Sábado 20 de abril | Mar del Plata
04/01/2021

Posada del Inti: de “poner el pecho” en la pandemia a cerrar dispositivos en 2021

A pesar del coronavirus, el trabajo de la comunidad terapéutica se mantuvo, pero podrían cerrar dos de los dispositivos ante las dificultades económicas derivadas de un insuficiente apoyo estatal.

Posada del Inti: de “poner el pecho” en la pandemia a cerrar dispositivos en 2021
(Foto: archivo / Qué digital)

La comunidad terapéutica Posada del Inti atravesó un 2020 de intensa tarea porque no solo no paró de trabajar, sino que además la pandemia de coronavirus potenció los factores que hacen al consumo problemático de sustancias. Sin embargo, las falencias económicas que arrastra la institución ante la falta de un acompañamiento adecuado por parte del Estado para con el tratamiento de adicciones lleva a serias dificultades en su financiamiento y al posible cierre de dos de los dispositivos durante 2021

A pesar de la pandemia de coronavirus, desde Posada del Inti “pusieron el pecho”. Así define su presidente, Fabián Messina, el trabajo que realizaron desde la institución durante el año en el que debieron ingeniárselas para poder mantener los tratamientos de jóvenes por consumo problemático de sustancias y los gastos extras que se originaron por la emergencia sanitaria. Sin embargo, a pesar de la ardua tarea de los 80 trabajadores de las cinco sedes para dar cobertura a 180 usuarios (60 de ellos ambulatorios), la disminución de sus servicios en 2021 parece inevitable.

Primero, el año saliente. A modo de balance del 2020, en diálogo con Qué digital Messina sintetizó: “Hay luces y sombras. Las cuestiones más significativas que habría que subrayar como positivas son el coraje y la empatía de los equipos. Estar al pie del cañón las 24 horas y los 7 días de la semana, de manera presencial y cuerpo a cuerpo. Todo el año estuvimos trabajando con el coraje de un equipo que atiende desde el que viene de la calle hasta el que está internado todo este tiempo”, señaló.

Parte de las garantías para poder llevar adelante un trabajo clave que se funda en la presencialidad, tuvo que ver con la implementación de un estricto protocolo sanitario que incluyó, por ejemplo, la suspensión de visitas y la instalación de un dispositivo apartado del resto para generar “burbujas” dentro de la atención de los nuevos pacientes. Además, esa circulación sectorizada hizo que los casos de coronavirus que se dieron en la comunidad pudieran ser debidamente controlados.

Pero en los primeros meses, para reducir al máximo la circulación en la comunidad y para facilitar el acceso a los tratamientos a los pacientes, debieron hacer fuertes inversiones en soledad para adaptarse: “En principio solo iban los operadores y cuestiones puntuales que estaban de guardia. Después se hacía por videollamada. Tuvimos que reestructurar todo, contratar banda ancha donde no teníamos, comprar los celulares y dispositivos para que esto funcione”, enumeró Messina.

“Pero si un pibe no tiene teléfono y no tiene privacidad, no puede hacer la teleterapoa y ahí es donde tenés que poner el pecho. Ahí es donde siento que Posada del Inti estuvo a la altura de la necesidad de los que pedían a gritos porque esto (NdR: la cuarentena) no frenó para nada el tema del consumo“, aclaró.

Posada del Inti (Foto archivo / Qué digital)

A la hora de graficar el impacto de la pandemia y la cuarentena en la salud psíquica y en el consumo problemático, no dudó en indicar una potenciación de los factores que llevan a ese flagelo: “Si nosotros entendemos que el fenómeno del consumo problemático tiene que ver con una conflictividad primaria que es cierta situación relacionada al conflicto o la situación del hogar, la pandemia y el encierro apuntaba a que el núcleo familiar se junte. Era volver al lugar al lugar donde se sentían expulsados. A partir de ahí fueron aparecieron situaciones que potenciaron el consumo o pibes que se iban de la casa y no cumplían el protocolo”, describió.

En lo que respecta a los tratamientos luego de las modificaciones del sistema de ingreso de pacientes a las becas del Sedronar -lo cual había traído incertidumbre sobre la continuidad de los tratamientos- Messina lamentó que el proceso se burocratizó mucho más pero que de todas maneras pudieron sostener la demanda de tratamientos.

De todas maneras, aclaró que la pandemia no generó un incremento significativo del consumo problemático más allá del aumento sostenido que mantiene año a año la problemática en las últimas décadas, aún sin un acompañamiento proporcional por parte de los gobiernos.

Más allá de las actualizaciones por inflación del financiamiento por parte del Estado -solamente del Sedronar, no así de la Municipalidad o de la Provincia de Buenos Aires-, no recibieron ingresos extras por la pandemia y los gastos se multiplicaron de manera desorbitante por la readaptación de las instalaciones y para garantizar los tratamientos remotos. Además, por ejemplo, el hecho de tener que limitar las salidas de la comunidad por la cuarentena, los costos de asistencia no solo se mantuvieron sino que se elevaron.

En tiempos donde se habla hasta el hartazgo de salud, la atención eficiente de las adicciones no tiene un lugar preponderante que debiera tener en la agenda estatal. Garantizar que el Estado pueda dar respuesta junto a las asociaciones civiles y organizaciones a todo aquel que necesita un tratamiento es el gran desafío de cara al año 2021.

Hay una gran deuda por parte del acompañamiento del Estado. Pero del acompañamiento real, más allá de los números y los relatos. Cualquiera en Mar del Plata sabe las dificultades que tienen las personas para ingresar al tratamiento. Algo está pasando. Si tiene más facilidades para acceder a la salud o a un tratamiento alguien que tiene una prepaga, y aquel que no posee recursos no tiene acceso a la salud, algo se está haciendo mal“, reiteró Messina.

“Paradójicamente nosotros sabemos que se viene un año dificilísimo. De por sí nosotros vamos a cerrar uno o dos espacios de internación porque no lo podemos sostener. La Provincia no nos da aumentos de partidas. El Estado no ha estado a la altura. Entonces hoy ni siquiera tiene que ver con una cuestión de falta de pago, sino que no se pueden sostener los tratamientos con los convenios que bajan de los organismos estatales. Para nosotros el desafío será tratar de transitar el quiebre de una organización de 20 años de trabajo al tener que cerrar un dispositivo y dejar a compañeras y compañeros sin trabajo, achicar el acceso a la salud y pensar en función de la posibilidad de subsistir”, graficó.

“Después de 20 años en la institución yo me desgasté muchísimo chocando con los gobiernos. Me cansé, estoy agotado, no tengo mas fuerzas para seguir peleando”, lamentó Messina al definir la reducción de la comunidad como una de las situaciones “más tristes desde que funciona Posada del Inti”.

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04/01/2021