Majul: “La corrupción es inherente al kirchnerismo”
El periodista y conductor de La Cornisa presentó en la ciudad “El Final”, su último libro. En una entrevista con QUÉ habló de la herencia que dejó CFK, los primeros meses de Macri, periodismo y la búsqueda de “normalidad política”.
| Por Juan Manuel Salas
Periodista, escritor, productor, editor, empresario. Crítico, criticado, polémico, auténtico. Entrevistador mordaz, analista lúcido, gorila, independiente. No alcanzan los primeros párrafos de una nota para describir a Luis Majul, lo que es, lo que representa, lo que genera entre los que lo siguen y los que lo odian.
La grieta. La famosa grieta es una realidad. Y Majul la sufrió, la trabajó, la contó. El Final, de la locura a la realidad, el libro que presentó hace pocos días en la ciudad en el marco Verano Planeta, un compendio de columnas de opinión publicadas en El Cronista, La Nación e inéditas, en las que describe a la Argentina desde el 2007 al 2015. Un registro de época de Argentina.
O al menos describe una Argentina. La Argentina vista por los ojos de Majul. Una Argentina que bien podría ser una película de terror político, o la Argentina descripta por un loco o por el único cuerdo del país. Pero en definitiva una Argentina. Escrita por un periodista parado en un lugar de la grieta, expulsado a un lugar de la grieta, exiliado en la grieta.
“Durante el kirchnerismo hubo persecución a periodistas críticos, una persecución que ni siquiera en el gobierno de Menem estuvo con tanta insistencia e intensidad”, dice Majul, que durante el menemismo le levantaron un programa de televisión por mostrar algunas de las banalidades del expresidente y que en el kirchnerismo le sacaron la pauta oficial luego de hablar publicado Él y Ella.
-¿Cuál es la principal crítica que le hacés al kirchnerismo?
-La herencia cultural que va a dejar. Cada gobierno deja una impronta. El alfonsinismo dejó una impronta a pesar de no haber terminado, como su política de derechos humanos que fue muy valiente y coherente. El menemismo dejó corrupción, frivolidad, banalidad. Como imagen, más allá de la pizza, el champagne y Menem manejando una Ferrari. Mientras que el kirchnerismo, cuando se escriba la historia de verdad, va a dejar mucha corrupción, más creativa, más estructural. Desde grandes negocios como Lázaro Baez, hasta esa guarangada de chorritos de adulterar la factura en viajes presidenciales. De fabricar una especie de superioridad moral que nunca tuvieron y terminar cualquier discusión con “gorila, pelotudo, chorro”. Eso implica una baja en la calidad institucional de la discusión, la filosofía política, el ejercicio de la política y que se diseminó en toda la sociedad.
-¿La sociedad es en parte responsable de esa herencia?
-Cuando yo digo eso me dicen: “Pero esto es la sociedad argentina”. O sea, lo que pasó fue convalidado por una buena parte de las sociedad argentina. Sí, es cierto. El gran acierto de esa locura y herencia es que la inoculó desde el Estado en una sociedad dispuesta a tolerar y convalidar.
-¿Qué cosas positivas deja el kirchnerismo?
-Los dos primeros años del gobierno de Néstor Kirchner fueron los mejores años de etapa de gobierno del ’83 hasta ahora. Reconstitución de la autoridad presidencial, modificación de la Corte Suprema de Justicia. Más allá que después se utilizaron a los Derechos Humanos como una franquicia, la decisión política de seguir y proseguir con los juicios como correspondía. Con Néstor y con Cristina fue la aprobación de la ley para el matrimonio igualitario, avances en derechos sociales, la asignación por hijo. La consistencia de las políticas de ciencia y tecnología, algunas de las cosas que hicieron para carreras universitarias, no esa fabricación para amigos políticos. El Conicet me pareció muy importante. Son cosas que van a entrar y quedar en el haber.
-Una frase hecha: “roban, pero hacen”. ¿Qué te parece esa justificación de la corrupción?
-Yo hablo con muchos militantes kirchneristas y trato de intercambiar ideas y entenderlos. Y cuando hablan, lo hacen desde una supuesta superioridad moral y ética que cuando vos hablás de moral y ética no podés chorear. No podés tener una moral y una ética a medida. Horacio Verbitsky decía que la corrupción era inherente al menemismo. Y yo creo que la corrupción es inherente al kirchnerismo. Claro, y un militante dirá: “Pero la corrupción es inherente a la política”. No, flaco, no, tenemos que trabajar para que esto no sea así.
-¿La corrupción es peligrosa?
-No es una fantasía que la corrupción mata. Los subsidios al transporte determinaron en la tragedia de Once. Muchos periodistas hacía años que decíamos que iba a suceder. Y cuando vos tirás del hilo, es subsidios a los grandes empresarios, corrupción, nadie se ocupaba de la seguridad, ni de los trabajadores y destruyeron los trenes. La corrupción mata.
-¿Cómo ves este cambio de gobierno?
-Creo que la sociedad aspira a una normalidad y este gobierno tiene intención de plantear cierta normalidad, pero no sé si lo va a lograr.
-¿Qué es normal?
