Un joven de 19 años acusado de haber asesinado a su padre a principios de diciembre del año pasado fue detenido en las últimas horas en la casa de su madre en el marco de dos allanamientos autorizados por la Justicia de Garantías en el marco de la investigación del homicidio de Carlos Alberto Román, de 56 años.
En horas del mediodía del lunes 7 de diciembre, a partir de los fuertes olores que salían de una vivienda ubicada en Castelli al 4000, con la colaboración de un vecino el personal policial encontró dentro del inmueble el cuerpo sin vida de Román en un avanzado estado de descomposición.
De los primeros testimonios recogidos pudo establecerse que cinco días antes, el jueves 3 de diciembre, la víctima había mantenido una fuerte pelea con uno de sus hijos, Pablo Román, de 19 años, con quien convivía. Los vecinos refirieron que tras esa discusión, “no se escuchó más nada” ni se vieron más movimientos ni se supo nada más del hijo.
Tanto el hombre fallecido como su hijo poseen antecedentes penales por distintos delitos contra la propiedad. Ante el relato de los vecinos, la investigación apuntó al hijo del hombre hallado sin vida varios días después de haber sido asesinado de un fuerte golpe en su cabeza provocado con un objeto contundente hasta el momento no establecido.
Así lo determinó la autopsia practicada sobre el cuerpo una semana después de haber sido hallado, debido a que antes debió ser sometido a la cámara de frío por el estado de descomposición avanzado que presentaba.
Dentro de la vivienda en la que ocurrió el crimen la policía había secuestrado prendas de vestir con manchas de sangre, una de ellas con el ADN del hijo del hombre asesinado.
La investigación quedó a cargo de la Sección Homicidios de la Coordinación Departamental de Investigaciones, desde donde se profundizaron las diligencias que permitieron corroborar que “quien resulta ser el autor material del hecho había sido Pablo Román”, según informaron.
El juez de garantías Juan Tapia, por pedido del fiscal que quedó a cargo del caso Juan Pablo Lódola (primero había quedado al frente el fiscal Eduardo Amavaet) ordenó la detención del hijo de la víctima y el allanamiento de dos viviendas: la de su madre, en Bosh al 2900, donde fue detenido; y un segundo domicilio en Cerrito entre Tripulantes del Fournier y Rosales, donde se secuestró un Renault 21, teléfonos celulares y 30 mil pesos.
El detenido fue trasladado a la Unidad Penal 44 y se negó a prestar declaración ante el fiscal, luego de lo cual fue nuevamente alojado en la unidad penitenciaria.