Sábado 20 de abril | Mar del Plata
01/02/2020

Denuncias por violencia de género y miedo: “Te voy a matar y nadie va a hacer nada”

Tras dos años de ataques por parte de su expareja y luego de más de 20 denuncias, Fiorella decidió hacer público su caso, ya que no sabe qué más hacer.

Denuncias por violencia de género y miedo: “Te voy a matar y nadie va a hacer nada”
(Foto: ilustrativa / Qué digital)

Fiorella es minuciosa y sigue sus denuncias al pie de la letra. Es de esas personas que ven siempre el lado positivo y buscan salir adelante pese a los infortunios. Sin embargo, luego de separarse de su expareja, tras robos, daños y amenazas, hoy está desesperada y no sabe a quién acudir para que su vida no siga siendo una pesadilla constante. En este tiempo, asegura que lleva realizadas más de 20 denuncias pero lamenta la falta de respuestas concretas por parte de la Justicia.

Luego de dos años, Fiorella decidió hacer públicas sus denuncias, cansada de sufrir, de tener miedo y de incluso padecer las consecuencias de la violencia a nivel económico. “Ahora, por ejemplo, no tengo agua en mi casa porque me robó la bomba de agua, una perforación que sale 20 mil pesos. Es una tortura porque aparte me dice: ‘Así como te hago estas cosas y nadie puede hacer nada, te voy a matar y nadie va a hacer nada‘”, contó Fiorella en diálogo con Qué digital.

Fiorella y Matías Falcone se conocen desde que tienen 15 años, él fue su único novio de la adolescencia y luego de tres años de relación decidieron empezar a convivir. Todo estaba bien, se construyeron una casa al sur de la ciudad, tenían dos terrenos y en el otro espacio decidieron hacer una cabaña para alquilarla y tener otro ingreso. En ese momento, la joven sentía que la relación iba bien. Ella estudiaba Educación Física y trabajaba, por lo que no estaba mucho en la casa.

“Él siempre tuvo problemas de adicción, cuando yo lo conocí ya consumía. Pero cuando me conoció bajó un cambio, me decía que iba a cambiar. En ese momento uno es chico y hay cosas que no se da cuenta; después empecé a crecer a nivel profesional, trabajaba, entrenaba y estudiaba y no estaba en todo el día en mi casa”, recordó y sumó: “Capaz que no me percaté de ciertas actitudes de él, cosas que hacía”.

Con el correr del tiempo, la convivencia fue demostrando otras cosas y Matías, según expuso, comenzó a mostrar actitudes violentas. “Siempre me perseguía, era muy paranoico, siempre pensaba que yo lo engañaba en la facultad, en los trabajos. Me seguía pero yo no le daba importancia, mambos de él”, pensaba. El panorama cambió una vez que Fiorella se recibió, ahí la venda se empezó a caer: “Empecé a ver que estaba todo el día en casa, que no entrenaba, no comía, fumaba, se drogaba y yo soy todo lo contrario. Llevo una vida muy sana, soy profe de yoga y voy por un camino espiritual”.

A raíz de esto la joven decidió separarse  y, al contarle a su entorno todo lo que estaba atravesando, comenzó a cuestionar de dónde obtenía el joven los ingresos para poder vivir. “Empecé a dudar de dónde sacaba la plata si no trabajaba”, contó.

Ante esta situación, Fiorella primero optó por irse ella de su casa un tiempo hasta que las cosas se calmaran y poder llegar a un acuerdo y realizar la separación en buenos términos: “Él se empezó a poner muy agresivo, un día me agarró del cuello y me tiró al piso, hizo como que me iba a dar una patada fuerte y me dio una patada chiquitita. Ahí hablé con la familia sobre su problema de adicción y nuestra separación”.

En octubre de 2018, Fiorella realizó la primera denuncia en la Comisaría de la Mujer. En el marco de esa primera investigación, las autoridades determinaron la exclusión del hogar y Matías se fue un tiempo a la casa de sus padres. En el primer momento cumplió y “estaba un poco asustado” por la restricción, según contó la joven. Luego, juntos decidieron que ella se quedaría con la casa y él con la cabañita que usaban para alquilar. Sin embargo, el principal problema surgió debido a que se trata de lugares linderos y así fue cómo comenzó la película de terror de Fiorella. “Él se empezó a obsesionar conmigo, siempre pensó que íbamos a volver”, sostuvo la mujer.

Y, en esta misma línea, descargó: “Realmente no encuentro otra alternativa, ya no puedo caretearla más. Soy una persona que siempre va para adelante y pienso en positivo. Pero estoy corriendo riesgo, mi mamá está asustada, mi familia no sabe qué hacer. Yo no lo quiero arruinar, pero quiero vivir en paz”.

TRAS LA DIVISIÓN DE BIENES, LA PEOR PESADILLA

Cuando la pareja comenzó con la separación y división de los bienes, ella le pasaba luz y agua a su ex, mientras tramitaba el cambio de titularidad de los servicios, algo que él nunca hizo. “Pasó un año, y nunca me pagó nada. Mi abogada le mandó una citación y ahí comenzaron los episodios violentos”, sostuvo.

