Viernes 29 de marzo | Mar del Plata
18/04/2021

Subzona 15 II: el secuestro propio y el de un amigo, la continuidad del terror

Alberto “Pichi” Bolgeri fue secuestrado el 3 de enero de 1977 durante una semana y meses después presenció cuando se llevaban a su amigo Tomás Fresneda. El relato de su pareja, 44 años después.

Subzona 15 II: el secuestro propio y el de un amigo, la continuidad del terror
(Fotos: archivo / Marcelo Nuñez)

En el inicio de la década del ’70, Teresa Durante militaba en la Juventud Peronista  y previo al golpe de Estado había dejado la actividad: se había casado con Alberto “Pichi” Bolgeri y en 1975 quedó embarazada. Sabía que su participación social y política la ponía en riesgo. Y ese riesgo se materializó con el secuestro de su esposo el 3 de enero de 1977 en Miramar, donde durante el verano abrían un local de juegos electrónicos. Bolgeri –hoy fallecido- pasó alrededor de una semana privado de su libertad en la Base Naval de Mar del Plata y, tras su liberación, también presenció el secuestro de su amigo Tomás Fresneda, uno de los abogados laboralistas desaparecidos en el marco de “La Noche de las Corbatas”.

A 44 años de los hechos, los recuerdos imborrables de la memoria de Teresa fueron expuestos recientemente en el juicio por crímenes de lesa humanidad conocido como “Subzona 15 II” que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata desde febrero y que tiene a siete imputados por delitos cometidos en perjuicio de 120 víctimas en la Subzona militar 15, que comprendió a General Pueyrredon, General Lavalle, General Juan Madariaga, Mar Chiquita, Balcarce, General Alvarado, Lobería, Necochea y San Cayetano. Se trata de un segundo tramo de la causa que ya tuvo a 35 condenados en 2020.

Teresa Durante ya declaró en otras causas por delitos de lesa humanidad como testigo, pero por primera vez lo hizo en un juicio en el que llega a esa instancia el caso de su pareja, “Pichi” Bolgeri, hoy fallecido y que estuvo privado de su libertad durante alrededor de una semana -a partir del 3 de enero de 1977- en la Base Naval de Mar del Plata. Él incluso llegó a prestar declaración en juicios relativos a otras víctimas.

Ante las preguntas de los fiscales Julio Darmandrail y Eugenia Montero, la mujer inicialmente explicó que con Pichi se habían casado en noviembre de 1974 y que por entonces ella militaba en la Juventud Peronista, lo cual implicaba pedidos de su esposo para que dejara la actividad debido a la creciente violencia política que se incrementaba.

“Mi límite era cuando quedara embarazada”, expuso y contó que su salida de la militancia finalmente ocurrió hacia septiembre de 1975. “De todas maneras nos seguíamos cuidando porque por razones de permanecer en la agenda de alguien podíamos llegar a ser secuestrados”, relató.

El primer hijo de la pareja nació en junio de 1976 y hacia enero de 1977 se encontraban viviendo en el fondo de un local de juegos electrónicos en Miramar que Bolgeri tenía junto a un socio durante la temporada de verano.

Por entonces, contó Teresa, su hijo presentaba un cuadro de gastroenteritis y había decido realizar una consulta con un médico en Mar del Plata. Esa noche se alojó en la casa de sus padres en la ciudad y en la mañana del 4 de enero recibió un llamado del socio de Pichi: “Tere, andate ya con tu hijo de ahí”, escuchó del otro lado del teléfono y también oyó: “A Pichi se lo llevaron los militares”.

Teresa explicó que hizo caso al consejo y una amiga la alojó en su casa, también en Mar del Plata. Su hermana que vivía con sus padres, también militante, hizo lo propio con otra amiga. Así se mantuvieron varios días hasta que pudieron hablar con el abogado Tomás Fresneda, que era amigo desde la infancia de Pichi.

