Viernes 29 de marzo | Mar del Plata
12/08/2018

La Cueva: del intento de suicidio al último abrazo con su hermano

Patricia Pérez Catán es una de las sobrevivientes del centro clandestino de detención que declaró en el juicio por delitos de lesa humanidad que se lleva a cabo en Mar del Plata.

La Cueva: del intento de suicidio al último abrazo con su hermano
(Fotos: Marcelo Núñez / QUÉ Digital)

Patricia Pérez Catán fue arrancada de la casa de sus padres el 31 de enero de 1977 mientras estaba junto a dos hermanos y una sobrina de menos de dos años, hija de otro hermano que en ese momento se encontraba desaparecido. Varios hombres vestidos de civil irrumpieron en el lugar, maltrataron a todos y se llevaron a Patricia -junto a su hermano Jorge- en el piso de la parte de atrás de un auto hasta La Cueva, que estaba ubicada en la Base Aérea Militar y fue uno de los cinco centros clandestinos que funcionó en Mar del Plata. Allí pasó algunas semanas entre sesiones de picana, un intento de suicidio y el último apretón de manos que se dio con su hermano, a quien nunca más volvió a ver y quien continúa desaparecido.

En las últimas semanas, el testimonio de Patricia fue uno de los que se sumó al juicio contra 43 imputados que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata por delitos de lesa humanidad cometidos dentro de la Subzona 15 y en “La Cueva” y la Base Naval. En el proceso se ventilan 272 hechos, de los cuales 133 víctimas se encuentran en calidad de desaparecidas, de 28 de ellas fueron encontrados sus cuerpos y 111 fueron liberadas en su momento luego de la detención ilegal.

Patricia Pérez Catán hoy es médica. En aquel entonces cursaba el quinto año de la carrera en la Universidad de La Plata y militaba en la Juventud Universitaria Peronista. De vacaciones, estaba en la casa de sus padres en Mar del Plata la noche del 31 de enero de 1977 cuando alrededor de las 21.30 un grupo de hombres de civil irrumpió en la vivienda en la que también estaban dos de sus hermanos -Jorge y Fernando- y una sobrina de unos dos años, hija de Alejandro, otro de sus hermanos que se encontraba desaparecido desde julio de 1976 junto a su pareja, y quienes luego serían liberados.

“Mi sobrina observaba todo, ya había vivido el secuestro de sus padres. Recuerdo el llanto terrible de esa bebé. Les pedía por favor que me dejaran alzarla, contenerla”, relató Patricia ante los jueces Roberto Falcone, Mario Portela y Alfredo Ruiz Paz, y recordó cómo la llevaron encapuchada y tirada sobre el piso de la parte de atrás de un auto.

En el marco del juicio, por el hecho del que ella y su hermano Jorge -que permanece desaparecido- fueron víctimas se encuentran imputados Norberto Benito Stura, Carlos Alberto Suárez y Alcides José Cerutti. Y por el de su hermano Alejandro Pérez Catán y su pareja Victorina Flores lo están Eduardo Jorge Blanco, Eduardo Carlos Frías, Raúl Cesar Pagano, Alfredo Raúl Weinstabl, Ernesto Davis, Luis Héctor Bonanni, Héctor Raúl Azcurra y Policarpo Vázquez.

JUICIO LESA HUMANIDAD MEGA CAUSA SUB ZONA XV  (2)

 LAS SESIONES DE TORTURA  

A lo largo de su extenso relato la mujer contó cómo se desarrollaban las sesiones de tortura con picana eléctrica: “Me interrogaban sobre personas que conocía. Yo estudiaba Medicina en la Universidad de La Plata, me preguntaban por compañeros, me preguntaban en qué militaba”.

Patricia contó que desde el primer momento en que llegó a La Cueva supo que su hermano Jorge también estaba ahí, en un cuarto ubicado prácticamente frente al de ella y describió cómo escuchaba su sufrimiento en las sesiones de tortura. “Cuando terminaban con uno, se seguía padeciendo el horror en otras personas“, expresó.

Los relatos sobre sus vivencias pasaron desde momentos en los que perdía la conciencia y se despertaba mientras le realizaban masajes cardíacos hasta recordar su decisión de suicidarse. “Después de esa sesión decidí que algo tenía que hacer. Pensé en quitarme la vida”, expresó y contó cómo con un pedazo de vidrio de una botella de Coca Cola intentó suicidarse. “Me desperté en una enfermería. Ya tenía vendadas y curadas las heridas, recuerdo ahí ver gente con uniforme militar”, expuso.

 LA DESPEDIDA DE SU HERMANO  

Ya de regreso en La Cueva y recuperada de las heridas que se había producido, a Patricia le comunicaron que la trasladarían a La Plata. “Calculo que en febrero me vienen a decir que me iban a trasladar y que iban a permitirme despedirme de mi hermano”, explicó y recordó el momento en el que la acercaron hacia el cuarto donde estaba encerrado. “Nos tomamos de las manos y esa fue la última vez que vi a mi hermano”, dijo, sumamente emocionada, y recordó que en todo momento los mantuvieron encapuchados en aquel encuentro.

Placa en la calle cordoba y falucho

Luego, su relato ahondó en el traslado en el baúl de un auto hasta La Plata, donde fue alojada durante algunos meses en el centro clandestino de detención La Cacha: “Cuando llego a ese otro lugar, me cuelgan de las muñecas y de los pies. Yo gritaba mucho hasta que logro que me descuelguen”.

Tras pasar unos seis meses allí Patricia fue “legalizada” y trasladada a la comisaría octava de La Plata y luego, en noviembre de 1978 sería liberada, tras pasar por un “Consejo de Guerra” que según recordó, “nunca dictó sentencia”. Durante su declaración, los fiscales le mostraron un declaración suya en esa instancia, en septiembre de 1978, con el objetivo de que la identificara y recordara las características del momento.

En la declaración también fue consultada sobre su reconocimiento a La Cueva, ya que cuando en 2007 se realizó el acto que señaló el lugar como centro clandestino de detención, Patricia pudo volver a recorrerlo: “A los que estuvimos después del acto se nos permitió ingresar el recorrer el lugar. Reconocí la bajada por la escalera. Estaba como modificado el lugar, pero la disposición estaba igual. Puedo afirmar totalmente que estuve ahí”. 

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