El agua como sustento de vida: MS, única cooperativa envasadora
Es de Mar del Plata, tiene 8 asociados, envasa y abastece a gran parte de la ciudad. Llega al despacho del intendente, a juzgados, hoteles y localidades vecinas. Su historia, el resurgir tras la crisis del 2001 y la capacidad de reinventarse.
Leonardo Da Vinci definía al agua como “la fuerza motriz de toda la naturaleza”. Probablemente no se equivocaba. En Mar del Plata funciona la única cooperativa envasadora y distribuidora de agua de mesa de la Argentina (“M-S”), visible en cientos de dispensers en edificios públicos y privados de la ciudad y la zona. Pero detrás, la fuerza motriz de ese servicio conserva la naturaleza de hombres y mujeres que resurgieron de la crisis del 2001, que lucharon contra las adversidades técnicas y administrativas y que desde hace 15 años sostienen su propia empresa de manera tan transparente y elemental como el agua que envasan y reparten.
La Cooperativa de Trabajo M-S Limitada surgió a partir de una necesidad, como la gran parte de las cooperativas. Sus fundadores trabajaban para la multinacional Danone S.A., que en 2003 decidió dejarlos en la calle, hecho que los catapultó a reorganizarse, reinventarse y emprender un nuevo camino para salir adelante.
QUÉ Digital recorrió la planta que esta cooperativa levantó con sus manos y sostiene en la zona del barrio El Gaucho, donde casi una decena de hombres y mujeres se reparten estratégicamente las tareas para purificar el agua, envasarla, sobrellevar la cooperativa y repartir los bidones.
El agua que produce M-S llega directamente al despacho del intendente Carlos Arroyo, como así también a todos los sectores de la Municipalidad de General Pueyrredon, incluido el Concejo Deliberante.
Su red de comercialización se extiende también al complejo RCT, el Banco Credicop, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, hoteles sindicales, la estación Ferroautomotora de Mar del Plata y varios juzgados, por solo nombrar algunos clientes; y abarca también un reparto que llega a Ayacucho, Chapadmalal, Vidal, Mar Chiquita y Santa Clara, entre otras localidades.
La cooperativa marplatense abastece a éstos y otros sectores de dispensers (agua fría y caliente) y bidones de 20, 12 y 6 litros. También producen bidones descartables y dispensers naturales que no consumen energía.
Guillermo, el presidente de la Cooperativa de Trabajo M-S Limitada, contó que luego de perder sus trabajos en el 2003 “por medio de gente que estaba en el tema del cooperativismo” fueron invitados a algunas charlas “para ver si de la empresa ya caída se podía formar bajo el formato de una cooperativa para la venta de agua”. Y así fue.
El proceso fue difícil y riguroso, como el que atraviesa cualquier cooperativa legalmente constituida. Tras comenzar a envasar en Necochea, tiempo después consiguieron un espacio en Mar del Plata, mientras esperaban la matrícula que llegó dos años más tarde.
“Siempre tuvimos el proyecto de nuestra propia envasadora. Vimos la oportunidad de instalarlos en este galpón (ubicado en Fitte 185) y logramos hacer un trabajo artesanal para ponerlo en funcionamiento, acondicionarlo y dejarlo listo para comenzar a trabajar”, resumió el titular de la cooperativa.
Él mismo construyó la primera envasadora. “Se contrató a un químico porque necesitamos tener certificado bromatológico y entonces un profesional nos enseñó todo lo necesario para preservar la calidad y cumplir con todos los cuidados que requiere el agua”, explicó.
De allí en adelante, aprendiendo a sobrellevar las riendas de esta empresa con sus manos, todo comenzó a mejorar: se reforzó la cantidad de asociados, se articuló bien el reparto y la demanda de agua envasada por MS empezó a crecer.
“Pudimos hacer toda la parte de envasado nueva como se nos exige. Logramos todos los certificados, cumplimos con el curso de manipulación de alimentos y después de 10 años nos llegó la habilitación para estar 100% en condiciones”, siguió el titular de la cooperativa.
M-S, como se señaló anteriormente, es la única cooperativa de Argentina envasadora de agua. Se encargan del envasado, la venta y distribución del precisado recurso con el arduo trabajo diario de ocho asociados.
LA CAPACIDAD DE REINVENTARSE
Así como la mayoría nace a raíz de una necesidad, sortear las dificultades a través de nuevas estrategias resulta ser prácticamente una obligación para toda cooperativa.
Para poder crecer pero sin poder seguir sumando asociados en pos de preservar el ajustado remanente que la empresa puede repartir mes a mes entre quienes la integran, aprendieron a “reinventarse siempre como empresa para poder seguir”.
“Buscamos soderos, otros envasadores; en vez de comprar los dispensers también los alquilamos mediante un acuerdo y en estos cuatro meses incorporamos 40 equipos de frío y calor que de otra manera no podríamos; el año pasado gestionamos un subsidio para cambiar la máquina y reforzar el sistema de llenado; nos reinventamos permanentemente”, contó el presidente al compartir parte de la estrategia para subsistir.
AGUA DE EXCELENTE CALIDAD
Como buenos conocedores de la materia, los integrantes de la cooperativa cuidan hasta el más mínimo detalle para preservar la calidad de su producto.
La limpieza profunda de cada uno de los bidones mediante máquinas y bachas especialmente acondicionadas; la carga de los mismos con otro mecanismo mejorado y la preservación del agua sin desperdicio dejan en evidencia el cuidado con el que M-S manipula todo lo que se genera y sale del galpón en el que trabajan.
“Hemos logrado una calidad de agua muy buena, excelente, constatada por los técnicos que hacen los estudios correspondientes. Los propios consumidores nos lo dicen porque de verdad es una calidad admirable”, dijo orgulloso Guillermo.
Detrás de esa calidad, de cada vaso o botella de agua fría que alguien llena, o del termo que se carga para cebar el mate en el lugar de trabajo, hay un grupo humano comprometido.
Silvana y Valeria se encargan de todo lo referido a las tareas administrativas. En el llenado y limpieza de cada bidón están siempre Sergio y Mauro. En el reparto hasta donde sea están Cristian, Javier y Carlos. Y Guillermo, en su rol de presidente, abarca el aspecto técnico de todo el proceso, pero también la gestión de esta cooperativa, única en el país y la fuerza motriz de la naturaleza traducida en agua que llega a cientos de mesas.
