Jueves 28 de marzo | Mar del Plata
28/11/2015

Caso Barrera: a un año del crimen piden la elevación a juicio

El homicidio del policía de la comisaría octava conmocionó a la ciudad a fines de noviembre de 2014. Hay un único detenido, Hugo Busto, quien se encuentra alojado en el Penal de Batán. Continúa prófugo Braian Hugo Rivera y sigue firme el pedido de Justicia.

Caso Barrera: a un año del crimen piden la elevación a juicio
(Foto: archivo / QUÉ Digital)

Walter Barrera tenía 34 años. Trabajaba desde 2006 como efectivo de la Policía Bonaerense y desarrollaba tareas en la comisaría octava, en la zona de Batán. Estaba en pareja, tenía un hijo de 6 años y además de ser policía, era árbitro de fútbol. Su vida terminó el 26 de noviembre de 2014 cuando fue baleado en la cabeza por un grupo de delincuentes que habían cometido un robo en la zona de Peralta Ramos y Tripulantes del Fournier. No estaba en servicio, pero su vocación fue más.

Por la muerte de Barrera hay solo un detenido y a fines de la semana pasada la fiscalía, a cargo de Eduardo Amavet, solicitó la elevación a juicio de la causa. El único imputado es Hugo Ramón Busto –El Uruguayo a quien la Justicia de Garantías le otorgó la prisión preventiva en diciembre del año pasado y desde entonces se encuentra alojado en la Unidad Penal N° 44 de Batán por el delito de homicidio doblemente agravado criminis causa y por ser la víctima un efectivo policial. Sin embargo, también hay un prófugo: Braian Hugo Rivera, de 18 años, quien pese a los operativos y a las tareas de inteligencia al día de la fecha continúa en libertad.

Desde un principio los testigos mencionaron la particiapción de al menos cuatro personas en el hecho y, en ese sentido, fuentes policiales confirmaron que hay otros dos individuos identificados, pero que debido a la falta de mérito en relación a las pruebas, aún  no pudieron ser detenidos. En cuanto a la continuidad de la investigación, resta que se avance en el proceso judicial en relación a Busto, quien tres días después del hecho se entregó a la Justicia, aunque dijo no haber participado del mismo.

La muerte de Walter Barrera, el miércoles 26 de noviembre de 2014, conmocionó a la ciudad . Ese día, el efectivo no estaba en servicio y circulaba por la zona de Peralta Ramos y Tripulantes del Fournier. En paralelo cuatro individuos armados escapaban tras cometer un violento robo en un local de Rapipago. En ese contexto, Barrera intervino para evitar que los delincuentes escaparan y se produjo un fuerte tiroteo en medio de la avenida. El policía recibió un disparo en la cabeza y fue trasladado en grave estado en el Hospital Privado de Comunidad (HPC).

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Familiares, amigos y allegados al policía, en la puerta del HPC. (Foto: archivo / QUÉ Digital)

Mientras tanto, otros móviles comenzaron la persecución de los cuatro individuos por la zona. Una de las motos en la que se movilizaban fue abandonada en la esquina de Udine y Génova y la otra la dejaron en el complejo habitacional de la zona, en el que ingresaron para escapar. En medio de la persecución, otro hombre de unos 40 años que se encontraba en la zona de Tripulantes del Fournier y Juana Manso fue alcanzado por una bala y rápidamente trasladado al Hospital Interzonal. Fue dado de alta días después.

En cuanto a Barrera, el policía falleció algunas horas después, tras permanecer internado en coma debido a la gravedad de las heridas. La autopsia que se practicó días después del deceso reveló que los delincuentes le dispararon con un arma de grueso calibre a unos dos metros de distancia. Barrera recibió dos disparos: uno en el glúteo y otro que le impactó en la parte frontal izquierda de su cabeza.

UN AÑO DESPUÉS, LA NECESIDAD DE JUSTICIA 

La muerte de Barrera impactó fuertemente en la sociedad, en un contexto en el que la problemática de la inseguridad estaba (y aún hoy está) muy latente. Los comerciantes de la zona aseguraron que la situación en el barrio era complicada y muchos señalaron que ciertos “grupos” o “bandas” eran conocidos entre los vecinos. Incluso algunos meses después del hecho, los dueños del Rapipago donde se produjo el robo decidieron cerrar sus puertas debido a la inseguridad.  

Políticos y funcionarios cuestionaron la violencia y la familia del efectivo atravesó el momento más difícil. Lo violento del hecho generó conmoción y abrió de alguna manera también el debate en torno a la presencia y utilización de armas en la comunidad. Al día de hoy, el reclamo de Justicia sigue firme, tanto por parte de la familia de la víctima como de los distintos actores de la sociedad.

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28/11/2015