“Mantuvimos una entrevista con él en la casa de mi amiga y nos dijo que como Pichi no había militado y como nosotras ya no militábamos que fuéramos a la seccional cuarta y que nos presentáramos y que dijéramos que se trataba de un error”, relató la mujer y expuso que, de acuerdo a lo que le contaron, cuando se  llevaron secuestrado a Pichi del local en Miramar los militares preguntaron por ella.

“Nos presentamos en la comisaría y nos dijeron que no tenían nada que ver, que nos fuéramos a casa y que lo esperáramos”, continuó la mujer con su relato y recordó que le dijeron: “Si lo tienen que liberar, lo van a liberar”.

Esa misma noche, el 11 de enero, Pichi fue liberado y dejado en la casa de los padres de Teresa en Mar del Plata.

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“Tomás le había recomendado a mi suegra que concurriera a todas las comisarías y a los lugares militares para que preguntara por él. Ese día se habían citado enfrente de Tribunales para presentar el hábeas corpus”, recordó y contó que su hermana llegó a esa cita antes de la presentación de la medida judicial y le dio la noticia de la liberación a la mamá de Pichi por lo que el hábeas corpus finalmente no fue elevado.

EL SECUESTRO PROPIO

Al momento del secuestro de Bolgeri en el local ubicado en la calle 9 de julio entre 24 y 26 de Miramar también se encontraban su madre, una empleada y dos chicos de 9 y 11 años, conocidos de Pichi y que ayudaban en el local con la limpieza a las maquinitas.

En base a lo contado luego por cada uno de ellos, Teresa reseñó que en la mañana del 4 de enero llegó al local personal de la Marina armado, cerraron la cuadra entera, revisaron documentación en el local y en la precaria casa donde vivía la familia y finalmente se llevaron a Pichi esposado y encapuchado.

“Se había parado el tránsito, había camiones militares afuera”, recordó luego al momento de su declaración Raquel, la empleada del local. Y Leo, que por entonces tenía 9 años y estaba allí, relató que un militar que llevaba en sus manos un arma larga le preguntó si conocía a Pichi y le ordenó que no mirara su detención.

Tras el secuestro, y de acuerdo al propio testimonio de Pichi, fue trasladado a la Base Naval de Mar del Plata, uno de los centros clandestinos que funcionó en la ciudad. “Recordaba que escuchaba los gritos y los sonidos de la gente en la playa”, expuso Teresa en la continuidad de su declaración de manera virtual ante los jueces que encabezan el debate, Fernando Machado Pelloni, Héctor Sagretti y María Claudia Morgese Martín.

Y sobre el secuestro, la mujer expuso que Pichi le contó que no llegaron a torturaron con la picana pero sí recibió múltiples golpes. “Lo más terrible fue el momento casi final, cuando lo bajaron golpeándolo por las escaleras y lo llevaron a un lugar como si fuera un bosque. Ahí después de que los militares se repartieran nuestro anillo de casamiento, se imaginó que lo mataban, le hicieron el simulacro de fusilamiento. Se rieron, lo cargaron de nuevo y lo dejaron en la puerta de mi casa”, recordó la mujer sobre la liberación.

Luego, profundizó que Pichi contó que fue interrogado en torno a distintos nombres, a los cuales desconocía debido a que él no tenía militancia. “Después le preguntaron por mí y él le dijo que yo había dejado de militar. Llegaron a decirle que yo seguía militando y que me habían visto con un montonero en un auto”.

Mientras Bolgeri permaneció secuestrado, personas de civil fueron hasta la casa de los padres de Teresa, donde finalmente liberarían a Pichi, revisaron cada rincón y se llevaron el título analítico de la mujer y fotos. También, fueron a la casa de la abuela de Bolgeri, revisaron hasta los techos y después se retiraron.

Teresa remarcó ante los jueces que su esposo “vivió una situación tan límite que tenía actitudes de valorar la vida, de quedarse admirado con el canto de un pájaro” y señaló: “Sintió que se moría, el simulacro de fusilamiento fue lo más fuerte”.

