Viernes 19 de abril | Mar del Plata
12/06/2016

Hipódromo: una asamblea de vecinos contra las fumigaciones

Pese a que la cautelar vigente prohíbe la aplicación de agroquímicos a menos de mil metros de plantas urbanas, el campo detrás del Jardín de Infantes N°14 es fumigado por las noches sin ningún control. Ante la ausencia del Estado, la organización de base.

Hipódromo: una asamblea de vecinos contra las fumigaciones
(Fotos: QUÉ Digital)

Una medida cautelar vigente hace casi dos años. Una ordenanza que debió ser suspendida por la Justicia. Un Municipio desinteresado que no solo defiende y protege a los empresarios sino que se olvida de la población. Una problemática que crece, pero parece ser invisible. En Mar del Plata, pese a que está prohibida la aplicación de agroquímicos a menos de mil metros de plantas urbanas, las fumigaciones existen y nadie hace nada para cambiar eso. O casi nadie.

En el barrio Hipódromo la problemática no es nueva. Años atrás, el barrio fue noticia tras conocerse la historia de Néstor, el nene que quería jugar a la pelota pero no podía porque no tenía aire. No tenía aire porque el aire de su barrio estaba contaminado. Estaba contaminado porque un productor, sin ningún tipo de regulación, fumigaba el campo de soja y trigo ubicado a menos de una cuadra de la plaza central. Entonces Néstor no podía correr.

Años después, la situación es la misma e incluso peor. Pese a la vigencia de la medida cautelar dictada en septiembre de 2014 -que suspendió cinco artículos clave de la ordenanza 21.296 y prohibió, nuevamente, la fumigación a menos de mil metros de plantas urbanas en todo el Partido de General Pueryrredon– en el barrio Hipódromo los agroquímicos se aplican durante la madrugada y aunque muchas veces no hay testigos, los vecinos sienten las consecuencias: sus alergias se agudizan, el asma empeora y la gente tiene miedo.

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En el barrio viven cientos de familias, distribuidas en torno a una plaza central, epicentro de las actividades sociales. Allí nomás se encuentra el Jardín Municipal Nº 14, espacio de referencia para mamás, papás y niños. A menos de una cuadra, un inmenso campo, que es administrado por un productor con nombre y apellido que decidió que la ley no estaba hecha para él. Entonces, y pese a estar ubicado a menos de cien metros del establecimiento educativo, el productor aplica durante las noches herbicidas, pesticidas, insecticidas ¿La receta agronómica? Nadie la sabe porque nadie lo controla.

“Sabemos que las ordenanzas no sirven, por eso queremos que se deje de fumigar. Hace algunas semanas fuimos a pedir información a la Secretaría Desarrollo Productivo desde donde depende el Programa de Desarrollo Rural Sustentable para reclamar pero nadie sabía nada”, relataron Daniela y Tomás, vecinos de la zona integrantes de la Asamblea vecinal del barrio Hipódromo, espacio que nació justamente para resistir a las fumigaciones, a partir de la inacción del Estado y mediante la organización de base.

 HECHA LA LEY, HECHA LA TRAMPA 

De acuerdo a lo que establece ordenanza que rige en la ciudad -independientemente de la cautelar- aquellos establecimientos comprendidos en la Zona con Puntos de Alto Riesgo Sanitario y Ambiental -es decir, los ubicados a cien metros de escuelas, centros asistenciales y centros de salud-deberían tener instalada instalar una barrera de amortiguación vegetal o artificial.

En el barrio Hipódromo, esa barrera no existe. Ingresar al campo es tan fácil como embarrarse un poco y no hay nada que se interponga entre el espacio verde y el Jardín de Infantes.

En la norma aprobada y promulgada en 2013 se establece también que quienes se encuentren hasta doscientos metros de los Puntos de Alto Riesgo Sanitario y Ambiental deben estar registrados obligatoriamente en el Programa de Desarrollo Rural Sustentable, bajo amenaza de sanciones que van desde el apercibimiento hasta la clausura y las multas.

En el barrio Hipódromo no solo que el productor no está inscripto en el registro, sino que nadie controla lo que hace, nadie sabe qué aplica ni cuándo fumiga y tampoco parece haber interés por parte del gobierno local, a cargo de la fiscalización y control.

“Fuimos a Desarrollo Productivo a presentar una nota amparándonos en la Ley de Libre Acceso a la Información Ambiental para saber si esta persona estaba inscripta. Nos tuvieron dos meses y la respuesta terminó siendo que el tipo no está inscripto en el programa; nos dijeron que está violando la ley pero nos derivaron a otra área: como Estado nos mandaron a los particulares a pedir que controlen lo que pasa”, graficó Daniela, respecto a la inacción del Estado y el desinterés por la problemática.

