Transformar
8M | Mujeres que luchan
Transformar el dolor en lucha. Transformarse para desaprender lo aprendido y fortalecerse. Transformar a todos y todas alrededor y transformar también todo eso que vendrá. Transformarse para acompañar, sostener y llevar en alto la bandera de otras luchas. De eso se trata la historia de Marianela, pero en ella confluyen las de tantas otras, mujeres que pese al dolor y la ausencia de respuestas o reparación por parte del Estado y la Justicia, son quienes militan y luchan en defensa de la igualdad de derechos y oportunidades.
Marianela es la cuñada de Mirian Flurin, quien fue asesinada en febrero de 2015 y cuyo crimen quedó impune: a fines de 2016 el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 3 absolvió a Eduardo Gatto, expareja de la víctima y único imputado por el hecho. Desde el femicidio de su cuñada, Marianela se puso al hombro la lucha en busca de Justicia y en ese camino conoció al Movimiento de Mujeres y la Diversidad y a la Corriente Clasista Combativa (CCC). Se capacitó como promotora de salud en violencia de género y hoy acompaña a muchas mujeres en su camino de liberación. Y de ahí en adelante, para ella, ya no hubo vuelta atrás.
“Me animé, primero fui al barrio y ahí empecé a encontrar mi lugar. Y cuando empezás a caminar el barrio te das cuenta de que Miriam no era la única que tenía el problema de violencia de género. Estaba rodeada de un montón de mujeres que también necesitaban ayuda. Antes yo era ama de casa, limpiaba casas. Y al año cuando me planto en una jornada frente a la Municipalidad no podía creer lo que estaba viviendo”, destacó sobre cómo se siente hoy, en la lucha y pese al dolor de la pérdida de Mirian.
Además, para Marianela, toda esta transformación se replicó en su hogar. Y eso, cuenta, la hace sentir muy orgullosa: “Tengo dos hijos, una nena de 10 años y ella el año pasado pudo ayudar a una compañera en el colegio a que le contara lo que le pasaba en la casa. Y a mí eso me movió el piso. Mi hijo empezó a crecer a mi ritmo, canta las canciones feministas. Están creciendo a la par. Tanto él sabe que tiene que respetar a la mujer como ella sabe que tiene que hacerse respetar. Están criados iguales”.
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