Masivo acampe: por qué reclaman los que siempre reclaman
Las organizaciones sociales contienen a más de 6 mil personas con múltiples necesidades en Mar del Plata. El desempleo y la imposibilidad de garantizar un plato de comida todos los días, los motores de la nueva protesta.
Las puertas de la Municipalidad están otra vez -como ya se volvió costumbre- cerradas. Lo están porque afuera hay un masivo acampe que se inició este miércoles a la tarde y que durante este jueves se mantiene extendido por Luro y por Yrigoyen, esta vez desde San Martín hasta 25 de Mayo. El acampe apunta, una vez más, a exhibir la crisis social que atraviesan miles de vecinos de Mar del Plata. Esa crisis social se resume en cuestiones tan básicas y dolorosas como que familias enteras no tengan para comer y para las cuales las protestas y ollas populares se transforman en poder resolver el desafío diario de alcanzar un plato de comida caliente para sus hijos.
A medida que pasan las semanas, las movilizaciones y protestas de las organizaciones Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se suceden cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Es que en el fondo de los reclamos aparece la palabra “hambre” y todo se transforma en urgencia.
Los movimientos piden aunque sea que el intendente Carlos Arroyo los reciba y de respuestas a un petitorio que se repite: adhesión a la declaración de la emergencia alimentaria, aumento de las tarjetas de alimentos, mayores aportes a comedores y merenderos y, fundamentalmente, trabajo. Esta vez también sumaron las denuncias en torno a un “desmantelamiento” de la Dirección de la Mujer. Hasta este jueves al mediodía las puertas de la Municipalidad no se habían abierto para recibir a los dirigentes.
Esta vez los reclamos de las organizaciones, que forman parte de la vida cotidiana de miles de personas para lograr una mejora social, derivaron en un acampe masivo, como no se ha visto en el último tiempo, teniendo en cuenta su extensión. Las carpas y las familias instaladas alrededor de ollas populares se extienden por Luro y por Yrigoyen desde San Martín hasta prácticamente 25 de Mayo. En el acampe hay tantas familias que esta vez la organización incluyó algunos baños químicos y un tanque de agua.
Mientras quienes están en el acampe y sus dirigentes sociales siguen escuchando la descalificación de algunos vecinos y siguen enfrentando los prejuicios de algunos comunicadores o periodistas con la palabra “vagos” como punta de acusación porque siempre son los mismos los que reclaman, frente a la Municipalidad se ve a familias enteras sentadas en la calle comiendo guiso, pollo o lo que haya porque esta vez -como no muchas- tienen la certeza de poder comer.
“Estamos en una olla popular continuamente en el acampe y más de una familia resuelve la comida caliente de los chicos o de todos sus integrantes porque en sus hogares no pueden”, advierte el histórico dirigente Ubaldo Véliz, de la CCC. Señala que “Mar del Plata está mal” porque hay “una política dañina que no quiere a la clase trabajadora” y reclama que el “gobierno municipal sigue haciendo oídos sordos como que acá no pasa nada”.
Según sus cálculos, las tres organizaciones hoy contienen a alrededor de 6 mil personas en diversos barrios de la periferia.
“El día a día muchos de los compañeros vamos a hacer algo social en relación a los proyectos productivos que tenemos, como huertas, y después tenemos que resolver el tema de la monedita para tener en el merendero a la tarde o hacemos un viandazo a la noche con lo que conseguimos pidiendo a los almaceneros del mismo barrio”, relata y define: “Estamos sobreviviendo, pero queremos vivir feliz, con trabajo“.