EL SECUESTRO DE UN AMIGO 

Habían pasado seis meses de su secuestro, la tortura y la liberación y Alberto Bolgeri presenció la brutalidad con la que su amigo de la infancia Tomás Fresneda y un compañero de su estudio de abogados, Carlos Bozzi, fueron secuestrados en el marco de la denominada Noche de las Corbatas”, el megaoperativo represivo perpetrado por las fuerzas armadas con la colaboración de integrantes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en el que abogados laboralistas fueron secuestrados y la mayoría de ellos hoy permanece desaparecidos.

El 8 de julio de 1977 Pichi había ido hasta el estudio de Tomás –que funcionaba en la casa de su madre- ya que irían a comer un asado a su taller de juegos electrónicos, ubicado a unas pocas cuadras.

En su declaración, Teresa recordó, de acuerdo a lo contado por entonces por su esposo, que como Tomás no llegaba Pichi y Bozzi habían decidido irse del estudio y justo en ese momento llegó un grupo de personas armadas, que los hicieron entrar nuevamente y se llevaron a Bozzi a una habitación y a él lo tiraron al piso, en tanto que a la madre de Tomás –que estaba enferma- la pusieron en un rincón contra una pared.

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Teresa contó que, en ese contexto, estuvieron unas horas esperando que Tomás llegara, hasta que ello ocurrió. Pichi se hizo pasar por un cliente del estudio y así evitó que volvieran a llevárselo. Después de escuchar numerosos gritos, llegó el silencio y ahí Pichi pudo levantarse. “Se levantó despacio, fue a la habitación del matrimonio, levantó las frazadas y estaban los dos nenes calladitos, Juan Martín y Ramiro”, indicó en relación a los hijos de Tomás.

Fue un horror. Mi marido trató de llamar a los familiares de Tomás y después vino a casa aterrorizado”, completó Teresa.

La pareja de Fresneda, María de las Mercedes Argañaraz, también fue secuestrada mientras cursaba un embarazo de cinco meses y cuyo hijo o hija aún se sigue buscando. Tomás y Mercedes permanecen desaparecidos, en tanto que Bozzi fue liberado y también declaró como testigo en este juicio. “Pichi le dijo a los captores que era un cliente, entonces me llevaron a mí y a Tomás y él lo dejaron en el estudio”, recordó y señaló que esa fue la última vez que lo vio hasta que lograron reencontrarse en Mar del Plata 40 años después, momento en el que Bozzi lo acompañó a denunciar su secuestro.

Teresa recordó que luego de que Pichi llegara atemorizado a su casa por lo que había pasado con su amigo se pusieron en contacto con un primo de ella, el por entonces juez Jorge Isacch, quien les recomendó que fueran a hablar con el juez que se encontraba de turno en aquel momento: Pedro Hooft, hoy juez correccional de la ciudad y quien desde 2006 se encuentra acusado –aún sin una resolución definitiva luego de interminables idas y vueltas-  por rechazos sistemáticos de habeas corpus presentados por familiares y allegados de víctimas de terrorismo de Estado, entre ellos los abogados secuestrados en la “Noche de las Corbatas”.

Teresa contó que aquel día fueron, por recomendación de su primo, hasta la casa de Hooft. “Mi marido quería hacer el hábeas corpus y el juez le dijo que no, que era conveniente que lo hiciera un familiar”, relató.

Al día siguiente, también por recomendación de Hooft, fueron a realizar la denuncia en la Brigada de Investigaciones. “Fue un momento difícil porque nos querían hacer creer que habían sido los montoneros que lo habían secuestrado y mi marido estaba convencido que eran lo militares”, recordó la mujer y señaló que su miedo nuevamente comenzó a crecer: al formalizar la denuncia habían dado su dirección y horas después –mientras ellos no estaban- un Falcón con cuatro personas fue a su casa para preguntar a los vecinos por ellos.

Ese miedo los llevó a mudarse primero a lo de su suegra por un tiempo y luego a Miramar, donde encontraron una casa en la que se sentía con mayor seguridad. Teresa, para cerrar su declaración, expuso: “Era tan desesperada la situación que estando en lo de mi suegra, que vivía en un piso 7, una noche Pichi dijo: ‘Si yo siento que me vienen a buscar me tiro desde la terraza’”.

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18/04/2021