Caso Agustina Fredes: “He buscado lo que mi hija quería, que él pagara lo que le hizo”
Blanca Ozán se mostró conforme con la condena impuesta a Acevedo por la violación de su hija y ratificó: “Voy a seguir luchando porque todavía me queda saber de qué murió mi hija”.
“Lo que siempre hemos buscado es justicia, ni venganza ni odio, ni nada de eso. He buscado lo que mi hija quería: que él pagara lo que le hizo. Una primera parte se cumplió, ahora vamos por la otra que también le corresponde a él”. Blanca Ozán acaba de escuchar la condena a quince años de prisión para Matías Acevedo por violar reiteradamente a su hija, y se muestra tranquila y conforme con la resolución, pero expectante por lo que siente que falta: que la muerte de su hija -ocurrida semanas después de denunciar a su expareja- sea investigada como un posible femicidio ya que descree del informe oficial que dio cuenta que su fallecimiento, ocurrido semanas después de realizar la denuncia, se produjo por un “embarazo ectópico”.
El ex integrante del Ejército Matías Acevedo fue condenado este miércoles por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Mar del Plata a la pena de quince años de prisión por haber violado a su pareja Agustina Fredes -de 18 años y quien murió algunos meses después mientras estaba embarazada- en reiteradas oportunidades entre septiembre de 2016 y febrero de 2017.
El juicio desarrollado la semana pasada y en el que este miércoles se conoció la sentencia fue la consecuencia de una primera denuncia que había presentado en febrero de 2017 Agustina cuando terminó una relación con Acevedo plagada de violencia, amenazas y abuso. Tras su muerte, su mamá Blanca -acompañada por el colectivo de familiares de víctimas de femicidios y organizaciones de mujeres- luchó para que la causa avanzara y así logró en 2019 la detención de Acevedo y ahora su condena.
“El tema de luchar tanto para llegar a esto no lo he sentido porque es para mi hija. Para mí es algo quedó en mi cabeza y fue ayer que me arrebataron a mi hija, eso está vivo y va a seguir vivo hasta el día que yo desaparezca de la tierra”, expresa Blanca minutos después de haber salido del edificio de Tribunales junto al padre de Lucía Pérez, Guillermo, quien la acompañó durante la lectura del fallo, y de contarle a quienes la esperaban afuera el resultado de la sentencia.
Blanca afirma que ahora seguirá en la lucha. “Voy a seguir luchando porque todavía me queda saber de qué murió mi hija, tengo que seguir por ella y por el bebé que nunca vio la luz“, expresa en sintonía con uno de los reclamos que impulsa también desde hace años: que se abra una causa para investigar la muerte como un posible femicidio ya que descree del informe oficial que dio cuenta que su fallecimiento se produjo por un “embarazo ectópico”
“Lo que siempre hemos buscado es justicia, ni venganza ni odio, ni nada de eso. He buscado lo que mi hija quería: que él pagara lo que le hizo. Una primera parte se cumplió, ahora vamos por la otra que también le corresponde a él”, señala. Y reflexiona, ante la condena de Acevedo: “Por lo menos espero que con el castigo de pagar lo que hizo tenga una reflexión como ser humano y que piense hacia futuro que lo que tiene que lograr es tener una familia y ser un hombre de bien y no un femicida”.
En su sentencia, los jueces Juan Manuel Sueyro, Mariana Irianni y Fabián Riquert dieron por acreditado que entre septiembre de 2016 y los primeros días de febrero de 2017 Acevedo abusó sexualmente de Agustina Fredes en al menos tres oportunidades y que además “se valió de violencia psíquica y física para ejecutar la acción contra la voluntad de la mujer”. Los hechos que fueron denunciados por la propia víctima antes de su muerte -que no fue motivo de juzgamiento en el debate- derivaron en la condena de Acevedo a la pena de quince años de prisión, el máximo estipulado para el delito de abuso sexual con acceso carnal en un contexto de violencia de género.
Los jueces al analizar los tres hechos relatados por la víctima entendieron que se estuvo ante circunstancias de abuso sexual y ante “actitudes y expresiones que denotan una cosificación de la mujer” y de “violencia física y verbal para asegurar el sometimiento”. También expusieron que el hombre la amenazó desde una posición de desigualdad y que abusó de su condición de militar, rol que en el ámbito familiar de la víctima le había hecho ganar cierta confianza. “Yo soy militar, en dos segundos te meto en un loquero y nadie te va a creer”, le dijo Acevedo a la víctima en una oportunidad.