-Normal, por ejemplo, es que la energía eléctrica, que es no renovable, se cuide. Si vos comparás el precio de la tarifa eléctrica de Ciudad Autónoma de Buenos Aires con otros lugares parece joda. Este gobierno, para ir hacia la normalidad dice que tiene que aumentar las tarifas porque colapsa el sistema eléctrico. En una sociedad tan volátil como la argentina tenés que plantear una medida compensatoria para los sectores de menos recursos.
-¿Se puede llegar a esa “normalidad”?
-Van a faltar muchas generaciones para que este país se normalice, para que haya sentido común. No puede ser que los planes sociales duren 2000 años. No nos tenemos que asustar de discutir nada, ni del número de los desaparecidos ni las discusiones culturales más profundas. No nos podemos descalificar, tenemos que escuchar al otro.
-¿Qué críticas te merecen las primeras medidas de Macri?
-Le quitás las retenciones a las mineras, cosa que no comparto, y después empezás a discutir el impuesto a las ganancias y encima no vas más a fondo con lo que prometiste en campaña. Creo que son errores políticos y desinteligencia, que uno lo puede adjudicar a cierta inmadurez política.
Otra de las críticas que hizo Majul con insistencias al gobierno de Macri fue la de “no comunicar la herencia”. Si bien el presidente anunció que en la apertura de las sesiones del Congreso hablaría de esa “herencia”, para el periodista es fundamental que lo haga. “Tiene una obligación con la gente. Además, es algo que tiene una consecuencia política grave en la dinámica propia del pensamiento político de Macri”.
-¿Por qué?
-Néstor era un obsesivo, él tenía un cuadernito donde anotaba todos los números claves de la economía. Y Macri, como es un ingeniero, piensa en términos de tiempo. Por eso dividió en una línea de tiempo su gobierno y la primera es el punto de partida, que fue la salida del cepo. Y en marzo cuando presente las sesiones ordinarias será el segundo punto de partida.
-Y en esa obsesión del tiempo ¿cómo crees que llega?
-Él calculaba que en esta línea de tiempo iba a llegar a marzo con una tendencia a la baja de la inflación, cosa que no llegó. Porque calcularon mal, porque subestimaron el fenómeno, porque Kicillof, sin registrarlo, dijo que se aumentaran los precios. Por el levantamiento del cepo cambiario, porque lo salarios van por la escalera y los precios suben por el ascensor. Por todo eso no llega como pensaba.
-¿Sos optimista?
-Soy periodista, los periodistas no somos optimistas. Fui crítico antes y voy a ser crítico de este gobierno también. El nivel, la potencia de la crítica no puede ser igual para uno que recién empieza que para uno que llevó 12 años y cometió todos los pecados.
-¿Se puede ser periodista independiente cuando hay tanta plata de publicidad oficial?
-Si el gobierno decide que no va a distribuir más publicidad oficial y da el argumento correcto para hacerlo, bueno vamos a buscar para otro lado. Puedo comprender que medios pequeños y regionales necesiten pauta oficial, pero que la publicidad oficial se convierta en el subsidio de un montón de empresarios de medios, en el invento de los Spolzki y Garfunkel, no, eso es una distorsión de la publicidad oficial.
-En tu caso ¿cómo se logra la independencia?
-Descreo de las categorías. Hace muchos años, cuando fundé mi productora La Cornisa, yo no pensaba en la plata. Yo la fundé porque en el ’97 me levantaron un programa de televisión que se llamaba Sin Límites, que iba por América. Nosotros mostramos la pista de Anillaco de Menem. Duramos un solo programa, Menem llamó a los dueños y nos levantaron.
-La política te empujó a ser independiente y a formar una productora.
-En esa situación me dije: “No quiero estar más a tiro del dueño de un medio”. Yo quiero generar mis productos y tener la autonomía necesaria para hablar con los medios desde otro lugar. Si mis productos son interesantes me van a contratar. El impulso de la Cornisa fue buscar mayor autonomía y mayor libertad.
-Hace poco se habló públicamente de lo que le había entrado a La Cornisa en publicidad oficial del gobierno porteño
-Eso fue parte del periodismo canalla, no aman la profesión, son vigilantes del periodismo. Como cuando hizo la denuncia Cynthia García, que le daba la razón a los servicios de Venezuela que decían que no habían apretado a Lanata y lo habían apretado. Esa es la Cynthia García que después dijo que la productora de Majul se llevaba millones y encima mintió en la cifra. Cuando uno hace las cosas bien le va bien. La Cornisa tiene mucho apoyo publicitario.
-¿Te vas a aburrir sin el kirchnerismo en el poder?
-No. Uno lo que tiene que tener siempre es espíritu crítico. Desde que empecé con La Cornisa digo “no creas en todo lo que dicen los medios”. Eso de que “seis siete rocho” inventó la idea de poner en duda al periodismo es mentira. Muchos de nosotros decíamos que saber leer entre líneas y el espíritu crítico es lo que te va a salvar. No me voy a aburrir porque tengo espíritu crítico. Además, cuando un gobierno lleva tiempo en el poder, siempre hay alguno que afana, alguno que toma decisiones equivocada y para eso estamos nosotros.
