Del basural a la toma de terrenos en Las Heras: la historia de Érica
Érica tiene 34 años, vive de lo que recupera en el predio de disposición final de residuos y forma parte, junto a otras 30 familias, de la ocupación de tierras en Fortunado de la Plaza y Rufino Inda.
Érica tiene 34 años y vive de lo que recupera en el predio de disposición final de residuos. Desde el domingo forma parte, junto a otras alrededor de 30 familias, de la toma de terrenos en el barrio Las Heras, donde resiste a las inclemencias del tiempo, y a las críticas del gobierno municipal, en una precaria construcción hecha de lona, maderas y chapas. Su historia, las ganas de reencontrarse con sus hijas y la necesidad de una vivienda digna.
Érica cuenta que vino a Mar del Plata hace tres años junto a sus hijas. Cuando llegó conoció a quien sería su pareja, pero por esas cosas de la vida, se separó y se quedó sin nada, en la calle. Entonces, sufrió una nueva separación: tuvo que dejar a sus hijas, quienes regresaron a Capital Federal, mientras ella intentaba rearmar su vida en la ciudad.
Días atrás, se enteró del inicio de la toma y decidió sumarse, con la idea de poder construir su hogar y poder reencontrarse con sus hijas. “Soy de la zona, cuando se agarró (el terreno) se iba avisando a cada uno de los vecinos y ya estaba todo tomado, pero como sabían mi caso me dieron un pedacito”, cuenta.
Mientras el gobierno local pone en duda la situación de vulnerabilidad de quienes permanecen en el predio ubicado en Fortunado de la Plaza y Rufino Inda, en los terrenos ubicados a escasos metros del polideportivo barrial la organización es mucha y la convivencia, aseguran los propios vecinos y vecinas de la toma, pacífica.
Más allá de eso, y mientras se dirime en la Justicia el pedido de desalojo efectivizado por el intendente Guillermo Montenegro y la Fiscalía N° 12 -algo que fue rechazado por el Juzgado de Garantías N°2 y luego apelado por el gobierno-, para Érica lo cierto es que sostener la ocupación “es muy cansador”.
“Es bastante cansador esto, estoy desde el domingo, me voy solamente a bañar, me traje mi colchón y hace mucho frío a la noche, se nos mojó todo con la lluvia. Estoy sola esperando a ver si se puede construir, mi idea es traer a mis hijas”, se sincera mientras le muestra a Qué digital su precaria construcción.
Consultada sobre la postura del intendente -quien tildó en varias oportunidades a las familias de “delincuentes” y dijo que en tanto se mantenga la toma no negociará con ellos-, Érica coincidió con una de sus compañeras de la ocupación al reparar en que “se está mezclando pobreza con delincuencia”.
“Él (el intendente), en vez de ayudar a la gente que lo votó, nos está abandonando. Tenemos que esperar a que se resuelva la apelación y no sabemos cuándo habrá una resolución. Mientras tanto tenemos que esperar acá y aguantar”, dice mientras se acomoda a la vera de la avenida y sigue aguardando una solución al déficit habitacional que aqueja a miles de familias de Mar del Plata.
La toma por parte de unas 30 familias se inició el domingo a la tarde en tierras linderas al polideportivo municipal del barrio Las Heras, sobre la avenida Fortunato de la Plaza y Rufino Inda, enfrente de un gran asentamiento –denominado “La Comarca”– surgido en 2018. Las familias que allí empezaron a instalarse contaron que lo hicieron a partir de un acuerdo que fue creciendo entre vecinas y vecinos de zonas aledañas que desde hace tiempo buscan poder acceder a una tierra para vivir ante precios de alquileres que, por su realidad social y económica, se tornan “inalcanzables”.
En una conferencia de prensa brindada el pasado lunes el intendente Montenegro reconoció la existencia de un “problema habitacional” aunque, pese a la consulta, no dio cuenta de la existencia de ningún plan habitacional vigente en la ciudad.
