Viernes 19 de abril | Mar del Plata
10/03/2016

“La CNU mandaba en Mar del Plata”

Lo dijo el testigo Ricardo Leventi, quien en el juicio que se lleva a cabo por delitos de lesa humanidad identificó a integrantes de Concentración Nacional Universitaria y habló sobre su rol en la Universidad.

“La CNU mandaba en Mar del Plata”
(Foto: archivo / QUÉ Digital)

En el marco del juicio a integrantes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) por crímenes de lesa humanidad cometidos en Mar del Plata entre marzo de 1975 y febrero de 1976, nuevos testigos pasaron esta semana frente al tribunal: el por entonces estudiante y militantes del peronismo Ricardo Leventi; Carlos Sartorio, uno de los tres empleados que Gustavo Demarchi tuvo en la fiscalía federal;  y Pablo Mancini, que fue testigo del asesinato de Silvia Filler.

De su paso por la Universidad, donde estudiaba Ciencias Económicas, Leventi relató que el cambio de gestión de Julio Aurelio, cuando la izquierda peronista asumió algunos puestos, a la asunción de Josué Catuogno como interventor implicó la presencia de “grupos muchas veces armados y situaciones de violencia”.

“Cuando asume Catuogno el ingreso a la Universidad era controlado por CNU. Les conocíamos la cara, todo el mundo los conocía”, señaló y relató que sobre izquierda de la entrada principal de la escuela de Maipú y Marconi –donde funcionaban algunas unidades académicas- había un pequeño cuarto donde “palpaban de armas a cientos de personas, apretaban, ridiculizaban”.

“Había un control absoluto de las personas que entraban en la Universidad. Con esta gente no se podía conversar, había que hacer lo que ellos decían”, apuntó. También relató dos episodios violentos en los que atribuyó a la CNU haberlo mandado a matar.

Sartorio fue uno de los tres empleados que Gustavo Demarchi tuvo en la fiscalía federal. Los otros dos eran Eduardo Salvador Ullúa, quien ya había sido procesado por el crimen de Silvia Filler en 1971, y Roberto Justel, imputado en la causa CNU en juicio. “Demarchi era el que firmaba, así que todo lo que hacíamos pasaba por él, hacía las correcciones que hacían falta o avalaba”, sostuvo Sartorio.

Además, sostuvo que en 1975 “se fue incrementando la presentación de habeas corpus”; y que tras el Golpe, “se siguió trabajando exactamente igual”. “No se sintió una gran diferencia”, apuntó. A su vez, Sartorio explicó que no intervino en las causas que se investigan en juicio. “No recuerdo que pasaron ante mi, si es un hecho grave tiene que pasar por el fiscal”, dijo. Antes había mencionado que él hacía los dictámenes “en los expedientes de homicidios comunes”.

Mancini fue testigo del asesinato de Silvia Filler, la joven estudiante de arquitectura que recibió un tiro en medio de una asamblea en diciembre de 1971, hecho por el cual fueron condenados integrantes de la CNU.

En su declaración mencionó que estuvo nombrado por la CNU en una carta abierta publicada en Rosario en 1972. Incluía nombres, direcciones y edades, además –dijo Mancini- “falsedad de los hechos tergiversados”. Años después, en septiembre de 1976, Mancini fue detenido y llevado primero a la Base Naval y luego al ESIM, lugares que funcionaron durante la dictadura como centros clandestinos de detención.

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10/03/2016