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15/01/2020

Maleteros: relatos de la precarización y la falta de respuestas en la Terminal

Elio es uno de los 28 trabajadores que mantiene el bloqueo a la espera de que el concesionario cumpla con regularizarlos ante la nula intervención provincial y nacional. “Nunca pensaron que nos íbamos a organizar”, sostienen.

Maleteros: relatos de la precarización y la falta de respuestas en la Terminal
(Fotos y video: Qué digital)
Sebastián Alí

Por: Sebastián Alí

De un lado la carpa que montaron en el ingreso de la Terminal, y del otro lado el cordón de turistas y choferes que pasa caminando hacia calle Misiones, con sus maletas a cuestas, rumbo a los colectivos estacionados en los alrededores. En el centro, Elio, que antes de empezar a contar su relato de precarización y falta de respuestas, les pide disculpas a cada uno de ellos por el bloqueo que mantiene junto a sus 27 compañeros desde hace cinco días a la espera de ser blanqueados por el concesionario de la Estación Ferroautomotora o en su defecto por las empresas, con un sueldo digno, aportes y una Aseguradora de Riesgos de Trabajo (ART).

La prácticamente nula intervención de las autoridades provinciales y nacionales, no solo desde que el conflicto tomó estado público el verano pasado sino desde que los maleteros comenzaron a organizarse para lograr ser reconocidos como trabajadores de la Terminal –como mínimo desde el traslado a Luro y San Juan- y dejar de depender de la propina, es lo que hoy hace que en pleno enero, el concesionario desoiga impunemente el mandato del pliego licitatorio, al igual que las empresas, como Plusmar y Vía Bariloche, que no aparecieron en ninguna de las audiencias en el Ministerio de Trabajo.

Hasta el momento, los trabajadores no tienen más acompañamiento que el apoyo de la CTA Autónoma Regional a cargo de Carlos Amodey, algún que otro turista que muestra algo de empatía y también destacan el seguimiento que está haciendo del caso la Municipalidad, tras haberlos recibido. Sin embargo, lamentan la inacción de los ministerio de Trabajo y de Transporte, y también cuestionan la cobertura sesgada que se está haciendo en los medios sobre la situación.

“NUNCA PENSARON QUE NOS ÍBAMOS A ORGANIZAR”

Muy buenas tardes, disculpen las molestias. Nosotros vivimos de la propina, la propina es nuestro sueldo. Gracias por la colaboración. Si pueden colaborar, se los agradecemos un montón.

Esa era la muletilla que utilizaba cada vez que llegaba un micro y la cual espera poder dejar atrás de una vez por todas.

Elio conoce de lleno la problemática, ya que desde hace 35 años trabaja como maletero. Comenzó en la vieja terminal -hoy Centro Cultural Estación Terminal Sur- y hoy es otro de los integrantes de la cooperativa de maleteros que se cansó y no piensa abandonar la medida de fuerza hasta obtener una propuesta decente.

“Nuestro día a día es siempre el mismo. Trabajamos a la propina y llevamos muchos años de lucha con este tema del blanqueo, para que nos reconozcan como trabajadores. Y nunca pudimos solucionar nada. Yo cuando empecé a trabajar en la terminal vieja ya hacía años que, la gente que ya estaba trabajando de esto, estaba luchando. Viene de años”, comenzó.

En invierno, cuando baja la afluencia de turistas, hay días en los que tanto Elio como sus colegas vuelven a sus casas con sólo 150 pesos en el bolsillo. “Acá en verano salvamos para pagar nuestras cuentas. En invierno te endeudás porque no te alcanza, porque encima la gente se enoja o te denigra por darte una propina, es jodido depender de eso. En temporada sí, podés llegar a llevarte 1000 pesos. Yo vengo acá con mis hijos porque no nos alcanza y pago 10 mil pesos de alquiler. Si nos llevamos 3000 pesos lo repartimos entre los cinco”, relató.

“Lo que estamos pidiendo es algo normal. Una mutual, un seguro de ART y que nos reconozcan como trabajadores, es algo normal para cualquier trabajador. El problema es que nunca pensaron que nos íbamos a organizar. Ahora nos complementamos, fuimos por la cooperativa y ahora apostamos a que nos reconozcan”, siguió.

TRABAJAR ENFERMOS, CON DOLORES Y DEJAR LA VIDA, SIN QUE NADIE SE HAGA CARGO


Cuando se enferman tienen que ir igual. No justamente porque alguien los obligue -porque nadie se hace cargo de ellos- sino porque los obliga la necesidad de llevar dinero a sus casas, los siete días de la semana. “Nosotros sufrimos mucho de las rodillas, de los codos, de la cintura pero venimos igual con dolor, lluvia o calor. No podemos faltar, de lunes a lunes estamos acá”, contó Elio.

Pero no sólo sufren el desgaste de su actividad, de levantar valijas y más valijas, sino que incluso padecen el hecho de tener que -inevitablemente- hacer de “seguridad” en el lugar: “La Terminal ya nos conoce, sabe quiénes somos. Hasta de seguridad le hacemos, porque no ponen policía. Somos los que paramos las peleas, los robos. A mí me pegaron con un fierro en la cabeza en un robo de dos valijas, cuando las fui a recuperar. Nadie se hizo cargo, y con la cabeza rota seguí trabajado. Fui a pedir a la empresa que me ayudara a comprar medicamentos porque no podía seguir trabajando y no me reconocieron nunca nada, ni al hospital me llevaron”.

En ese momento, también aportó su relato Alejandro, otro de los maleteros: “La temporada pasada una de las bodegas me dio en la cabeza y me dieron cinco puntos. Entre mis compañeros juntaron plata para llevarme a coser porque estuve horas en el Hospital Regional esperando a que me atiendan, nos cansamos y me llevaron a una clínica privada. Nadie me reconoció nada y al otro día estaba acá laburando. Estamos todos iguales. Vivimos el día a día, sin ART, sin mutual, sin aportes. Sin absolutamente nada”.

En cuanto a la relación con las empresas, más allá de que tienen buen trato con los empleados, no conocen ni las caras de los dueños: “Ellos no aparecen. Ellos no te ayudan con nada, ni cajas navideñas te dan. Vos no sos nada para ellos. Sos uno más y si no te gusta andate: así te dicen”.

Como esos, miles de relatos. Cuentan también que este martes falleció uno de sus compañeros, en su casa. Aseguran que, en parte, producto del desgaste y el desamparo de vivir toda una vida precarizado. “A otro compañero le dio un ACV y está en su casa sin poder trabajar. Lo estamos ayudando entre nosotros porque nadie se hace cargo de nada. El día de mañana le puede pasar a cualquiera de nosotros”, concluyeron.

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15/01/2020