Viernes 19 de abril | Mar del Plata
05/02/2017

Viviana Rivero: “Ya no cierra una historia rosa”

Entre la novela romántica y la investigación histórica, la escritora encontró un lugar privilegiado. La historia detrás de su libro “Mujer y maestra en un mundo de hombres” mantuvo cortadas las relaciones entre Argentina y el Vaticano por 14 años.

Viviana Rivero: “Ya no cierra una historia rosa”
(Fotos: QUÉ Digital)

A Viviana Rivero “no le molesta” que la rotulen como escritora de novela romántica, pero aclara que no cree pertenecer completamente a ese género. Sus últimos libros, con una historia de amor como eje y el condimento de la novela histórica, tienen los ingredientes de la literatura que pone a la mujer como protagonista en un mundo conflictivo donde -como dice la autora- “la mujer se tiene que ganar la libertad”. “Mujer y Maestra en un mundo de hombres” tiene eso, la seguridad de la escritora acerca de una fórmula funciona y que también leen hombres, en un mundo cada vez más de las mujeres.

“Mujer y maestra…” surgió años atrás en realidad. La editorial Planeta eligió reeditar y publicar en los últimos meses esta novela que había obtenido el primer de un concurso organizado en Córdoba con “La mujer en la construcción del país” como temática.

La mujer de 1885, esta vez encarnada en el personaje de Mercedes Castro, representa en la novela de Rivero a las primeras maestras que rompieron la estructura de estar destinadas a ser madres o monjas, o voceras de una escuela católica, para convertirse en trabajadoras y referentes en la comunidad.

Allí, en una Argentina de flamante educación laica, gratuita y obligatoria, la historia real que Viviana Rivero mezcla con la ficción y el amor con el porteño Juan Manuel Urtiaga fue determinante para que la Nación cortara su relación con el Vaticano por los próximos 14 años. La abogada cordobesa que cambió al derecho por la literatura presentó días atrás en Mar del Plata su más reciente novela dentro del ciclo Verano Planeta y charló abiertamente con QUÉ:

-Entre las series, la televisión, el auge de las neurociencias y la literatura política, ¿qué lugar ocupa hoy la novela romántica?

-Ya no es como antes, cuando solo era una historia rosa. En mis últimos tres libros hay una historia de amor, pero en el medio pasa de todo, está atravesada por muchas secuencias paralelas que rompen de alguna manera con la literatura romántica más clásica. Creo que eso da más ganas de leer, se vuelve más atrapante de una manera distinta. Ya no cierra una historia rosa.

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-¿Cómo te metiste en esa realidad de la mujer de fines del siglo XIX en Argentina?

-El tema para este concurso era “La mujer en la construcción del país” y al ponerme a investigar, las maestras fueron las primeras mujeres que rompieron cierta estructura en el inicio de las escuelas laicas y con un trabajo por vocación, ya que hasta entonces solo se era monja o madre.  Estas mujeres fueron las primeras en las aulas y en trabajar de esa forma. Y es una época política muy interesante, de los tiempos de la Ley 1420, cuando por primera vez se habla de la educación laica, gratuita y obligatoria. Lo que pasó en este colegio fue tan determinante que llevó a tener las relaciones cortadas con el Vaticano por casi 14 años.

-En la novela remarcás lo difícil y a veces imposible que para una mujer de esos tiempos era poder ser libre…

-Una vez hablando con Lucía Gálvez, que era jurado del concurso en el que ganó este libro, me dijo: “Yo empecé a trabajar a los 40, nadie me regaló la libertad, te la tenés que ganar”. Me parece que había algo de razón en esa idea, no lo había pensado así y algo de eso hay volcado en el libro.

-¿Y hoy creés que algo de esa idea se mantiene?

-Los tiempos van cambiando. Hace un tiempo publiqué un libro que se llama “Basta: cien mujeres contra la violencia de género”, que se ha vendido en todo Latinoamérica y los fondos son para organizaciones de mujeres que luchan contra la violencia. Trato de comprometerme con eso porque siento que las que tenemos una voz también tenemos ciertas obligaciones.

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-¿Los hombres te leen también?

-Sí y me lo hacen saber por el Facebook. Pero a diferencia de la mujer, el hombre te escribe por privado y breve. Hay un 60% de mujeres que leen mis libros y un 40% de hombres. Y hay muchísimos hombres casados que los leen porque sus mujeres se los dan y después ellos mismos comentan, preguntan, escriben.

¿Te molesta que te encasillen como escritora de novela romántica?

-No, para nada. Yo creo que no cierro completamente en lo que es la novela romántica, pero no me molesta. Lo disfruto.

-¿Y de escribir, qué es lo que más disfrutás?

-Investigo muy bien la época sobre la que voy a escribir. Eso me apasiona, como en este caso que requirió muchas horas en la biblioteca con un viaje en el tiempo bien hacia atrás. Y me meto mucho en ese tiempo, prácticamente vivo ahí adentro y ya percibo cómo hablan, cómo se sientan, cómo son los autos, qué piensan las mujeres…. estudio, leo mucho, veo películas y documentales. Es maravilloso el oficio de escribir y el placer de que te lean.

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05/02/2017