Fiorella recordó uno de los primeros ataques que la empezó a perjudicar. “Me pinchaba las ruedas del auto. Primero una, dos, luego tres hasta que quedaron las ruedas en llanta. Primero quería pensar que era mala suerte. Hasta que un mecánico me advirtió que era a propósito: tenía las válvulas aflojadas y trabadas para que las ruedas se desinflaran a propósito”, manifestó.

En ese momento a la denunciante le cayó la primera ficha: aunque había un acuerdo de palabra, las cosas no estaban del todo bien ya que su expareja la seguía hostigando. También mencionó que el joven le ponía clavos en la trotadora para dañar su auto. “Me avisó un amigo un día que me vino a cortar el pasto, empezamos a juntar y llenamos una bolsa de clavos”, sostuvo.

A partir de ese día, vecinos y vecinas comenzaron a alertar a la mujer acerca de los movimientos extraños que veían a diario. “Me preguntaban quién podía haber sido, ahí les comenté que me había separado hacía poco de él y me decían que lo veían entrar cuando yo me iba a trabajar, iba con el papá y lo veían poner cosas, sacar”, comentó.

Hasta ese momento Fiorella no tomaba dimensión de lo que pasaba con su expareja: “Otro día llegué y la cerradura de mi casa estaba trabada. Llamé al cerrajero, me destrabó la cerradura que adentro tenía chapitas, palitos. Me había metido cosas para que la llave no anduviera. Esto me lo hace un sábado o domingo y todo sale más caro por lo cual está perjudicándome económicamente”. La agresión y las “maldades” fueron en aumento. Y la principal excusa de su expareja era que ella se había quedado con la casa más grande, que tenía pileta y parrilla, y por eso amenazaba con sacarle todo, algo que finalmente logró concretar.

“Tengo un cerco de madera de 2 metros de altura. Un día me llamó una vecina y me dijo: ‘Fiore hay cuatro chabones y Matías, te tiraron abajo el paredón y se están llevando tu pileta’. No es una pelopincho, es una pileta de 4 x 3 metros y 2 de profundidad que estaba enterrada; hicieron un pozo gigante, vaciaron la pileta, la desenterraron y la llevaron para su terreno”, compartió.

Ese día, cuando la mujer volvió a su casa se encontró con un agujero gigante en el medio de su patio y entonces acudió a la Policía para hacer la denuncia penal por robo y hurto. También su vecina aportó su testimonio y sumaron fotos y videos, pero las autoridades le aseguraron no poder hacer nada porque “las pruebas no son suficientes o todavía están evaluándolas”, lamentó.

Todas estas amenazas y amedrentamientos son los fantasmas con los que convive Fiorella diariamente, y por los que ya acumula más de 20 denuncias entre la Comisaría de la Mujer y la decimotercera por daños, desobediencia y hurtos, aunque lo cierto es que su realidad no cambia en absoluto. “En la Comisaría de la Mujer me han atendido muy bien, han puesto todos mis relatos pero lo máximo que puedo pedir es una restricción de acercamiento, que ya me la dieron. El tema es que él no la cumple y el juez y los fiscales no hacen nada por este incumplimiento”, manifestó.

Y en este sentido sumó: “No sé qué están esperando, que me cague a golpes o que me mate. Porque el chabón es muy vivo, es muy inteligente y está estudiando cada detalle para no pifiarle y si me hace algo manda a otras personas”. “El último oficio no solamente dice que tengo una restricción sino que dice que el perito psicológico del Juzgado determinó que Matías tiene problemas y que tiene que estar bajo tratamiento psicológico obligatorio. El juez ordena que haga un tratamiento”, detalló.

El calvario de Fiorella continúa, así se desarrollan todos sus días, pese a que las denuncias por violencia están en trámite a instancias del Juzgado de Familia Nº 2, y de las distintas fiscalías, dado que se trata de varios delitos. Hasta ahora, la mayor contención que recibió Fiorella fue por parte de su familia, amistades y la red de mujeres, desde donde la anotaron en una lista a la espera de un botón antipánico y le brindaron además ayuda psicológica.

Sin embargo, la joven se sigue preguntando: en estos casos, ¿qué papel cumple la Justicia?.Nos estamos moviendo entre nosotras apoyándonos pero si no estamos nosotras ¿quién está para ayudarnos?”, finalizó.

SI SUFRÍS O SUFRISTE VIOLENCIA DE GÉNERO, PODÉS DENUNCIAR
  • Por emergencias: llamar al 911.
  • Línea 144 del Consejo Nacional de las Mujeres: las 24 horas.
  • Comisaría de la Mujer: las 24 horas, en Juan B. Justo 3649.
  • Línea Malva 108: de lunes a viernes de 8 a 20, para consultas.
  • Dirección de Políticas de Género MGP: de lunes a viernes de 8 a 20, en Alberti 1518 | 451-1184.
  • Centro de Atención a la Mujer Maltratada: lunes, miércoles y viernes de 14.30 a 17 en Larrea esquina Salta (472-0524).
  • En Red: en 25 de mayo 4135 | (0223) 156-017711 | redviolenciasabusotrata@gmail.com.

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