Jueves 18 de abril | Mar del Plata
22/02/2016

Los mil rostros de Pessoa

El heterodoxo y genial poeta portugués escribió una extensa obra literaria que aún hoy permanece, en parte, inédita.

 

Vivir es ser otro”

Fernando Pessoa

EL CONTEXTO

No esperaba tanto verde.

Las capitales europeas son el resultado de la imaginación del hombre y el cemento. Monumentos, puertas de ingreso, castillos, fuertes, museos. La visión de los creadores y el músculo de los obreros. Lisboa tiene catedrales imponentes, estructuras de piedras que recuerdan la historia imperial; de cuando sus navegantes, en África y América, ensanchaban los ingresos de la próspera nación.

El verde del follaje, frondoso, intenso. En el centro neurálgico de la ciudad, donde las bocinas y los insultos forman un contrapunto que dificulta el sosiego, un bosque extenso oxigena el gris monocromático por el que se deslizan los automóviles de factura extranjera, provenientes de países con menos verde y más industria.

 

El agua como prefacio

El río Tajo recorre mil kilómetros hasta fundirse con el Atlántico, en las afueras de Lisboa. A la capital portuguesa se ingresa a través del imponente puente 25 de Abril: dos kilómetros de marcha lenta con celeste bajo los pies y sobre la cabeza. A la derecha, la vista del imponente paisaje, y a hacia dentro, el pensamiento optimista de que un derrumbe no podría ocurrir durante una mañana diáfana y soleada de principios de verano.

El río apacigua la vorágine que representa el ingreso a un conglomerado de casi un millón de habitantes, con los niveles de desechos, ruidos y contaminación que logran generar las comunidades amontonadas.

 

Pessoa BLOG (1)Los colores, los sabores, las palabras

El portugués dista mucho del portuñol que se habla en la frontera argentino-brasileña. Extraviados, no logramos descifrar las indicaciones de los amables transeúntes. El GPS, que en la bellísima Albufeira fue de gran utilidad, colapsó. La intuición y el espíritu expeditivo nos situaron, finalmente, en un camping montado dentro del sector agreste de la capital. Los motorhome con familias alemanas rodeaban el predio, poblado de cabañas y carpas. El sonido de los pájaros anunciaron el crepúsculo solitario: mis acompañantes asistieron a un recital de los Rolling Stones. La segunda novela de un antiguo compañero de la redacción fue mi compañía durante la noche espesa.

Al día siguiente, el murmullo. El trajín de la ciudad es intenso y vívido. Las pintorescas y estrechas calles son testigo de la postal insoslayable que forma el trolebús que recorre el sector céntrico. El Tajo descansa la vista del visitante, a lo largo de una costanera cautivante, con aroma a pastelería tibia.

En esta sofisticada ciudad vivió la mayor parte de su vida y creó toda su obra en portugués, su poeta mayor, el llamativamente prolífico Fernando Pessoa.

 

EL HOMBRE DE LOS MIL NOMBRES

Fernando António Nogueira Pessoa (1888-1935) nació, murió y creó en Lisboa. Por cuestiones familiares vivió parte de su niñez y adolescencia en la Sudáfrica bajo administración británica, su formación literaria la conformaron los clásicos ingleses y los novelistas del siglo XIX. Escribió sus primeros textos en inglés, lengua con una textura diferentes al portugués; más precisa y menos proclive al barroco como son las lenguas latinas.Pessoa BLOG (2)

Al regreso a la tierra natal, dedicó sus días a las traducciones y trabajos de oficina. De traje y con sombrero (como lo atestiguan las pocas instantáneas que lo retrataron) pasó encerrado la mayor parte de su tiempo escribiendo.

Era nacionalista; “conservador a la inglesa” como gustaba caracterizarse. Distanciado de las vanguardias literarias que se acercaron al socialismo, Pessoa despreciaba el marxismo. Añoraba un espíritu lusitano de gloria, que confluyera con los vecinos ibéricos en un futuro aristocrático.

