajaba de noche pidió que lo cambien por los ruidos que escuchaba de noche“, ilustró el guía.

Entre otros relatos populares, algunos vecinos y vecinas sostienen que las huérfanas se escapaban y que se las reconocía por el corte de pelo. “Ese puede ser cierto, recordemos que no podían salir a ver a su familia si no tenían permiso”, aportó Marcelo Escobar.

Mientras algunas personas confirman que vivieron sucesos paranormales otros descreen por completo que hayan acontecido tales eventos. Sin embargo, lo que sí estuvo por pasar fue la demolición del edificio en la época de la dictadura cívico militar para dar paso a la avenida Félix U. Camet. “Por suerte los vecinos se opusieron a lo que querían hacer los militares y solo se sacó un paño, por eso en ese tramo es más angosto”, cerró el encargado de la visita guiada.


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