Martes 23 de abril | Mar del Plata
26/05/2015

Nombrar la época

Editorial QUÉ, en la radio

 

Eternidad, tal vez sea ese el desafío máximo, el anhelo máximo. Trascender sigue siendo la obsesión de muchos, de tantos. Endiosar de manera faraónica y nombrar, nombrarlo todo. Porque el nombre a otros muchos les taladra el ego, las convicciones, el orgullo, la vida.

Y discutir nombres puede que sea una nimiedad, tan grande nimiedad que el mejor lugar para discutirla es la cadena nacional de nimiedades. Discutir los nombres que unos imponen y de los que otros se quejan. Discutir los nombres que siempre son arbitrarios, siempre le pertenecen a unos y no a los otros. Enojarse por nombres y no aceptar las obras es buscarle la quinta pato a un gato que nunca tuvo ni tres.

Y las plazas tienen nombres, las avenidas, los monumentos, los centros culturales, y básicamente todo lo que pueda ser pensado es nombrado. Y los nombres representan algo distinto para todos, mejor y peor para todos.

En Turkmenistán el presidente inauguró una estatua de oro 24 kilates, 6 metros de él mismo, arriba de un caballo, mirando el horizonte. El nombre del presidente no se dice, lo llaman “El Jefe”. Un locura ¿No?

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26/05/2015