La ilusión, del Puerto al viaducto. Micros, combis, autos -los que llegaron y los que quedaron en el camino- e incluso motos. Toda una caravana verde y amarilla por la Ruta 2 que desde las 5 comenzó a trasladarse a las tribunas del estadio Julio Humberto Grondona, de Arsenal, a la espera de la final que dispuatará Aldosivi con Almagro.
La ansiedad por el desempate, y la necesidad de volver a ser de Primera División, se sintió desde temprano en Sarandí. Por las calles aledañas al estadio, distintos grupos comenzaron a agruparse desde el mediodía para darle vida a los rituales futboleros que son habituales en los alrededores del Minella domingo a domingo, pero hoy en el Partido de Avellaneda.
Casi como si fuera la calle Canosa, con banderas camisetas y algunos cantitos, los hinchas del equipo marplatense se fueron distribuyendo a lo largo de la arteria Morse, por dónde se ubicaba el ingreso que desde las 17 comenzó a ser transitado.
Ya dentro de la popular, a medida que pasaban los minutos, además de la impaciencia, comenzó lentamente a encenderse el fuego de la hinchada que calentó el ambiente, con cánticos cada vez más fuertes que por las dimensiones de la cancha retumbaban mucho más que en el Minella, y con un deseo al unísono: el “Verde” tiene que volver a Primera.
La tenue llovizna no importó, menos aún la lluvia que amenazó en la ruta; ya dentro del estadio, todo era algarabía, quizás para esconder los nervios de lo que minutos después sería, para Aldosivi, una verdadera final.