Viernes 19 de abril | Mar del Plata
02/05/2023

Juicio por Natalia Melmann: el testigo que tuvo que abandonar Miramar

Es una de las personas que señala a Pandero al momento del secuestro. Amenazas, golpes y una vida lejos: “¿Por qué yo tengo que estar viviendo esto?”.

Juicio por Natalia Melmann: el testigo que tuvo que abandonar Miramar
Ricardo Panadero, el cuarto policía acusado, durante el juicio (Fotos: Qué digital)
Joaquín Lledó

Por: Joaquín Lledó

Si algo describieron los padres de Natalia Melmann durante años fue el miedo que se encontraron en muchas personas de Miramar al momento de ocurrido el brutal femicidio de su hija Natalia para hablar y dar su testimonio al tener en frente, como responsables del hecho, a policías. Y ese contexto puede observarse con claridad en el caso de uno de los testigos del nuevo juicio iniciado este martes contra Ricardo Panadero, el cuarto policía acusado.

Se trata de un hombre que, cuando ocurrió el crimen, tenía entre 14 y 16 años y asegura haber presenciado el momento en que los cuatro policías secuestraron a la adolescente en la calle. Después de su primera declaración dada en 2001, acompañado por un secretario privado de la Procuración General, tuvo que dejar Miramar. Y hoy, 22 años después, tampoco pudo volver. Ahora vive en Mendoza, desde donde llegó para declarar lo que ya dijo en el juicio de 2018: que vio cómo los tres policías ya condenados a perpetua más Ricardo Panadero abordaron en un patrullero a Natalia en la calle, la subieron por la fuerza y se la llevaron.

En ese juicio de 2018 los jueces Jorge Peralta, Juan Manuel Sueyro y Fabián Riquert plantearon dudas sobre la veracidad” de sus dichos y hasta consideraron que su versión contenía “circunstancias ‘de película'” que “no se logran corroborar con otra prueba” y que no coincidía con la de otros testigos. Pero más tarde el Tribunal de Casación cuestionó ese punto al señalar que los jueces no expusieron argumentos suficientes para desechar sus dichos.

Entonces, este martes, el hombre se presentó en el segundo juicio contra Panadero, después de que fuera anulada la primera sentencia que lo absolvió. Y no sólo volvió a dar su versión sino que además denunció amenazas y hasta agresiones físicas sufridas antes y después del juicio de 2018 y también cuestionó al Poder Judicial por no brindarle ningún tipo de protección: “¿Por qué yo tengo que estar viviendo esto?”.

Más allá de la veracidad o no de sus dichos -algo que aún está en debate y pendiente de definición por parte de los jueces- toda su vida, atravesada como testigo del caso, parece sí ser “de película”.

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El hombre, de hoy casi 40 años, fue el quinto testigo en prestar declaración este martes en la primera audiencia de este segundo juicio contra Panadero, y lo hizo sin la presencia del acusado en la sala después de que los jueces Néstor Conti, Mariana Irianni y Juan Galarreta autorizaran que el expolicía escuchara su testimonio desde una sala contigua ante un pedido de la fiscal Ana Caro en base a distintas denuncias realizadas por el testigo por ataques sufridos antes y después del primer juicio realizado en 2018.

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Así, el hombre contó como parte de su testimonio que en la madrugada del 4 de febrero de 2001 había estado en el boliche Amadeus, el mismo en el que había estado Natalia Melmann, y que alrededor de las 5.30 había salido.

En ese marco, expuso que mientras caminaba, a unas dos o tres cuadras del lugar, vio cómo un patrullero frenó de golpe y escuchó que uno de los policías dijo “viene uno” por lo que decidió esconderse atrás de un kiosco. Desde allí, aseguró, vio cómo bajaban los policías del patrullero y cómo una adolescente gritaba que la soltaran.

A esos cuatro policías los identificó como Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez (condenados a perpetua en 2002) más Ricardo Panadero. También dijo que los podía identificar ya que los conocía de un taller en el que trabajaba y al que los policías solían recurrir para arreglar los móviles.

