Desde la Fiscalía de Miramar pidieron el sobreseimiento de los ocho policías que eran investigados por la denuncia de apremios ilegales y torturas hecha en marzo por un chico de 17 años, militante del movimiento LGBT y en ese momento presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela Media Nº1 Rodolfo Walsh. “No hay elementos para acreditar que los hechos existieron”, argumentaron los investigadores.
A la fiscal Ana Caro la investigación le llevó 5 meses, tres cuerpos de actuaciones y unas 500 fojas. La fiscal dice que “se hizo muchísimo” en la causa, pero que “no hubo elementos para acreditar los hechos denunciados, para confirmar que el hecho existió”.
“El fiscal debe ser objetivo, primero tiene que acreditar la existencia del hecho y recién ahí buscar los posibles autores“, explica la fiscal al justificar por qué es que pidió el sobreseimiento de los ocho efectivos de la Policía Bonaerense que estaban en función el sábado 12, cuando Lautaro Blengio denunció que fue demorado y golpeado por la policía.
Por otra parte, la fiscal Caro reconoció que “Blengio tenía lesiones“, pero aseguró que “el médico perito no pudo determinar si fueron hechas por un tercero o por sí mismo“. En definitiva, la fiscal tampoco puede asegurar si el hecho existió o no.
El pedido de sobreseimiento de los policías fue presentado al Juzgado de Garantías Nº 5 y ahora será el juez Gabriel Bombini quien deberá definir el futuro de la causa.
Por otra parte, es posible que si el juez de garantías resuelve en la misma sintonía que la fiscal a Lautaro Blengio se le inicie una causa por falsa denuncia a cargo del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.
Según consta en la denuncia presentada por los padres de Lautaro, algunos efectivos de la policía en Miramar hostigaban al chico desde diciembre. Lo insultaban, lo acosaban y lo paraban sin razón. En la denuncia figura que un día el menor fue llevado hasta el vivero de Miramar por un supuesto “policía de civil” y allí fue golpeado, quemado con cigarrillos y cortado con cuchillo. Incluso, aseguran que al menor le hicieron con un cuchillo un cruz en el pecho y le dijeron: “Ahí te vamos a pegar el tiro”.