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En ese sentido, la joven reparó en la presencia, en el barrio, de casos de chicos y grandes con asma, alergia y sarpullidos crónicos, cuadros que se agudizan cada vez que se fumiga el campo, que se extiende prácticamente por todo el barrio. Por eso, destacó la importancia de la organización, para difundir la problemática, concientizar a los vecinos y trabajar para mejorar la calidad de vida de los marplatenses.

“Nosotros lo que vemos es que está la cautelar vigente y no sirve de nada porque no se cumple. Acá se aplican agroquímicos, se hace con el mosquito, y sabemos que es de madrugada para evitar problemas. El tema es que el Estado no controla, nadie está atento al incumplimiento de las ordenanzas y, en este caso, de una resolución judicial”, sostuvo e hizo hincapié en lo “perverso” del sistema de producción actual.

Al respecto, e independientemente de las fumigaciones, Tomás consideró que hoy en día “está todo dado para hacer las cosas bien pero no hay voluntad”. “Por eso creemos que solo nos queda la organización de base, con los vecinos, porque somos los que realmente pagamos los platos rotos; nosotros estamos convencidos de que hay otra forma de producir alimentos y no nos comemos eso de la Buenas Prácticas Agrícolas porque vemos que no pasa nada”, expuso.

 LA SALUD, EN RIESGO 

A partir de la falta de un relevamiento dentro del sistema de salud municipal, resulta prácticamente imposible vincular ciertos síntomas o afecciones con la aplicación de los agroquímicos. Entonces, solo quedan los numerosos estudios, no solo locales sino globales, que dan cuenta de los peligros de las fumigaciones y de sus efectos en la salud, sobre todo cuando la exposición es prolongada, como en el caso de los vecinos que son fumigados desde hace años.

Pareciera que el concepto es creer o reventar. Es que, el sistema capitalista y el movimiento de grandes montos de dinero detrás del negocio de la producción agropecuaria lograron desmerecer el tema, transformarlo en una lucha entre unos y otros y dejar de lado lo más grave: la salud de los vecinos.

“Hoy nosotros nos enfrentamos al productor, que por ahí es un laburante, pero el problema es el sistema porque el Estado no regula ni controla y beneficia a este modelo, que siempre queda intacto. Por eso nos interesa denunciar la responsabilidad de quienes gobiernan”, ahondó Tomás, quien mencionó la inacción de la nueva gestión también, dado que desde abril los vecinos del barrio intentan denunciar esta situación, pero “parece ser que están esperando la presión de la sociedad para hacer bien las cosas”.

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En ese contexto, para la Asamblea se torna difícil también generar conciencia cuando lo que se sabe es poco y nada y el Estado no se ocupa de advertir ni concientizar. “Cuesta hacer el trabajo, hay mucha gente que se enferma todo el tiempo pero no lo relaciona con este tema; ese el laburo que queremos hacer desde la Asamblea, porque intentamos hacerlo con la salud pública municipal pero no hubo interés”, apuntó Daniela.

En ese sentido, ambos jóvenes destacaron la realización de relevamientos epidemiológicos en la zona, que se volverán a repetir en agosto a partir de un trabajo en conjunto con la Cátedra Abierta de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). La idea es conocer cuál es la percepción socioambiental del vecino y a partir de ahí poder trabajar con la problemática de los agroquímicos.

“Hubo una médica que había empezado un relevamiento para que cuando se encontraran casos ‘sospechosos’ se hicieran ciertas preguntas respecto al uso de agroquímicos.  Pero después intervino el Municipio, le puso el sello y quedó en la nada”, recordó Tomás, respecto a la experiencia impulsada por la especialista María del Carmen Martín con el objetivo de sistematizar la información, en especial en los sectores linderos al cordón frutihortícola.

CONCIENTIZAR Y DIFUNDIR

Ante este escenario adverso, y al no recibir respuestas respecto al control de las normas que regulan la aplicación de agroquímicos en la ciudad, la Asamblea organizó una serie de actividades para difundir y concientizar. En ese contexto, y más allá de las reuniones semanales que se concretan los miércoles a las 15 en la plaza, el martes 21 de junio habrá una volanteada en Colón y Tarantino y el jueves 23, una charla a padres, vecinos y alumnos del Jardín de Infantes.

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12/06/2016