No dejó descendencia, ni herencia considerable. Un problema hepático cortó su hermetismo. Entre sus pertenencias se encontraban cientos de cuadernos con miles de textos que, en el siglo siguiente, se continúan clasificando y estudiando.

 

EL TEXTO

Para acceder a los beneficios que acarrea la fama del escritor se necesita escribir bien o ser un fenómeno de ventas. Si nos encontramos con el primer caso (alguien que tiene una voz propia, tiene algo para decir, y lo dice bien) solo nos faltaría saber quién fue el autor de esos textos. Fernando Pessoa hizo todo lo contrario. Dio forma a más de setenta heterónimos (personajes ficcionales con poética y vida propias) y cuando ninguno de sus escritores lo conformaba publicaba como anónimo.

Pero no se trata solo de un artilugio para ocultar su nombre. También publicó como Fernando Pessoa, textos (muy pocos) que no representan lo más poderoso de su obra. Apenas un libro en el que enaltece el nacionalismo. Lo sustancial de su obra fue firmado por autores creados por su imaginación.

Alberto Caeiro. Vivía de una renta modesta y murió de tuberculosis. Escribió solo en verso, convencido del poder creador de la poesía.

 

Poema IX

Soy un cuidador de rebaños.
El rebaño son mis pensamientos
y mis pensamientos son todos sensaciones.
Pienso con los ojos y con los oídos

y con las manos y los pies
y con la nariz y la boca.

Pensar una flor es verla y olerla
y comer una fruta es conocerle el sentido.

Por eso cuando en un día de calor
me siento triste de gozarlo tanto,
y me echo de espaldas sobre el pasto,
y cierro los ojos calientes,
siento todo mi cuerpo echado en la realidad,
sé la verdad y soy feliz

 

Álvaro de Campos. Ingeniero homosexual. Escribió Tabacaria, uno de los poemas más importantes de la lengua portuguesa.

 

Nunca, por más que viaje, que conozca

Nunca, por más que viaje, por más que conozca,

al salir de un lugar, al llegar a un lugar, conocido o desconocido,

pierdo, al partir, al llegar, y en la línea móvil que los une,

la sensación de escalofrío, el miedo a lo nuevo, la náusea

-esa náusea que es el sentimiento cuando sabe que el cuerpo tiene el alma.

Treinta días de viaje, tres días de viaje, tres horas de viaje

-siempre la opresión se infiltra en el fondo de mi corazón.

 

Ricardo Reis. Monárquico. Cuando Portugal se consagró república, se exilió en Brasil.

 

Para ser grande, sé entero: nada

Tuyo exageres o excluyas.

Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres

En lo mínimo que hagas,

Por eso la luna brilla toda

En cada lago, porque alta vive.

 

Pessoa BLOG (3)Los heterónimos de Pessoa no se limitaron a un seudónimo, a una firma. Tenían un posicionamiento político y estético frente a su época, una cosmovisión, una biografía que los condicionaba, un terreno de acción propio. Bajo la pluma de alguno de ellos escribió textos críticos vapuleando la obra de otro.

Forjó una obra extraña y compleja, una polifonía casi sin precedentes. A diferencia de las polifonías de Dostoievski o Puig, las voces en Pessoa hay que rastrearlas, no en el texto, sino en la totalidad de su obra. Su tono es la suma de todos sus heterónimos.

Su obra más importante vio la luz recién en 1985. El autor es Bernardo Soares, el heterónimo que más se parece a Pessoa, si podemos afirmar que Pessoa tuviera un estilo diferente al de sus personajes. El libro del desasosiego está compuesto por 476 entradas, sin unidad temática. Con una prosa bellísima, amontona aforismos, análisis del hombre del siglo XX, retrato de cotidianeidades.

En la entrada número veinticuatro nos da la pista inconfundible del modo en que debemos pensar la obra del brillante portugués.

 

Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumento tañe o rechina, cuerdas y harpas, timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía.

 

 

22/02/2016