Viernes 29 de marzo | Mar del Plata
13/10/2019

Eco-aglomerados: un nuevo sistema para construir con arroz y derivados de soja

Un grupo de investigadores del Conicet Mar del Plata desarrollaron una técnica innovadora que se puede aplicar en el interior de viviendas.

Eco-aglomerados: un nuevo sistema para construir con arroz y derivados de soja

Un grupo de investigadores del Conicet Mar del Plata desarrollaron eco-aglomerados, es decir, material a base de cáscara de arroz y adhesivos derivados de la soja que puede utilizarse en el interior de viviendas como recubrimientos, mobiliario, cielorrasos, entre otras aplicaciones. El principal objetivo es realizarlos a partir de recursos y residuos de la agroindustria para desarrollar emprendimientos habitacionales sociales, como sucedió con Elisa Segovia, una vecina del barrio Nuevo Golf.

Actualmente, el tablero aglomerado es un producto elaborado con partículas de madera y una sustancia aglutinante capaz de unirlas de manera permanente. El aserrín de madera se obtiene por trituración de rollizos de especies forestadas en nuestro país. Además de impactar directamente sobre el consumo de la madera el proceso de molienda, requiere un gran gasto energético.

Desde hace varios años, los investigadores de Intema han diseñado diferentes formulaciones de eco-aglomerados que utilizan cáscara de arroz como sustituto de la madera y adhesivos de proteína de soja libres de compuestos volátiles tóxicos. La cáscara de arroz no requiere ningún proceso de acondicionamiento de tamaño previo y debido a su estructura porosa, los eco-aglomerados que se producen duplican en capacidad aislante a los productos comerciales basados en madera.

Para realizar este proyecto, el equipo de trabajo está compuesto por los investigadores Roxana Ruseckaite, Mayra Chalapud, Emiliano Ciannamea, Josefa Martucci y Pablo Stefani, miembros del grupo Ecomateriales del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de los Materiales (Intema, Conicet-Unmdp), conjuntamente con los arquitectos e investigadores Fernando Cacopardo y María Inés Cusan de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En el marco de este proyecto se elaboraron nuevas formulaciones de adhesivos de soja con actividad antifúngica y se utilizaron recubrimientos biogénicos para mejorar la estabilidad a la humedad de los eco-aglomerados y su durabilidad.

“Una de las pruebas claves que estamos llevando a cabo es colocar los diferentes tipos de eco-aglomerados en viviendas, evaluando su comportamiento en el tiempo en condiciones reales de uso”, explicó Stefani, uno de los miembros del grupo Ecomateriales del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología.

Desde el inicio del proyecto el principal objetivo grupal es hacer eco aglomerados sostenibles a partir de recursos y residuos de la agroindustria con aplicación en emprendimientos habitacionales sociales.  Y de este modo ayudar a los que menos tienen a cumplir el sueño de tener su casa. Y es ahí donde Elisa Segovia, que tiene 29 años y vive con sus tres hijos en el Barrio Nuevo Golf, es fundamental para el proyecto: ella y su familia facilitaron su casa para que el equipo pueda realizar las pruebas de campo de los eco-aglomerados.

Elisa Segovia fue una pionera en autoconstrucción, junto con Fernando Cacopardo, que desde 2010 trabaja en el Barrio Nuevo Golf, con su proyecto de “Hábitat y Ciudadanía” con el que lleva construidas numerosas viviendas. Actualmente, Elisa realiza capacitaciones sobre autoconstrucción de viviendas, para ayudar a vecinos de otros barrios en el marco de proyectos coordinados por Cacopardo.

“En Mar del Plata encontré mucha gente solidaria que, sin conocerme, me ayudó. Los eco-aglomerados que traen ellos están geniales porque son ecológicos, naturales, aíslan del frío y no son contaminantes”, compartió Elisa.

Periódicamente el grupo de Intema realiza una evaluación visual de los eco-aglomerados,  de esta forma el equipo determina variaciones de diferentes variables en función del tiempo y en condiciones reales de uso (dimensiones, peso) y el desempeño mecánico y durabilidad de los mismos. Además se estableció un grupo de trabajo con Elisa y su familia, quienes colaboran con las mediciones que se realizan. Pero más importante aún es el vínculo afectivo que se logró construir.

“El principal aporte del proyecto es que permitió visibilizar la situación social en los barrios. Además, demuestra que los vecinos siempre están dispuestos a aprender y colaborar para mejorar su calidad de vida si les damos una oportunidad”, concluyó Stefani.

Este desarrollo se llevó a cabo en el marco del Proyecto de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS) titulado “Desarrollo de eco-aglomerados basados en adhesivos de soja y sustitutos de la madera” financiado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y el Conicet. Además y como Institución Adoptante participó el Centro de Estudios de Acción Social (CEAS) su tarea ha sido reconocida por los premios “Banco Río a la trayectoria” en el año 2005 y más recientemente en el “Concurso de ideas proyecto nuevas aplicaciones de la soja 2015” otorgado por la Asociación Cadena de la Soja.

COMEDOR “DULCES SONRISAS”

A su vez, entre los proyectos realizados por Cacopardo conjuntamente con la familia de Elisa y un grupo de voluntarios integrados por estudiantes, empresas y personas solidarias, se construyó el comedor “Dulces Sonrisas”, ubicado en calle 81 no 4705 (entre Cerrito y Gianelli).

Andrea Mansilla, madre de Elisa, es el motor y el corazón de este comedor que no solo se ocupa de nutrir a los niños, sino de darles asistencia médica a madres, apoyo escolar y mucho afecto y contención. También se ocupan de asistir a niños del barrio y  se solventa con donaciones privadas y del Estado.

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13/10/2019