Golpeados por las consecuencias del viento, pequeños productores piden ayuda
Una vez más, destrucción de invernáculos, pérdida de producción y caminos intransitables forman parte de la realidad que atraviesa el sector.
El temporal de fuerte viento y lluvia que afectó a Mar del Plata durante este sábado dejó consecuencias en diferentes sectores de la ciudad, y también golpeó a los pequeños productores del cordón frutihortícola del Partido de General Pueyrredon con la destrucción de invernáculos, pérdida de parte de la producción y con caminos rural intransitables que complican aún más la situación.
El panorama es el mismo que el ocurrido hace exactamente un año atrás. Y así lo expusieron desde la Asociación de Pequeños Productores de Mar del Plata, Batán y El Boquerón (APP), perteneciente a la Federación Nacional Campesina.
“Como ocurre después de cada tormenta, se agrava la situación de los pequeños productores. Las fuertes lluvias y vientos caen como cuchillos en los invernaderos faltos de mantenimiento por el elevado costo, anegan los campos sembrados y dificultan los ingresos a las quintas debido al estado de las calles y caminos”, remarcaron al puntualizar las consecuencias sufridas tras este nuevo temporal.
Pero esta vez, desde la asociación de pequeños productores expusieron que ya venían golpeados “por el precio de los insumos y semillas, el alquiler de los campos, los precios bajos de la producción y el costo de la vida, agravado aún más por la pandemia del coronavirus”.
Así, señalaron no poder afrontar los costos de las consecuencias que provocó el temporal en sus producciones y campos.”Desde la Asociación de Pequeños Productores solicitamos ayuda inmediata para seguir produciendo”, expresaron a través de un comunicado.
Y remarcaron la importancia de su tarea “en este contexto de hambre y necesidad de alimentos de calidad y bajo precio no solo en la ciudad, sino en el resto del país” por lo que pidieron “ser escuchados” por las autoridades.
En el marco de la pandemia, la asociación mostró su solidaridad con la donación de miles de kilos de verduras a los Comités Barriales de Emergencia (CBE) para luego ser repartidos entre los comedores que forman parte de la organización y asisten diariamente a familias que no tienen para comer.
