Viernes 19 de abril | Mar del Plata
26/10/2015

Los búnkers, el último refugio de la elección

Los cinco lugares que usaron los candidatos para aguardar los números reflejaron el clima de derrota, festejo e insatisfacción que luego se oficializó con los resultados. Así vivieron el cierre del domingo en el que Mar del Plata eligió.

Los búnkers, el último refugio de la elección
(Fotos: QUÉ Digital)

Los búnkers son lugares de espera. Algunas de las mesas sobre las que hasta hace horas se doblaban boletas a contrarreloj se transformaron este domingo a la tarde noche en los escritorios del centro de cómputos. Los búnkers fueron lugares de festejo, derrota e insatisfacción. Los búnkers, el último refugio físico de la elección para los candidatos, los mostró acordes a los resultados.

El hotel República, en Córdoba y Moreno, volvió a ser el búnker elegido por Gustavo Pulti, igual que en las PASO. La derrota fue reconocida más temprano de lo esperado y con ella, el escenario de un posible festejo se transformó en pasillos enteros de rostros desilusionados, cargados de lágrimas, con una sensación de tristeza mezclada con algo de bronca y también de impotencia.

ELECCIONES FRENTE MARPLATENSE

Hubo insultos y gritos de “traidor” cuando el diputado Rodolfo Iriart se acercó cerca de las 22 a saludar a Carlos Arroyo. Hubo abrazos de consuelo ante el período que se termina o que al menos se recambia. Hubo miedo entre quienes, sin cumplir un cargo político, temen perder su trabajo. Hubo muestras de fuerza compartida para sobrellevar el momento.

Tras el impacto en las urnas y el posterior discurso para reconocer la derrota, el intendente yacía sentado en ronda junto a su equipo de hombres y mujeres, con su hija en brazos y su esposa dándole apoyo, al fondo del búnker.Perdimos, sí perdimos“, repetía y daba reiteradas cuentas de su rol de líder en Acción Marplatense para intentar contener a todos, con el recuerdo de viejas derrotas, con la bronca de un domingo inolvidable, con el comienzo de una nueva etapa que se comenzó a digerir en la misma noche adentro del búnker.

Lejos de los hoteles, los grandes locales y la fuerte presencia mediática, Alejandro Martínez esperaba los resultados en el pequeño espacio que el Frente de Izquierda (originalmente del Partido Obrero) tiene en Gascón casi Independencia. Allí estaba el candidato, lapicera en mano, listo para anotar cada dato que llegaba a través de su viejo teléfono celular desde el búnker o “la trinchera“, como Martínez prefiere llamarlo.

ELECCIONES FIT

El mate sobre la mesa, la foto de Néstor Pitrola replicada hasta en la yerbera seguida de la infusión caliente que una de las militantes cebaba para saciar la espera, la gratitud de haber sacado más votos que en las PASO pero la desilusión de no haber logrado otra vez lo suficiente, coincidieron en este humilde espacio de la izquierda en el que tantas discusiones políticas se han tenido con la convicción de querer transformar la lógica para gobernar en defensa de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes.

En Rivadavia casi Salta las gigantografías de Pablo Farías decoran las paredes de una vieja propiedad transformada en búnker. Las cajas llenas de boletas con el rostro del candidato se superponen con el material de campaña que no se terminó de entregar. La ventana está abierta, el candidato “llega en diez minutos” y en medio de la espera una periodista le propone al resto de sus colegas sacarse una foto con un cartel para sumarse a una campaña contra de la violencia de género.

ELECCIONES PROGRESISTAS

Los diez minutos se transforman en 20 y luego en media hora. El candidato de Progresistas estuvo lejos de hacer la elección que esperaba y no teme reconocerlo cuando finalmente ingresa al refugio y se predispone con el mejor ánimo posible -dentro del cansancio acumulado- para dar testimonio de un resultado que no lo favoreció. Breve, conciso y respetuoso. Detrás, tres fracturas que no encontraron dueño durante la tarde descansan ya de noche sobre un plato junto a varios vasos decartables vacíos con aroma a café.

“Para Pulti que lo mira por TV”, canta la hinchada enardecida detrás de la gigantografía de Carlos Arroyo en el búnker de Hipólito Yrigoyen y Belgrano. Donde hasta hace algunos años hubo películas sobre góndolas y luego sándwiches que se preparaban en el momento, este domingo estuvo con los pulgares al frente y la sonrisa de la victoria el hombre que gobernará por cuatro años la ciudad.

ELECCIONES BUNKER ARROYO 03

Comida, clima de festejo, más periodistas que en ningún otro búnker y un color amarillo que se impone. Un operativo de seguridad separa a unos de otros con una cinta naranja que se coloca sobre la muñeca. Una valla divide a los que ya están de los que recién llegan. La UCR y el PRO recorren todo el lugar, lanzan resultados apresurados y ambiciosos, celebran al fin de una etapa de campaña, los abrazos se multiplican, la música llena el refugio y se festeja lo que pocos tienen en claro cómo se llevará a la práctica pero que ya se conquistó.

El hotel “Presidente Perón” de Tucumán y Rawson fue el espacio que esta vez usó Lucas Fiorini como búnker. En el hall, los grandes sillones le dan comodidad a las entrevistas, a las charlas sobre resultados, a la especulación de lo que podría pasar. Adentro, la mesa con tres sillas espera el momento en el que el candidato hable con números concretos ante un auditorio pequeño.

ELECCIONES FRENTE RENOVADOR

El candidato recibe a quienes lo acompañaron a lo largo de la campaña. Busca hacer el cansancio a un lado con una sonrisa. Se autoproclama casi tan ganador como Arroyo. Celebra que la elección se haya realizado con tranquilidad.

Material de campaña, globos que cubren el rostro de Sergio Massa, una espera que se hace eterna por saber si dos concejales o ninguno del Frente Renovador se sumarán al bloque y la tranquilidad de que instalarse como tercera fuerza nacional fue posible, también ilustran el escenario que este domingo tuvo más aspecto de lujoso hotel que de búnker político.

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26/10/2015