El silencio de los no inocentes
Editorial QUÉ, en la radio
En estos tiempos de sobreexposición mediática, Arroyo y compañía encontraron en el ostracismo la clave de la campaña. No decir nada, no mostrarse, no aparecer. No confrontar, no hablar. La gente duda, duda mucho antes de poner el voto en una urna, no sabe si votar con la mano derecha o con la izquierda, con el bolsillo o con el corazón. Votar por convicción o votar por odio.
Arroyo y compañía quieren que hablen las urnas, 45 días más faltan. Y no es mucho, pero tampoco es poco. En ese tiempo, que Arroyo y compañía no hablan, otro sí, otros aparecen y los apoyan y a veces no hay peor cosa que el apoyo, por ejemplo el de Pampillón, el mismo Pampillón que el Concejo Deliberante consideró persona no grata, el que está en la causa por fomentar los acuartelamientos de la policía, el que apareció en un video con comentarios xenófobos contra la comunidad boliviana salió a respaldarlo, y no solo lo salió a bancar a Arroyo por los comentarios xenófobos que hizo contra la comunidad boliviana, sino por toda la candidatura en general.
Y mientras, Arroyo y compañía nada. Ni siquiera un gracias para el referente de la ultraderecha recalcitrante marplatense o ni siquiera un intento de despegarse. Nada, silencio, vacaciones.
Y mientras, en la Municipalidad, algún preceptor tomó lista y se dio cuenta de que Arroyo faltó a las ultimas sesiones del Concejo. Ahora sí que lo tienen acorralado, ahora sí que el oficialismo encontró una jugada única: salir a decir que el tipo falta al laburo. A uno le pagamos por faltar y a otro le pagamos para que nos diga que el otro falta. Mientras faltan 45 días para las elecciones se largó esto.
