Jueves 18 de abril | Mar del Plata
01/12/2015

Monopolios y tiranías

Editorial QUÉ, en la radio

 

El sistema demuestra su crueldad constantemente y destacar una crueldad por sobre otra es injusto, sin dudas que es injusto. Pero la crueldad tiene un principio, un principio en lo que se basa el sistema: para que a pocos, poquísimos, le vaya bien, a muchos, muchísimos, les tiene que ir mal, realmente mal.

Cuando la libertad de empresa de pocos deja sin trabajo a muchos, prisioneros de la miseria, la palabra libertad parece tener un significado diferente. Cuando la política es darle el marco legal al empresariado para que pueda dejar sin trabajo a muchos sin problema, algo no cuaja, no cierra, no tiene sentido, no aparece en el diccionario que todos queremos usar.

Si el empresariado se vuelve monopolio perdemos. Si la política se vuelve tirana y servil perdemos. Si los que ganan son siempre los mismos pocos, poquísimos, somos muchos, muchísimos los que ya perdimos.

Monopolio de empresa, monopolio de ideas, monopolio de poder, monopolio de plata, monopolio de medios. Tiranía de política, tiranía de época, tiranía de olvido, tiranía de realidad.

En la ciudad se hicieron todas las cosas para que solo quedara un gran hombre en los medios. El único gran hombre. En la ciudad se hizo todo lo posible por hacer mierda un diario, El Atlántico. Se hizo todo lo posible para que no quedara nada y nada quedó. Los últimos dos periodistas del medio fueron despedidos.

El diario El Atlántico quedó en la lona, enterrado, muerto.  Bienvenidos a la tiranía. Bienvenidos a la promiscua relación entre política y poder. Bienvenidos al monopolio.

En algún momento muchos, muchísimos, se cansarán de ser alimento de esos pocos, poquísimos. En algún momento, pero no se sabe bien cuándo.

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01/12/2015