Y como parte de la secuencia, entre varios detalles consultados por las partes, sostuvo que en un momento llegó un auto Gol rojo, en el que se desplazaban cuatro personas entre ellas Gustavo “Gallo” Fernández, condenado en 2002 por su participación en el secuestro.

La secuencia aportada por el testigo finaliza con él siguiendo la camioneta policial y el auto por varias cuadras hasta que decidió frenar por la gran distancia recorrida. Ese seguimiento, dijo, fue realizado en el auto de un joven que había conocido hacía unos diez días en los boliches y con quien mantenía vínculo y se había cruzado otra vez esa noche. Nunca supo su nombre y nunca más lo volvió a ver, dijo, y como referencia señaló que sólo sabía que vivía en Mar del Plata.

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En la continuidad de su extenso testimonio, el hombre aseguró que en aquel momento no le dijo a nadie lo que había visto, ni a sus padres, aunque tiempo después sí lo hizo. Y eso derivó en que más tarde los abogados de la familia Melmann y desde la Procuración General bonaerense lo contactaran y encontraran para que aportara su testimonio.

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Ante los jueces, el hombre dijo que al ser menor de edad en ese momento dio su testimonio como testigo de identidad reservada y que al día siguiente fue llevado a La Plata por integrantes de la Procuración para preservarlo. También se quejó de que su familia se enteró de su paradero recién casi un año después cuando seguía en esa ciudad bajo otra identidad.

“En ese tiempo la pasé muy mal”, dijo y afirmó que después murió su madre y nunca más pudo volver a verla. Así, lamentó que se tuvo que ir de Miramar y contó que en la actualidad vive en Mendoza.

“¿Quién me garantiza que no me pase nada? ¿Por qué yo tengo que estar viviendo esto? Si yo estoy diciendo la verdad”, se quejó ante los jueces.

El juicio, durante la exposición de testigos, está atravesado por un elemento inevitable: cierta tensión por el paso de tanto tiempo y por los continuos idas y vueltas judiciales a partir de las posiciones encontradas de jueces que deciden una cosa y, más tarde, otros jueces la anulan para decidir otra.

Así, el testigo en un momento apuntó contra el abogado defensor de Panadero, Lautaro Resúa, por declaraciones dadas, según dijo, en una radio de Miramar al terminar el primer juicio de 2018.  “Salió a decir que yo no decía la verdad, que no sabía lo que decía. Yo se lo que vi, sé lo que digo. Yo nunca miento, yo vi lo que vi y estuve ahí”, afirmó.

También, en su declaración, dijo que como parte del proceso fue agredido físicamente y que a su familia la amenazaron con prenderle fuego la casa.

“A mí nadie me respetó”, insistió y lamentó “no poder vivir” en su casa de Miramar. “Yo no maté a nadie. Ahora termino de declarar y me tengo que volver a Mendoza, ¿con qué razón?”, sostuvo después y, en diálogo con el juez Conti, le preguntó:

– ¿Por qué tengo que vivir todo lo que viví?

– Yo no le puedo responder eso.

CÓMO SIGUE EL JUICIO

Tras la primera audiencia de este martes, el juicio se retomará este miércoles a las 9.30 con la declaración de otros cuatro testigos propuestos por la fiscalía, entre ellos una mujer, de la que también los jueces del debate anterior pusieron en duda su versión de lo relatado a partir de la ubicación señalada respecto al momento del secuestro de la víctima.

Además, se presentará el perito Gustavo Penacino, quien en el juicio previo sostuvo que entre el perfil de Panadero y el material hallado en el cuerpo de la víctima la probabilidad de coincidencia ascendía al 97%, algo que Casación destacó que no fue tenido en cuenta de manera correcta por parte de los jueces en su evaluación de la prueba.

De acuerdo al cronograma previsto, el juicio continuará luego el jueves cuando expondrán cuatro testigos de la defensa, y así se daría paso al momento de los alegatos en los que cada una de las partes trazará sus conclusiones y realizará -en caso de corresponder- el pedido de pena.

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